Alerta en Nueva York: caso local de virus chikungunya despierta preocupaciones sobre enfermedades transmitidas por mosquitos

Tras seis años sin casos locales en EE. UU., un caso de chikungunya en Long Island revela riesgos emergentes para la salud pública en zonas urbanas del noreste

En un desarrollo que ha prendido las alarmas entre funcionarios de salud, Nueva York ha confirmado su primer caso local del virus chikungunya, una enfermedad viral transmitida por mosquitos, marcando el primer caso autóctono en Estados Unidos en más de seis años.

Aunque aún no se detecta transmisión activa del virus en la región, este hallazgo en Long Island pone de manifiesto los crecientes desafíos que plantea el cambio climático, la globalización y la rápida urbanización para la salud pública, incluso en regiones tradicionalmente no asociadas con enfermedades tropicales.

¿Qué es el chikungunya?

El virus chikungunya, cuyo nombre proviene del idioma makonde (hablado en Tanzania y Mozambique) y significa "encorvado" o "retorcido", en referencia al fuerte dolor articular que causa, fue identificado por primera vez en Tanzania en 1952.

Los síntomas más comunes incluyen:

  • Fiebre súbita
  • Dolor en las articulaciones (a menudo incapacitante)
  • Dolor muscular
  • Dolor de cabeza
  • Erupción cutánea
  • Hinchazón en las articulaciones

Aunque rara vez es mortal, puede afectar gravemente a adultos mayores, bebés recién nacidos y personas con enfermedades crónicas como diabetes o hipertensión.

Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), la mayoría de las personas se recupera en una semana, aunque el dolor en las articulaciones puede persistir durante meses o incluso años en algunos casos.

¿Cómo se transmite y por qué este caso es preocupante?

El virus se transmite exclusivamente a través de la picadura de mosquitos infectados, principalmente Aedes aegypti y Aedes albopictus, dos especies que ya están presentes en buena parte del sur y noreste de Estados Unidos, incluyendo el área metropolitana de la ciudad de Nueva York.

Lo alarmante del caso confirmado en Nassau County, Long Island, es que la persona afectada no había viajado al extranjero. Según las autoridades, sí había salido de la región, pero se desconoce el lugar exacto donde fue infectada. Esto sugiere que la transmisión podría haber ocurrido dentro de EE. UU., aunque no haya aún evidencia fehaciente de mosquitos locales portadores del virus.

¿Qué dicen los expertos?

James McDonald, comisionado de salud del estado de Nueva York, dijo que el riesgo actual de transmisión es muy bajo, ya que los mosquitos tienen una actividad reducida en otoño. Sin embargo, alertó sobre la necesidad de prepararse para futuros brotes ahora que las condiciones climáticas, especialmente durante veranos más largos y cálidos, están permitiendo que estos vectores prosperen más allá de sus hábitats habituales.

"Este caso sirve como un recordatorio de que debemos seguir monitoreando activamente vectores como los mosquitos, ya que están adaptándose rápidamente a nuevas regiones debido al cambio climático", declaró McDonald.

Un vistazo a la expansión global del virus

Originalmente endémico en África y Asia, el virus ha mostrado en las últimas dos décadas una preocupante expansión mundial.

Algunos de los brotes más importantes han sido:

  • 2005-2006: Reaparición masiva en isla Reunión (océano Índico), con más de 250.000 casos.
  • 2013: Brote en el Caribe, el primero en el hemisferio occidental, extendiéndose luego a América del Sur y Central.
  • 2014: Casos esporádicos transmitidos localmente en Florida.
  • 2019: Último caso autóctono registrado en EE. UU. antes del actual.

¿Cuáles son las medidas de prevención recomendadas?

Aunque no existe una vacuna aprobada ampliamente ni tratamiento antiviral específico, la prevención es clave. Las autoridades sanitarias recomiendan:

  • Usar repelentes de insectos con DEET, picaridina o IR3535.
  • Vestir ropa de manga larga y pantalones largos, especialmente al amanecer y al anochecer.
  • Instalar o reparar mosquiteros en puertas y ventanas.
  • Eliminar aguas estancadas (floreros, neumáticos, cubetas), donde los mosquitos depositan huevos.

También llaman a los profesionales de la salud a considerar el diagnóstico de chikungunya en pacientes con fiebre, erupción cutánea y dolor articular, particularmente si han viajado, incluso dentro del país.

Tensiones entre riesgos epidémicos y sistemas de salud locales

Este único caso confirmado podría parecer aislado, pero ha generado preocupación entre epidemiólogos y funcionarios sobre la capacidad de respuesta de salud pública en escenarios similares. Algunas preguntas clave que surgen:

  • ¿Están los sistemas locales preparados para detectar más casos?
  • ¿Se hará seguimiento activo en las zonas donde reside la persona infectada?
  • ¿Hay suficiente cobertura de vigilancia entomológica en zonas suburbanas?

Además, el hecho de que el chikungunya no pueda transmitirse entre personas directamente, podría generar una falsa sensación de seguridad, cuando la capacidad de los mosquitos para actuar como vectores de múltiples virus sigue siendo una amenaza latente para la salud colectiva.

Otros virus transmitidos por mosquitos en EE.UU.

No es la primera vez que un virus típicamente tropical sorprende a los estadounidenses. De hecho, el virus del Nilo Occidental ya ha causado miles de casos y varias muertes en territorio estadounidense desde 1999. Otros virus preocupantes que también pueden ser transmitidos por mosquitos locales son:

  • Virus del Cañón Jamestown: más común en el medio oeste y noreste.
  • Encefalitis Equina del Este (EEE): altamente peligrosa, con baja incidencia pero alta tasa de mortalidad.
  • Zika: ampliamente mediatizado en 2016 por causar microcefalia en recién nacidos.

Todos estos representan un patrón claro: ni las grandes ciudades ni los suburbios densamente poblados están exentos.

¿Qué podemos aprender de este caso?

El recién confirmado caso de chikungunya en Long Island no es motivo de pánico, pero sí de alerta. Nos recuerda:

  1. La vulnerabilidad creciente de las zonas urbanas a enfermedades infecciosas emergentes.
  2. La urgencia de contar con una infraestructura de salud pública moderna y adaptable.
  3. La importancia de la educación sanitaria ciudadana: conocimiento sobre medidas de prevención y síntomas.
  4. La necesidad de monitorización y respuesta rápida ante detección de vectores.

Y quizás lo más importante —nos enfrenta con el hecho de que la salud pública ya no puede considerarse ajena al medio ambiente. La capacidad de mitigar enfermedades como el chikungunya dependerá no solo de los hospitales, sino también de cómo manejamos el cambio climático, la planificación urbana y cómo participamos todos, como comunidad, en mantenernos protegidos.

Hoy, es Long Island. Mañana, podría ser cualquier vecindario del país.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press