Elecciones bajo tensión en Camerún: ¿Comienza el ocaso de Paul Biya tras 40 años en el poder?

El opositor Issa Tchiroma clama victoria en unas elecciones marcadas por la incertidumbre, mientras el país aguarda los resultados oficiales en una nación gobernada por el presidente más longevo del mundo.

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Por décadas, Camerún ha sido un país donde los vientos del cambio democrático se disipan ante la imperturbable figura de Paul Biya. Con 92 años y más de 40 en el poder, Biya ha sido sinónimo de continuidad, pero también de estancamiento. Sin embargo, las elecciones del 12 de octubre de 2025 podrían marcar un antes y un después en la historia política del país africano.

Issa Tchiroma Bakary, de 76 años, exministro y antiguo portavoz del gobierno, sorprendió al declarar su victoria en estas elecciones, desatando una ola de reacciones tanto entre la ciudadanía como en las filas del oficialismo. Su anuncio no solo reavivó las esperanzas de una transición política, sino también elevó las tensiones en un país donde el poder ha estado fuertemente centralizado y cuestionado por acusaciones de fraude e irregularidades.

Las cifras detrás del régimen Biya

Paul Biya asumió la presidencia en 1982, sucediendo a Ahmadou Ahidjo, primer presidente tras la independencia de Camerún de Francia en 1960. Desde entonces, Biya ha presidido elecciones que a menudo han sido tildadas por observadores internacionales como deficientemente transparentes.

  • 40+ años en el poder: El presidente más longevo en funciones a nivel mundial.
  • 92 años de edad: Biya gobierna en un país donde más del 60% de la población tiene menos de 25 años (ONU, 2022).
  • En las elecciones de 2018, Biya obtuvo más del 70% de los votos, en un proceso criticado por la baja participación y falta de garantías electorales.

En contraste, Camerún sufre profundas crisis estructurales. Según el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional, el país se encuentra entre los 30 más corruptos del mundo, y también lucha contra un conflicto armado en el oeste donde grupos separatistas exigen la independencia de las regiones de habla inglesa.

¿Quién es Issa Tchiroma?

Issa Tchiroma no es un outsider. Su figura ha orbitado alrededor del poder, siendo parte del gabinete de Biya durante años hasta renunciar en 2024 para lanzar su candidatura. Su campaña obtuvo respaldo de varios partidos opositores y grupos de la sociedad civil desencantados con el prolongado mandato de Biya. Tchiroma alertó al país y al gobierno sobre los riesgos de ignorar "la verdad de las urnas".

“Nuestra victoria es clara, debe respetarse”, afirmó Tchiroma en una directa publicación en Facebook. Insistió en que revelará resultados regionales próximamente, desafiando los avisos legales del gobierno que considera la publicación de datos extraoficiales como “alta traición”.

¿Un déjà vu político?

El escenario actual es inquietantemente parecido al de 2018, cuando el candidato opositor Maurice Kamto también se proclamó vencedor antes de los resultados oficiales. Kamto fue arrestado y sus seguidores, reprimidos. Una constante en la política camerunesa es la reacción autoritaria ante propuestas de alternancia.

La ley electoral camerunesa utiliza un sistema de ronda única, declarando ganador al candidato más votado sin necesidad de una segunda vuelta. Es un sistema que tiende a favorecer al mandatario vigente, especialmente en contextos de fragmentación opositora como el actual (11 candidatos de oposición participaron en los comicios).

Biya: ¿El fin de una era?

Más allá de los resultados, las elecciones de 2025 plantean una interrogante ineludible: ¿Quién sucederá a Biya? La avanzada edad del presidente y su desaparición progresiva del ojo público —salvo en apariciones esporádicas— intensifican la incertidumbre. No se ha señalado a un heredero claro dentro de su partido, el RDPC (Rassemblement Démocratique du Peuple Camerounais), lo que genera especulaciones sobre luchas internas una vez el poder quede vacante.

Además, hay sectores dentro del partido oficialista que consideran los intentos de transición una amenaza a sus intereses personales y económicos. El aparato estatal ha sido estructurado para sustentar la lealtad mediante el clientelismo político, y una victoria opositora supondría la pérdida de privilegios extendidos durante décadas.

La juventud y la calle, cada vez más impacientes

Con un promedio de edad nacional de 18 años, el creciente descontento entre los jóvenes es una bomba demográfica y política. Miles han emigrado o lo intentan cada año por falta de oportunidades. Las redes sociales reproducen ese descontento con memes, debates y llamados a la movilización.

Organizaciones juveniles y de derechos civiles coincidieron en que esta elección podría marcar el inicio del verdadero cambio, aunque temen una respuesta violenta del régimen como ha ocurrido anteriormente. Las protestas no se han hecho esperar desde el anuncio autoproclamado de Tchiroma y podrían aumentar si los resultados oficiales, esperados antes del 26 de octubre, confirman una controversia.

Un país con riquezas, pero sin progreso

Camerún posee importantes recursos naturales: petróleo, gas, bauxita, madera. Pese a ello, el país ha experimentado un estancamiento económico y social: cerca del 40% de su población vive por debajo del umbral de la pobreza, según el Banco Mundial.

La corrupción es uno de los principales lastres. Las infraestructuras básicas siguen deficientes, los hospitales públicos colapsan y el desempleo juvenil supera el 30%, especialmente en zonas rurales.

“El problema no es la falta de recursos, sino la mala gestión de los recursos”, aseguran desde el colectivo de jóvenes activistas Nueva Generación Camerunesa.

Tensión institucional y expectativa global

La Comisión Electoral aún no ha emitido cifras oficiales, y el Consejo Constitucional —único organismo autorizado para declarar resultados— ha reiterado su autoridad en esta materia.

El ministro de Administración Territorial, Paul Atanga Nji, advirtió que publicaciones no autorizadas serán consideradas delitos graves. Esto añade un nuevo nivel de tensión, dado que el pasado muestra cómo el aparato de seguridad camerunés ha usado leyes de sedición para silenciar voces disonantes.

Mientras tanto, la comunidad internacional observa con moderada preocupación. Ningún actor internacional fuerte ha intervenido de momento, pero los EEUU, Francia y la Unión Africana se mantienen atentos, sabiendo que la estabilidad de Camerún es clave en una región ya afectada por conflictos recurrentes.

¿Habrá transición real o repetición del ciclo?

En una sociedad cada vez más informada y conectada, el control absoluto se hace insostenible. Si los reclamos de Tchiroma se sostienen con evidencias y las instituciones camerunesas —especialmente las castrenses— muestran neutralidad, podríamos estar ante el principio de una apertura política real.

No obstante, si la historia pesa más que la voluntad de cambio, cabe esperar otra repetición del patrón habitual: alegaciones desestimadas, represión y el eterno retorno de Biya al poder. Lo que está claro es que Camerún se encuentra ante una encrucijada histórica.

Como dijo el politólogo camerunés Achille Mbembe en una entrevista al diario Le Monde en 2022: “No hay país que aguante eternamente esa distancia entre gobernantes inmortales y poblaciones ignoradas. Algo siempre estalla.”

Este artículo fue redactado con información de Associated Press