La deportación encadenada: el oscuro legado del WRAP en vuelos de ICE

Un análisis detallado del uso del dispositivo de restricción total en deportaciones estadounidenses y sus posibles violaciones a derechos humanos

Una herramienta de seguridad convertida en símbolo de abuso

En silencio y en la penumbra de la madrugada, decenas de inmigrantes fueron arrancados de sus celdas, esposados de pies y manos, y arrojados a un avión con destino a África Occidental. No eran fugitivos violentos ni delincuentes peligrosos. Muchos ni siquiera eran del país al que los enviaban. A bordo del vuelo, sus cuerpos eran inmovilizados dentro de un dispositivo llamado WRAP, algo que algunos describen como "una bolsa" o "el burrito".

Este instrumento, creado con la intención de proteger tanto a detenidos como a oficiales de policía en situaciones de alto riesgo, ha terminado siendo utilizado bajo condiciones cuestionables por Immigration and Customs Enforcement (ICE), la agencia de inmigración de Estados Unidos. Según múltiples testimonios, su uso no responde a necesidades reales de seguridad, sino a la disciplina, la intimidación o el castigo silencioso.

¿Qué es exactamente el WRAP?

El WRAP es una camilla de restricción fabricada por la empresa Safe Restraints Inc.. Su diseño rígido y ajustado impide casi completamente el movimiento del cuerpo: aprieta las piernas, inmoviliza los brazos y restringe el torso con varias correas. En casos específicos, ICE ha añadido modificaciones como un anillo metálico para encadenar las manos al frente y grilletes acolchados para los codos.

Este equipo fue introducido en los años 90 como una alternativa al peligroso “hog-tying” (atado de manos y pies espalda con espalda) y rápidamente ganó popularidad en cárceles y cuerpos policiales. Actualmente, más de 1,800 departamentos de policía en EE. UU. lo utilizan, y la empresa asegura haber vendido más de 10,000 unidades.

La diferencia entre "control" y "castigo"

Su fabricante insiste en que, cuando es aplicado correctamente, el WRAP previene lesiones y permite una intervención médica más rápida. Sin embargo, múltiples testimonios y demandas presentadas ante tribunales federales sugieren un patrón alarmante de mal uso. En varios casos, los detenidos ya estaban esposados de pies y manos antes de ser colocados dentro del WRAP.

“Esta experiencia ha sido como ser secuestrado”, relató un migrante nigeriano detenido y deportado a Ghana sin razón clara, entrevistado desde el campo de detención en el que permanecía. Su caso forma parte de una demanda federal activa en EE. UU.

Estadísticas y muertes relacionadas

La Associated Press identificó al menos 43 casos en los últimos 10 años donde el WRAP se usó en personas que terminaron muriendo. En 12 de esos casos, las autopsias confirmaron que la "restricción" jugó algún papel en la causa de muerte.

  • En Virginia Beach, el uso del WRAP contribuyó a la asfixia posicional y mecánica de Rolin Hill, quien fue golpeado mientras estaba inmovilizado.
  • Othel Moore Jr. murió en Missouri tras ser gaseado, encapuchado con una mascarilla para escupir y encerrado en el WRAP. Su muerte fue causada por asfixia según la autopsia.

ICE continúa utilizando el dispositivo incluso después de alertas internas. Un reporte de 2023 del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) expresó “serias preocupaciones” respecto a la ausencia de entrenamiento formal y protocolos claros para su aplicación, pero esas advertencias fueron ignoradas.

Gastos gubernamentales y responsabilidades cuestionables

Desde 2015, el gobierno estadounidense ha gastado al menos $268,523 dólares comprando estos dispositivos, y un 91% de esas compras corresponden a mandos durante la presidencia de Donald Trump, según documentos públicos.

A pesar de múltiples solicitudes, ICE se niega a proporcionar registros de cuándo y por qué se usa el WRAP durante deportaciones. Esta opacidad ha encendido las alarmas de abogados y activistas de derechos humanos.

Testimonios de horror y angustia

Los relatos de quienes han sido envueltos en el WRAP son de trauma físico y psicológico. Algunos migrantes aseguran haber estado dentro del dispositivo por más de 16 horas, incluyendo vuelos intercontinentales y traslados terrestres sin posibilidad de moverse, comer o ir al baño.

Un salvadoreño, Juan Antonio Pineda, fue supuestamente colocado en el WRAP cuando se negó a firmar documentos de deportación incorrectos. Según su esposa, ICE lo lesionó físicamente e insistió en llevarlo a México, a pesar de estar legalmente en EE. UU. El video que presentó a los medios muestra su brazo enyesado y un ojo morado.

“Me llevaron como si fuera un cadáver, atado como un mueble", dijo otro migrante camerunés deportado. Una frase que resume no solo una experiencia traumática, sino la sensación de haber perdido su dignidad humana en medio de un sistema deshumanizante.

¿Falta de política o intención deliberada?

La agencia argumenta que el WRAP es una medida "estándar" necesaria para garantizar la seguridad de todos los implicados. Sin embargo, ni ICE ni el DHS han revelado bajo qué circunstancias exactas se autoriza su uso, ni cómo se entrena a los oficiales para aplicarlo correctamente.

La ausencia de transparencia ha llevado a académicos como Fatma Marouf, profesora de derecho en Texas A&M, a cuestionar su legalidad: “Ser inmovilizado de esa manera puede tener consecuencias psicológicas graves. Esto debería usarse solo como último recurso”, afirma.

El impacto sicológico y físico

Más allá de los daños físicos —como contusiones, dislocaciones y lesiones en la piel por presión constante—, los efectos mentales son duraderos. Un exdetainee africano recordó su vuelo de más de 10 horas, completamente inmovilizado, como “el evento más doloroso de mi vida”. Otro describió haber sido mantenido amarrado frente a los demás presos como elemento de disuasión.

La hendidura legal: ¿violaciones a tratados internacionales?

El uso del WRAP por migración puede entrar en conflicto con la Convención contra la Tortura de las Naciones Unidas, de la que Estados Unidos es signatario. Esta convención prohíbe prácticas que generen daño físico o mental innecesario a personas bajo custodia.

Noah Baron, abogado de varios de los deportados, lo resume así: “El uso de estos dispositivos es inhumano e incompatible con los valores fundamentales de nuestra nación.”

Disfraz de legalidad, esencia de castigo

Aunque existen mecanismos judiciales abiertos, la mayoría de los detenidos no tiene acceso efectivo a abogados antes de ser deportados, lo que les deja sin herramientas para cuestionar el uso del WRAP o plantear posibles quejas sobre su tratamiento.

Mientras tanto, ICE continúa deportando en vuelos fuertemente vigilados, utilizando un dispositivo que cada vez más voces califican como una forma moderna de tortura.

En palabras de un exdetainee camerunés: “Cuando te colocan el WRAP, ya no eres un ser humano. Eres un objeto que deben transportar sin que cause problemas.”

¿Hasta cuándo?

El WRAP, que un día prometió ser una medida de intervención humanitaria, se ha convertido para muchos en una pesadilla. Su uso por ICE representa un equilibrio peligroso entre mantener el orden y vulnerar derechos humanos fundamentales. Lo que está en juego ya no es solo el manejo migratorio, sino el alma del sistema de justicia de Estados Unidos.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press