Stellantis anuncia una inversión histórica de $13 mil millones en EE.UU.: ¿Un renacer para la industria automotriz estadounidense?
La gigante automotriz busca aumentar su producción en un 50% y crear más de 5.000 empleos con el mayor plan de expansión en su historia
Stellantis apuesta fuerte por EE.UU.
La compañía automotriz Stellantis, formada en 2021 por la fusión de Fiat Chrysler y PSA Peugeot, está lista para hacer historia en Estados Unidos. Con una inversión de 13.000 millones de dólares en los próximos cuatro años, la empresa busca reinventar su posición en el mercado estadounidense y fortalecer su presencia manufacturera dentro del país.
Este anuncio no solo representa la inversión más grande en la historia de la compañía en suelo estadounidense, sino que también forma parte de un ambicioso plan para aumentar en un 50% la producción de vehículos nacionales y generar más de 5.000 nuevos empleos distribuidos en plantas en Illinois, Ohio, Míchigan e Indiana.
El futuro: cinco nuevos modelos y 19 rediseños
Como parte de esta transformación, Stellantis planea lanzar cinco nuevos modelos. Entre ellos, resalta el regreso del popular Dodge Durango, que será ensamblado en Detroit, y una nueva camioneta mediana que se ensamblará en Toledo, Ohio. Además, la compañía renovará al menos 19 modelos actuales y sus respectivos trenes motrices de aquí hasta 2029.
Antonio Filosa, CEO de Stellantis en Norteamérica, aseguró que:
“Esta inversión en EE.UU. —la más grande en la historia de la empresa— impulsará nuestro crecimiento, fortalecerá nuestra huella manufacturera y generará más empleos en los estados que consideramos hogar.”
Buscando reducir el impacto arancelario
Uno de los principales objetivos de esta expansión es mitigar los efectos de los costos arancelarios, que se estima llegarán a 1.700 millones de dólares este año, producto de las tarifas impuestas a los vehículos fabricados en México y Canadá. La apuesta de Stellantis es clara: producir más dentro de EE.UU. para reducir la dependencia de importaciones y aumentar los beneficios locales.
Actualmente, Stellantis fabrica 8 millones de los 16 millones de autos que vende en EE.UU. dentro del país, mientras que otros 4 millones provienen de México y Canadá. Los restantes 4 millones son importados desde Asia y Europa. La meta es reforzar significativamente el primer grupo con esta inversión.
El regreso de modelos icónicos
Además del nuevo Dodge Durango, Stellantis reintroducirá vehículos que habían sido descontinuados, como el Jeep Cherokee, que volverá a producirse en México, y el Dodge Charger con motor de combustión interna (ICE), una jugada estratégica en medio del auge global por los vehículos eléctricos.
Este enfoque resalta un punto clave en la estrategia de la compañía: no abandonar por completo los motores a combustión ante las persistentes demandas del mercado estadounidense, donde los V8, como el Ram Hemi relanzado recientemente, siguen gozando de popularidad.
Stellantis en cifras: un panorama mixto
- 34 plantas manufactureras, centros de distribución de repuestos y sitios de investigación y desarrollo en 14 estados de EE.UU.
- Inversiones dirigidas a fortalecer fábricas estratégicas en Illinois, Indiana, Michigan y Ohio.
- Caída del 25% en los envíos de vehículos en EE.UU. durante la primera mitad del año, atribuida a la reducción en la importación de automóviles nacionales.
A pesar de este plan ambicioso, la compañía continúa lidiando con dificultades financieras. En el primer semestre del año, Stellantis reportó pérdidas de 2.300 millones de euros (aproximadamente 2.700 millones de dólares). Dichas pérdidas están influenciadas tanto por los aranceles como por cargos únicos y cambios operativos significativos.
Un renacimiento automotriz en medio de la incertidumbre
La industria automotriz estadounidense está en plena transformación. Mientras gran parte del mercado se orienta hacia la electrificación, Stellantis parece optar por una estrategia híbrida: impulsar sus modelos eléctricos y a la vez capitalizar el peso emocional y comercial de sus vehículos a combustión más icónicos.
Desde un punto de vista geopolítico, esta reestructuración también busca fortalecer la autonomía industrial de EE.UU. frente a crisis como la pandemia, guerras o conflictos comerciales, que han dejado en evidencia la vulnerabilidad de cadenas de suministro dependientes del extranjero.
¿Cómo afecta esto al consumidor estadounidense?
Este tipo de inversiones tiene varias implicaciones directas para el consumidor:
- Mayor disponibilidad de modelos ensamblados localmente, lo que podría reducir tiempos de espera y facilitar el acceso a repuestos.
- Estabilidad de precios: con unidades hechas localmente y reducción de tarifas, es posible que ciertos modelos se estabilicen en precio a mediano plazo.
- Más variedad: la reintroducción de modelos descontinuados y el lanzamiento de nuevos permitirá a los consumidores redescubrir opciones.
- Impacto laboral: la creación de más de 5.000 empleos tendrá un efecto indirecto en la economía local de los estados beneficiados.
¿Jugando a dos bandas entre el presente y el futuro?
Mientras que rivales como Tesla, Ford, y GM han puesto todas sus fichas en la electrificación, Stellantis mantiene por ahora una estrategia más ecléctica. Aunque cuenta con planes robustos de electrificación en Europa, en EE.UU. apuesta por una combinación de vehículos eléctricos, híbridos y tradicionales, alineándose con las preferencias del público estadounidense que aún no adopta masivamente los EV.
Según Statista, en 2023 apenas el 6.9% de las ventas de automóviles nuevos en EE.UU. correspondieron a vehículos eléctricos, en comparación con el 16% de Europa. Esto explicaría por qué Stellantis no ha querido acelerar bruscamente la transición.
¿Una estrategia ganadora?
Algunos analistas consideran la movida como una jugada inteligente frente al complejo panorama internacional. Al reducir la dependencia de productos importados y adaptarse a la demanda doméstica, Stellantis podría ganar terreno frente a competidores. Pero otros expertos advierten que sin una apuesta decidida por los eléctricos, corre el riesgo de quedarse rezagada frente al cambio global inevitable.
La verdadera prueba vendrá en los próximos años, cuando el mercado estadounidense madure lo suficiente como para adoptar en masa la movilidad eléctrica, y Stellantis deba decidir si acelera, frena, o cambia de carretera.
¿Y tú qué opinas?
¿Crees que esta inversión marcará el renacimiento automotriz de Stellantis en EE.UU.? ¿Estás listo para ver un nuevo Dodge Durango o un nuevo Charger rugiendo en tu ciudad? ¿O preferirías verlos en versión eléctrica? Cuéntanos en los comentarios.
Las próximas decisiones de Stellantis podrían cambiar no solo su destino, sino también la estructura misma de la industria automotriz estadounidense.