Crisis en Gaza: cadáveres no identificados, hostilidades latentes y una tregua en la cuerda floja
El conflicto entre Israel y Hamas se intensifica con la entrega de cuerpos no identificados, miles de desaparecidos y el frágil equilibrio de una tregua humanitaria que amenaza con romperse.
Un cuerpo, tres preguntas y una tregua amenazada
La guerra en Gaza, que dura ya dos años, volvió a acaparar la atención internacional luego de que Israel recibiera cuatro cuerpos de parte de Hamas dentro del marco de un intercambio durante la más reciente tregua. Pero una revelación inesperada elevó nuevamente la tensión: uno de los cuerpos no pertenecía a ninguno de los rehenes reconocidos por Israel.
El hallazgo no solo complica los esfuerzos diplomáticos por mantener el cese al fuego, sino que también siembra dudas sobre los procedimientos de identificación y sobre el estado de quienes aún permanecen desaparecidos dentro y fuera de los centros de detención israelíes y en el propio enclave palestino.
El drama de los desaparecidos palestinos
Según cifras del Centro Palestino para las Personas Desaparecidas y Detenidas Forzadas, entre 8.000 y 9.000 palestinos permanecen desaparecidos desde el inicio del conflicto hace dos años. Muchas de esas personas, afirman, fueron detenidas por fuerzas israelíes y no se ha vuelto a tener información sobre sus paraderos.
En un comunicado reciente, este centro instó a Israel no solo a entregar todos los cuerpos que tiene bajo custodia, sino también a proporcionar pruebas e información circunstancial sobre las causas de muerte y lo sucedido tras las detenciones arbitrarias.
El martes pasado, Israel entregó 45 cuerpos al Comité Internacional de la Cruz Roja sin identificación alguna. Las autoridades palestinas iniciaron inmediatamente el proceso de reconocimiento forense en hospitales como el de Nasser, donde los técnicos sacan fotografías y catalogan vestimentas u objetos encontrados con los cadáveres para su difusión en la web del Ministerio de Salud con la esperanza de que familiares puedan identificar a sus seres queridos.
El incierto origen de los fallecidos
Uno de los grandes misterios gira en torno a la procedencia exacta de estos cuerpos. Las posibilidades son múltiples: desde reclusos muertos en prisiones israelíes hasta palestinos cuyo cadáver fue exhumado de Gaza tras incursiones del ejército israelí. Y entre estas hipótesis también caben sospechas sobre ejecuciones extrajudiciales o condiciones inhumanas dentro de centros de detención.
El ejército israelí ha indicado que muchos de los cadáveres fueron recuperados como parte de sus operaciones de búsqueda de rehenes muertos, intensificadas después de ciertos intercambios y negociaciones que tuvieron lugar al margen de Egipto y Qatar.
Reanudación de la ayuda humanitaria y nuevas fricciones
Mientras la tragedia de los desaparecidos continúa desarrollándose, la ayuda humanitaria ha comenzado a llegar nuevamente a la Franja de Gaza, tras un parón de dos días.
El miércoles, el Creciente Rojo Egipcio anunció el movimiento de 400 camiones con alimentos, combustible y suministros médicos hacia el enclave costero. No obstante, el flujo dista mucho de lo acordado en el pacto de tregua anterior, que establecía el ingreso diario de 600 unidades.
Las razones oficiales para esta reducción no han sido comunicadas. El organismo israelí encargado de coordinar la ayuda humanitaria, COGAT, notificó a ONG y agencias internacionales que permitiría el paso de solo la mitad del volumen pactado. Aunque evitó confirmar si tal decisión se ha implementado de forma definitiva, la medida acentúa una grave precariedad humanitaria en territorio gazatí.
Israel y Hamas: guerra abierta por los cuerpos
El conflicto por los cuerpos no identificados y el ritmo de la ayuda ha encendido nuevos cruces entre Tel Aviv y Hamas, cuyas relaciones ya están rotas por décadas de desconfianza. Según analistas del Instituto Carnegie para Medio Oriente, “la devolución parcial, sin consenso y sin identificación genera no solo confusión logística, sino una herida profunda en los procesos de duelo y justicia de las familias involucradas”.
Además, el desprestigio internacional sobre el manejo de los rehenes y cadáveres palestinos amenaza con empañar los esfuerzos internacionales por sostener el frágil equilibrio del alto al fuego, reactivado tras semanas de negociaciones indirectas bajo el patrocinio de Egipto, Catar y EE.UU.
Memoria y dignidad: reclamos postergados
El reclamo de Gaza no es solo territorial. También es por memoria, dignidad y justicia. En una región que acumula más de 36.000 muertos desde el inicio de esta nueva fase de la guerra, según el Ministerio de Salud palestino, la dignidad de las víctimas muchas veces queda relegada entre negociaciones políticas, balas y comunicados diplomáticos.
Para muchas familias, el simple acto de recuperar el cuerpo puede significar la única vía para cerrar un ciclo de sufrimiento. Por eso, organismos como el Centro Palestino para los Desaparecidos, organizaciones internacionales de derechos humanos y comités forenses hacen un llamado urgente a estandarizar procesos de identificación, que incluyan pruebas de ADN, descripciones detalladas y traslado digno de los cadáveres.
¿Qué papel juega la comunidad internacional?
Mientras la ONU sigue emitiendo llamados al cese de hostilidades y a la pronta entrega de ayuda, muchas organizaciones —de Human Rights Watch a Médicos Sin Fronteras— han denunciado la falta de un mecanismo independiente para vigilar la devolución de cuerpos, el trato de prisioneros y el uso de las detenciones como moneda de cambio.
El Comité Internacional de la Cruz Roja ha jugado un rol fundamental en varios de estos traslados y ha instado repetidamente a respetar los derechos de las víctimas y brindar asistencia a las familias que aún no saben si sus seres queridos están vivos, en prisión o ya fallecieron.
Más de lo que vemos: un conflicto que va más allá de la geopolítica
Aunque el foco noticioso suele estar en bombardeos, geoestrategia o movimientos diplomáticos, la clave emocional del conflicto sigue siendo profunda. La incertidumbre sobre el destino de miles de desaparecidos afecta cada día a las comunidades palestinas y, en menor medida, también a las israelíes cuyos ciudadanos han sido rehenes o víctimas.
Las consecuencias de no devolver un cuerpo, de retenerlo sin identificación o de enterrarlo sin reconocimiento trascienden la guerra: son actos que afectan directamente la estructura emocional y moral de familias enteras.
Un futuro sin certezas, pero con exigencias
El dilema de los cuerpos no identificados vuelve a poner sobre la mesa la siguiente pregunta: ¿es posible alcanzar una paz duradera cuando el duelo es incompleto? La respuesta, hasta ahora, parece esfumarse entre los escombros de Gaza y la burocracia militar de Israel.
En palabras de Layla Sharif, portavoz del Comité por la Dignidad Funeraria Palestina: “No pedimos más que poder llorar a nuestros muertos. Pero ni eso nos permiten hacer con tranquilidad”.
Una tregua sostenida no será posible si las bases más humanas —la identidad, el duelo, el respeto por los caídos— son sistemáticamente ignoradas. Los cuerpos sin nombre que vuelven a Gaza no son solo restos: son símbolos del conflicto irresuelto, de la dignidad violentada y de una tregua que camina sobre una delgada línea.