La fractura silenciosa: ¿Está Occidente abandonando a Ucrania?
Mientras Finlandia y Suecia fortalecen el apoyo militar, la ayuda global se desploma y crecen las tensiones dentro de la OTAN
Una promesa debilitada: El declive en la ayuda militar occidental
En medio de una guerra que ya supera los dos años, las señales de que Ucrania sigue recibiendo el respaldo sólido y unificado de Occidente parecen desvanecerse lentamente. Según datos del Instituto Kiel con sede en Alemania, el apoyo militar occidental a Ucrania se redujo en un 43% durante los meses de julio y agosto, en comparación con la primera mitad del año. Esta caída ha encendido las alarmas en el seno de la OTAN. ¿Por qué es preocupante esto? Porque viene justo cuando Ucrania más lo necesita. El conflicto con Rusia ha entrado en una fase crítica donde el mantenimiento de líneas defensivas, la reposición de municiones y el suministro de sistemas de defensa aérea marcan la diferencia entre la resistencia y el colapso.¿PURL al rescate?
En ese contexto, surge un mecanismo conocido como Prioritized Ukraine Requirements List (PURL), una iniciativa que permite a los países miembros de la OTAN y Canadá comprar armamento estadounidense para entregarlo directamente a Ucrania. Hasta la fecha, este programa ha gestionado la transferencia de armamento valorado en alrededor de 2 mil millones de dólares. Finlandia y Suecia, los miembros más recientes de la OTAN, han ingresado formalmente al PURL. El ministro de Defensa de Finlandia, Antti Häkkänen, fue claro al respecto: “Vemos que es crucial que Ucrania reciba armamento crítico, y por eso nos unimos al programa.” Suecia, por su parte, también duplicó su compromiso. Pål Jonson, su ministro de Defensa, expresó: “Estamos listos para hacer más. Es crucial porque hemos visto una tendencia equivocada en el apoyo a Ucrania: va en descenso.”Estocolmo y Helsinki toman la delantera
Lo interesante del caso sueco-finlandés es que han asumido un papel protagonico en una alianza donde países como Francia, Italia y España han recibido crecientes críticas por su presunta falta de compromiso. Según Häkkänen: “Este es un momento crucial. Todos los aliados de la OTAN deben aportar su parte justa del esfuerzo.” Sin embargo, mientras que los países nórdicos y bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) exploran aumentar su capacidad logística para enviar más apoyo, otras naciones optan por el silencio o por rutas alternativas.Estados Unidos: Líder entre tensiones y dudas presupuestarias
Por ahora, Estados Unidos sigue siendo el mayor proveedor militar de Ucrania, con aproximadamente entre $10 mil millones y $12 mil millones en sistemas de defensa, municiones y armas disponibles. Pero incluso su ritmo de contribución ha disminuido en 2024. El Secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, instó a los aliados: “Nuestra expectativa es que más países donen, compren y entreguen más armamento. Es necesario para lograr una conclusión pacífica del conflicto.” Pese a sus palabras, la Administración Trump ha optado por no realizar nuevas donaciones de equipo militar. Se debate internamente si se deben enviar misiles Tomahawk de largo alcance, pero aún se desconoce qué nación cubriría esos costos.División interna en la OTAN: ¿se avecina una ruptura de compromiso?
Aunque Mark Rutte, Secretario General de la OTAN, minimizó las preocupaciones señalando que el nivel de apoyo se mantiene “más o menos igual en promedio al del año pasado”, diversas voces disidentes agitan el ambiente de crisis interna. Por ejemplo, el ministro de Defensa de Estonia, Hanno Pevkur, mostró su creciente preocupación: “La realidad es que la proporción de contribuciones de EE.UU. ha disminuido considerablemente este año.”¿Dónde están Francia, Italia y España?
Los países del sur de Europa se sitúan en el centro del debate. Sus niveles actuales de ayuda son percibidos como insuficientes. ¿Las razones detrás de esta aparente negligencia? Desde París, Roma y Madrid los argumentos se repiten:- Francia e Italia señalan restricciones presupuestarias severas y una prioridad nacional por reforzar sus propias industrias de defensa.
- España, enfrentando presiones sociales y económicas internas, afirma que su contribución se cristaliza en misiones desplegadas dentro del marco OTAN.
Una guerra que no da tregua
Este tira y afloja diplomático ocurre mientras Ucrania sigue bajo asedio. Rusia ha intensificado su campaña de ataques a infraestructura ferroviaria con drones de alta precisión. Un acto que parece apuntar a interrumpir las cadenas logísticas claves para sostener a las fuerzas ucranianas en el frente oriental. En paralelo, informes internacionales reportaron ataques aéreos rusos a un hospital justo antes de una reunión programada entre Volodymyr Zelenskyy y el expresidente Trump, que ha mostrado poco interés en extender el compromiso armamentístico.¿Fatiga de guerra o dilema moral de Occidente?
El descenso en la ayuda militar y económica despierta una pregunta espinosa: ¿está Occidente padeciendo una fatiga de guerra? ¿O simplemente ha descendido el interés político debido a cambios internos y cálculos electorales? Vale recordar que, en febrero de 2022, cuando el conflicto estalló a gran escala, los países europeos y Estados Unidos corrían a enviar armas, dinero y ayuda humanitaria. Hoy, en contraste, economías como la italiana o la francesa deben elegir entre cumplir con el umbral del 2% del PIB en defensa, exigido por la OTAN, o cubrir déficits internos y enfrentar crisis inflacionistas.El reto de la solidaridad prolongada
Históricamente, las guerras prolongadas tienden a generar desgaste en las alianzas. Ejemplos como la intervención en Afganistán o las misiones en Irak reflejan cómo la percepción pública, la presión presupuestaria y los intereses divergentes entre aliados pueden debilitar compromisos inicialmente férreos. En este caso, la dificultad estriba en que Ucrania no puede permitirse perder el apoyo de sus aliados. La retirada, parcial o total, significaría una victoria táctica para Rusia, y, peor aún, un precedente peligroso para otros focos de tensión global.¿Qué sigue para la OTAN y Ucrania?
Con los ministros de Defensa de la OTAN reunidos en Bruselas y bajo presión para revitalizar su compromiso con Ucrania, el ambiente se siente más denso que nunca. La iniciativa PURL podría ser una salvación temporal, pero el éxito depende de un verdadero reparto mutuo de responsabilidades. A esto se suma el componente más humano de la guerra: miles de vidas civiles, hogares destruidos y un país que, después de más de dos años de invasión, continúa luchando por su existencia. Como dijo el ministro sueco Jonson:“Esto es crítico ahora, y necesitamos ver más países dar un paso adelante.”Tal vez, el momento más decisivo para la unidad occidental no fue al inicio del conflicto, sino ahora, cuando se pone a prueba la voluntad de mantenerla. ¿Está Occidente realmente preparado para ese tipo de compromiso a largo plazo?
Este artículo fue redactado con información de Associated Press