Nhanga: El renacer de una tradición para enfrentar el matrimonio infantil en África
De espacio patriarcal a movimiento feminista juvenil: cómo las niñas en Zimbabue están reinventando un legado cultural para cambiar realidades
Nhanga: una tradición revivida con un propósito renovado
En la zona rural de Shamva, en el noreste de Zimbabue, un grupo de niñas se reúne en una gran carpa blanca cada semana. Descalzas, sentadas sobre colchones y tomadas de la mano, abren sus corazones. Esta escena puede parecer común, pero en realidad representa un movimiento social trascendental. Se trata del renacimiento de la Nhanga: una milenaria tradición zimbabuense que está siendo transformada por niñas y mujeres jóvenes para combatir el matrimonio infantil.
Originalmente, la Nhanga era un espacio reservado a las adolescentes donde aprendían a someterse a normas patriarcales y a prepararse para la vida matrimonial. Hoy, esa visión ha cambiado radicalmente. Ahora es un foro seguro para hablar de sexualidad, violencia de género, embarazo adolescente, empoderamiento económico y derechos humanos.
El desafío del matrimonio infantil en África
Según datos de UNICEF, una de cada tres niñas en Zimbabue se casa antes de los 18 años. En África Occidental y Central, la tasa supera el 40%, y en países como Níger, alcanza un alarmante 76%. A pesar de que en muchas naciones africanas el matrimonio infantil está legalmente prohibido, los desafíos persisten debido a la pobreza, la débil aplicación de la ley, las costumbres tradicionales y ciertas interpretaciones religiosas.
La Organización de las Naciones Unidas lo considera una emergencia nacional. No es solo una cuestión de derechos, sino también de desarrollo: las niñas que se casan temprano a menudo abandonan sus estudios, sufren violencia doméstica, tienen menos oportunidades de empleo y están expuestas a embarazos precoces y riesgos de salud graves.
Un espacio seguro y transformador
“Este es un espacio seguro; cada niña se siente libre”, dice Anita Razo, una joven de 18 años que se unió a Nhanga a los 14 y ahora actúa como mentora. Las sesiones, lideradas por pares y divididas por grupos de edad —desde niñas de cinco años hasta mujeres mayores de 35—, incluyen debates abiertos, educación sexual integral, talleres de habilidades prácticas como crianza de aves, agricultura, elaboración de jabones y más.
Además, la organización detrás de la iniciativa, Rozaria Memorial Trust, propone un enfoque intergeneracional: no descartan la participación de ancianas, líderes comunitarios e incluso altos funcionarios del gobierno, lo que genera puentes generacionales y legitima el proceso.
De niña esposa a defensora de derechos
Uno de los testimonios más impactantes es el de Samantha Chidodo, quien fue forzada a casarse a los 17 años con un hombre 10 años mayor. “Yo solo quería jugar y pensar en mi futuro. De repente, tenía que ser madre y esposa”, recuerda.
Su vida dio un giro gracias a la Nhanga. Hoy, con 26 años, es estudiante de derecho en el último curso y una de las pioneras del nuevo modelo. “Nosotras éramos solo 20 niñas al iniciar; casi el 90% prosperó: algunas fueron a la universidad, otras iniciaron negocios. La comunidad empezó a ver nuestro poder,” afirma orgullosa.
Una ola expansiva: de aldeas a políticas públicas
El proyecto ha dejado de ser un fenómeno local. Actualmente, más de 200 niñas participan solo en el pueblo de Samantha y, según el Rozaria Memorial Trust, la iniciativa ya se ha replicado en Zambia, Sierra Leona y ha llegado a foros de la Unión Africana y Naciones Unidas.
Además, muchas escuelas públicas lo han adoptado como parte de sus programas extracurriculares, facilitando el diálogo sobre salud sexual, empoderamiento y derechos desde el ámbito educativo.
El rol clave de los líderes tradicionales
Este movimiento no ha ignorado al poder simbólico de los jefes de aldea y líderes religiosos. Uno de ellos, Xmas Savanhu, jefe tradicional de Shamva, comenta: “Los infractores —padres que casan a sus hijas— deben pagar una vaca como multa, que queda bajo custodia del jefe para financiar la educación de la niña”.
Además, estas autoridades colaboran con ONGs para ayudar a las madres adolescentes a volver a la escuela, derribando el estigma social ligado a los embarazos precoces y al abandono escolar.
Un cambio de mentalidad que alcanza a los hogares
La profesora Enet Tini, mentora y docente de uno de los centros que aplican el modelo Nhanga, admite que aunque la política nacional permite el retorno escolar de niñas con hijos, los padres siguen siendo el principal obstáculo.
“Ven el embarazo o el matrimonio infantil como una falta de disciplina. Piensan que deben castigar a la niña. Ellos necesitan educación también”, explica. Por eso, valora que el cambio provenga de las propias niñas, construyendo una red de apoyo emocional y activismo.
Niñas con voz y liderazgo
Nyaradzai Gumbonzvanda, fundadora del Rozaria Memorial Trust y actual subdirectora ejecutiva de ONU Mujeres, lo resume con contundencia: “El matrimonio infantil es esencialmente violación y explotación sexual. No basta con leyes. Es vital lograr un cambio de normas sociales.”
Su historia personal también inspira: su madre fue casada a los 13 años, lo que impulsó a Nyaradzai a crear en 2007 esta fundación en su memoria. Hoy, la organización es una de las más influyentes en la lucha contra el matrimonio infantil en África.
Lo resume bien Anita Razo: “Si podemos presionarnos para portarnos mal, también podemos influirnos para actuar positivamente”.
Una fórmula de éxito que inspira al mundo
El modelo Nhanga demuestra que es posible transformar una práctica cultural patriarcal en una herramienta de empoderamiento y autocuidado. No es solo una estrategia local: es una lección global sobre cómo fortalecer los derechos de las niñas con soluciones culturalmente sensibles, lideradas desde adentro.
El desafío es gigantesco, pero el ejemplo de estas chicas en una carpa con una pequeña fogata al centro nos recuerda que el cambio social no siempre comienza en parlamentos: a veces comienza con un círculo de niñas diciéndose a sí mismas “es tan bonito estar aquí”.
Para más información sobre educación de niñas en África, visita: https://www.unicef.org/education/girls-education