Uruguay despenaliza la eutanasia: un cambio histórico en el corazón de Latinoamérica

Con una votación clave en el Senado, Uruguay se convierte en el primer país latinoamericano de mayoría católica en legalizar la eutanasia por vía legislativa: ¿avance en los derechos humanos o dilema ético?

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Un precedente que marca historia en Uruguay

El 15 de octubre de 2025 quedará registrado como una fecha histórica en el camino de los derechos civiles en América Latina. Con 20 votos a favor de un total de 31 senadores, el Senado de Uruguay aprobó una ley que despenaliza la eutanasia. Con esta decisión, el pequeño país sudamericano de 3,5 millones de habitantes, conocido por sus políticas progresistas, se convierte en el primero en la región de mayoría católica en legalizar esta práctica mediante legislación y no únicamente a través de decisiones judiciales.

¿Qué establece la nueva ley?

La legislación permite a los pacientes con enfermedades incurables que causen un sufrimiento físico o psíquico intolerable optar por la eutanasia, es decir, recibir una muerte médicamente asistida administrada directamente por un profesional autorizado. No contempla el suicidio asistido, que permitiría al paciente autoadministrarse el medicamento letal.

A diferencia de otras leyes como las existentes en algunos estados de Estados Unidos, en Australia o Nueva Zelanda, que restringen su aplicación a quienes tienen una expectativa de vida inferior a 6 o 12 meses, la ley uruguaya no estipula ese límite de tiempo. Toda persona que cumpla con los criterios de enfermedad incurable y sufrimiento insoportable podrá ser beneficiaria del derecho, incluso si su muerte no es inminente.

Un país de avances sociales constantes

No es la primera vez que Uruguay ocupa titulares mundiales por su visión progresista. En la última década ha sido pionero en reformas tales como:

  • Legalización del aborto (2012)
  • Matrimonio igualitario (2013)
  • Legalización del cannabis con fines recreativos, siendo el primer país del mundo en hacerlo de esta manera regulada por el Estado (2013)

El avance hacia la eutanasia consolida a Uruguay como un referente mundial en políticas de salud y derechos humanos.

La batalla política y social detrás del proyecto

El proceso legislativo no estuvo exento de tensiones. El proyecto de ley llevaba más de cinco años de debate en el Parlamento, bloqueado parcialmente por sectores conservadores, en particular la Iglesia Católica, que históricamente se ha opuesto a la eutanasia.

Sin embargo, la creciente secularización de la sociedad uruguaya debilitó esa resistencia. Es un país que no permite menciones religiosas en sus juramentos y llama a la Navidad "Día de la Familia" en los calendarios oficiales. De acuerdo con una encuesta de Statista, solo el 38% de los uruguayos se consideran católicos practicantes, una de las cifras más bajas de América Latina.

El impulso final lo dio la Cámara de Diputados en agosto de 2025, con una mayoría sólida. La votación en el Senado fue la última traba para una ley que ya contaba con apoyo social significativo.

¿Cómo funcionará el procedimiento?

Para solicitar la eutanasia, el paciente deberá cumplir con los siguientes requisitos:

  • Ser mayor de edad
  • Estar afectado por una enfermedad incurable que genere sufrimiento intolerable (no necesariamente terminal)
  • Contar con plenas capacidades mentales
  • Presentar la solicitud de manera voluntaria, libre y por escrito
  • Contar con la aprobación de dos médicos, uno de los cuales debe ser especialista en la patología del solicitante

El procedimiento se llevará a cabo en centros de salud habilitados y por personal médico especialmente capacitado. Se incluye también el derecho a la objeción de conciencia para los profesionales que deseen abstenerse de participar.

Reacciones a nivel nacional e internacional

La noticia ha generado un amplio abanico de reacciones. La Alianza Evangélica, uno de los principales opositores, lamentó la decisión del Senado. El presidente de la organización, pastor Ronald Vargas, declaró: “Esto es una afrenta al derecho más fundamental: el derecho a la vida”.

En contraste, organizaciones defensoras de los derechos humanos como Amnistía Internacional celebraron la aprobación como "un gran paso hacia una muerte digna y una vida con autonomía".

Comparativa regional: la paradoja latinoamericana

América Latina presenta realidades dispares en torno a la eutanasia:

  • Colombia: Pionera en Latinoamérica, despenalizó la eutanasia mediante fallo de la Corte Constitucional en 1997. Reafirmado en 2015 y más recientemente en 2022, incluye ahora casos de enfermedades no terminales.
  • Ecuador: Se unió en febrero de 2024 mediante decisión judicial, tras el caso de una joven con enfermedad muscular degenerativa.
  • Chile: El gobierno de Gabriel Boric intenta impulsar un proyecto estancado desde 2021.
  • Argentina y México: Han debatido propuestas, pero las barreras religiosas y políticas han impedido avances significativos.
  • Centroamérica: Casos como Honduras, El Salvador, Nicaragua y ahora Costa Rica han reafirmado posturas restrictivas sobre el derecho a morir.

El caso opuesto: Costa Rica restringe aún más el aborto

Justo el mismo día en que Uruguay hacía historia a favor del derecho a la eutanasia, el presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves, firmaba un decreto que restringe aún más el aborto en su país, limitándolo únicamente a casos donde está en juego la vida de la madre.

Esta medida revierte parcialmente lo establecido por un protocolo de 2019 que contemplaba abortos por razones de salud. Como respuesta, activistas de derechos humanos denunciaron un retroceso bajo motivación electoral, con el objetivo de consolidar el voto evangélico.

Este contraste evidencia cómo América Latina se encuentra en una encrucijada ética en materia de salud y libertades individuales.

¿Qué opina la sociedad uruguaya?

Encuestas recientes del Instituto Factum de Uruguay indican que entre el 65 y el 70% de la población aprueba la legalización de la eutanasia, sobre todo entre los menores de 50 años.

Analistas como la socióloga Mariana Pomiés sostienen que este nivel de respaldo revela una transformación cultural de fondo: “La población uruguaya no solo tolera las decisiones individuales sobre la muerte, sino que valora la autonomía como un principio rector de su sociedad”.

¿Cuál será el impacto en otras naciones?

Expertos y legisladores en países vecinos ya observan el paso uruguayo con atención. En Argentina y Chile, se espera que el caso uruguayo sirva como modelo legal para reimpulsar debates estancados.

Para organizaciones como Human Rights Watch, el precedente de Uruguay servirá para “acelerar el reconocimiento de la muerte digna como un derecho universal”.

El derecho a decidir hasta el final

Más allá de la polémica y los diversos argumentos que genera, la ley de eutanasia en Uruguay coloca en el centro del debate una pregunta profunda y universal: ¿Tiene una persona el derecho a elegir cómo y cuándo morir cuando la vida ya solo le ofrece dolor?

Al permitir que esa decisión sea respetada dentro de un marco médico, ético y legal, Uruguay no solo amplía derechos, sino que también reafirma un compromiso con la compasión y la dignidad humana. Esta ley no obliga a nadie a terminar con su vida; simplemente permite que quien lo necesite, encuentre acompañamiento profesional para hacerlo sin sufrimiento ni criminalización.

En palabras de una activista uruguaya pro derechos: “Hoy avanzamos no solo en medicina, sino en humanidad. Porque no hay nada más humano que dejar de sufrir con dignidad”.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press