Argentina industrial: de la ilusión Milei a una economía que se desmorona

El modelo libertario enfrenta su prueba más dura mientras miles de fábricas cierran y aumenta la frustración social

Un país en vilo: la realidad tras la promesa libertaria

Cuando Javier Milei llegó al poder en Argentina prometiendo una “motosierra” contra el Estado y reformas drásticas para acabar con décadas de estancamiento económico, muchos lo vieron como un salvador. Poco más de un año después, la desilusión se palpa en los barrios, en las fábricas y en las estadísticas.

Una industria textil en agonía

Luciano Galfione camina por su fábrica textil en el sur de Buenos Aires. Hace unos años, el ruido de las máquinas animaba los pasillos de Galfione Group; hoy, el silencio reina. De 200 trabajadores, apenas queda una mínima fracción. Ha tenido que cortar operaciones en un 80%, despedir y suspender empleados, y usar sus propios ahorros para intentar salvar la empresa que su familia fundó hace 78 años.

Según la Fundación Pro Tejer, más de 380 empresas textiles han cerrado en el último año y medio. En total, se suman 17.600 empresas de diversos rubros que han bajado sus persianas desde el inicio de la gestión Milei. “Estamos viendo una industria en crisis, y está al borde de la quiebra”, denuncia Galfione, también presidente de la mencionada organización.

Las políticas de Milei y su efecto dominó

El modelo económico del presidente se basa en una combinación de ajuste fiscal, liberalización comercial y drásticas reducciones de subsidios. Aunque estas medidas tuvieron éxito en contener la inflación inicialmente —uno de los males endémicos de la economía argentina—, ahora muestran severos efectos secundarios.

  • El poder adquisitivo cayó: los salarios no se han ajustado a la inflación acumulada.
  • Los subsidios eliminados han disparado el precio del transporte, los servicios públicos e incluso la salud.
  • El consumo interno colapsó: las ventas minoristas, por ejemplo, cayeron un 10,9% en septiembre respecto al año anterior (dato: INDEC).

Importaciones baratas, fábricas argentinas caras

Uno de los puntos neurálgicos de la política mileísta fue la apertura económica unilateral: desmanteló barreras arancelarias y eliminó controles para importar productos textiles e industriales de bajo costo, principalmente desde China. Plataformas como Shein y Temu pueden ingresar ropa al país exenta de impuestos si su valor no supera los 400 dólares, generando una competencia imposible para las compañías locales.

Contrastando, las empresas nacionales siguen pagando altos impuestos, además de soportar tasas de interés elevadas. “No es un campo de juego justo”, opina Pablo Yeramian, director de Norfabril, quien ya debió despedir al 20% de su plantilla.

El gabinete Milei, entre Washington y la realidad

En medio de esta tormenta económica, Milei busca oxígeno afuera. Esta semana se reunió en Washington con su aliado ideológico Donald Trump, quien lo elogió por su filosofía “pro mercado” y prometió entre 20 y 40 mil millones de dólares en apoyo financiero estadounidense, condicionados a su éxito electoral en los próximos comicios legislativos.

Trump lo dijo con claridad: “Sólo estamos ayudando a que una gran filosofía tome el control de un gran país”. Pero en Argentina, el gesto fue recibido con escepticismo. “¿Qué hago yo con ese dinero si la gente no consume?”, se pregunta Walter Willatt, dueño de un quiosco cuyo hijo fue despedido recientemente de una concesionaria de autos.

Una sociedad que empieza a dar la espalda

Los recientes resultados electorales en Buenos Aires mostraron un claro voto castigo para el oficialismo: Milei fue duramente derrotado en la zona que representa el corazón industrial argentino. La provincia de Buenos Aires, que históricamente ha sostenido al peronismo con su clase media trabajadora, hoy se vuelve rehén del desempleo, la incertidumbre y la desconfianza.

El desempleo llegó al 9,8% en el segundo trimestre del año, cuando un año antes era del 7,3%. Las fábricas se vacían. Las familias, como la de Rodolfo Núñez, viven un drama cotidiano: su hija necesita medicación antiepiléptica cuyo costo se ha disparado, sus padres no llegan a fin de mes con la jubilación, y él perdió su trabajo en una fábrica de cerámicas despedido por WhatsApp, sin indemnización ni cobertura médica.

Entre la fe y la frustración: el nuevo techo político de Milei

“Lo voté porque quería un cambio... pero el cambio fue para peor”, cuenta Núñez, quien ahora acampa con decenas de excompañeros frente a la fábrica cerrada, entre llantas quemadas y comida a la parrilla improvisada. Como él, miles apuestan ya por opciones opositoras en las elecciones intermedias que se celebrarán el 26 de octubre.

Según Marcelo J. García, analista político de la consultora Horizon Engage, Milei ya no puede medir su éxito solo por la inflación: “Ahora la gente exige crecimiento, empleo y calidad de vida.” La popularidad inicial se evapora frente a una realidad que golpea donde más duele: el bolsillo y el plato de comida.

Reflexiones del empresariado: ¿modelo fallido o en formación?

“Ningún país desarrollado entrega su soberanía industrial”, sentencia Galfione, aludiendo a la contradicción de que Milei realice en Argentina lo opuesto al “America First” de Trump: corte total del mercado interno y apertura sin estrategia.

Empresas como Visuar, dedicada a la fabricación de electrodomésticos, han visto una caída en ventas de 25% en el primer semestre del año. Su dueño, Alejandro Schvartz, habla claro: “Estamos reduciendo costos cómo podemos; sobrevivimos sin ganar plata”.

Exportaciones, consumo, crédito: todo está paralizado

Los altos tipos de interés impuestos por el propio gobierno para controlar la inflación dificultan el acceso al crédito productivo. Sumado a una moneda excesivamente apreciada (artificialmente fuerte por intervención oficial), las exportaciones industriales caen: ¡es más barato vacacionar en la costa brasileña que en Mar del Plata!

Mientras la sociedad se empobrece, los emprendedores sienten impotencia. A pesar de los esfuerzos individuales y del orgullo nacional por su industria, muchos no logran competir sin el respaldo de políticas claras y eficientes.

¿Hacia dónde va Argentina?

La gestión Milei pretendía representar un nuevo paradigma. Pero los datos, las imágenes de fábricas vacías y los testimonios cotidianos muestran un país al borde de un abismo social y económico. La mecha que mantenía encendida la esperanza libertaria, se apaga lentamente.

La pregunta que se impone en las calles, en los comedores comunitarios y en los escritorios de empresarios es una misma: ¿cuál es el costo real del experimento Milei?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press