El auge invisible: cómo la inteligencia artificial está transformando la ciberseguridad y el espionaje global

De Corea del Norte a Mississippi, la IA redefine tanto las amenazas digitales como las oportunidades tecnológicas

Un nuevo campo de batalla digital: la inteligencia artificial como arma geopolítica

La inteligencia artificial (IA) ya no es solo una herramienta de innovación o productividad. Se ha convertido en un arma estratégica empleada por potencias como Rusia, China, Irán y Corea del Norte para llevar a cabo campañas de desinformación, espionaje y ciberataques contra Estados Unidos y otras naciones.

Según el informe anual de amenazas digitales de Microsoft, más de 200 casos fueron detectados en julio de 2025 donde actores extranjeros utilizaron IA para fabricar contenido falso, lo que representa más del doble respecto al año anterior y diez veces más que en 2023.

La velocidad de adopción es alarmante: no se trata de incidentes aislados, sino de una tendencia creciente y sofisticada que compromete desde infraestructuras críticas hasta la opinión pública.

La IA: el nuevo aliado de las campañas de manipulación

La IA permite automatizar tareas que antes requerían intervención humana. Las campañas de desinformación pueden ahora crearse a gran escala, con deepfakes, bots conversacionales avanzados o clones digitales de funcionarios públicos. También ayuda a traducir correos electrónicos mal redactados por hackers para convertirlos en mensajes convincentes, elevando las tasas de éxito de ataques de phishing.

Amy Hogan-Burney, vicepresidenta de seguridad del cliente y confianza en Microsoft, advierte: “La innovación va tan rápido que este es el momento crucial para invertir en las bases de la ciberseguridad”.

En otras palabras, mientras que las amenazas avanzan al ritmo de la IA, muchas empresas, organizaciones gubernamentales e individuos operan con defensas digitales obsoletas. El país más apuntado por estas ofensivas es, sin sorpresa, Estados Unidos, seguido por Israel y Ucrania.

Corea del Norte y el engaño con identidades falsas

Uno de los casos más extraordinarios proviene de Corea del Norte, que ha logrado desarrollar perfiles virtuales falsos que simulan ser ciudadanos estadounidenses para postular a trabajos remotos en empresas tecnológicas. El rédito económico va al régimen, mientras que los hackers aprovechan el acceso laboral para instalar malware o robar secretos de la empresa.

Este tipo de sofisticada operación ejemplifica cómo la IA no solo potencia los ataques, sino que transforma completamente la forma en que se realizan. Las identidades artificiales tienen currículums, perfiles sociales y habilidades monitoreadas por algoritmos entrenados.

La creciente vulnerabilidad de los sectores críticos

Los ataques actuales no son únicamente financieros. Como destaca el informe de Microsoft, las ofensivas buscan interrumpir servicios públicos, espiar órganos gubernamentales y manipular sistemas vulnerables como hospitales o transporte.

La ciberseguridad enfrenta una paradoja: la inteligencia artificial es ambas cosas a la vez: vector de ataque y herramienta defensiva. Empresas como Fable, con sede en San Francisco, usan IA para detectar empleados falsos o cuentas sospechosas. “El ciberespacio es un juego constante del gato y el ratón”, dice su CEO, Nicole Jiang.

El despertar tecnológico de Mississippi: retos y oportunidades

Irónicamente, el mismo poder transformador de la IA que amenaza a gobiernos, también impulsa nuevas iniciativas empresariales. Un lugar inesperado donde esto sucede es Mississippi, estado históricamente marginado en el campo tecnológico.

La organización sin fines de lucro Innovate Mississippi lidera una nueva ola de desarrollo tecnológico desde Jackson. Su programa CoBuilders, un acelerador de 12 semanas, ha invertido en siete startups ofreciendo mentorías, capital semilla de $25,000 y acceso a una red nacional de inversores.

Startups que combinan IA y soluciones sociales

Leta Palmiter, terapeuta del habla, decidió transformar su frustración con la falta de herramientas educativas en una empresa: Vertical Take-Off Reading, una app que usa IA para medir la lectura oral en niños con dislexia. Su software, desarrollado junto a Ben Stasa, permite capturar lecturas, analizarlas y generar informes para profesores.

Con más de 130 estudiantes pilotos, la solución ya impacta aulas. “No reemplazamos a los profesores, complementamos su trabajo con datos útiles”, asegura Palmiter.

Otro ejemplo es ClaimTra, una herramienta desarrollada por Ricky Romanek que ayuda a hospitales a recuperar reclamaciones de seguros mediante análisis predictivos con IA.

Una comunidad aún en construcción

Aunque Mississippi apenas cuenta con tres millones de habitantes y una historia tecnológica limitada, con programas como CoBuilders se busca frenar la fuga de talentos y transformar a la región en un polo emergente.

Hay más inversión disponible que startups calificadas”, afirma Tony Jeff, CEO de Innovate, quien destaca que es fundamental “aprovechar cada buena idea y conectarla con recursos” para hacerla viable.

A través de alianzas con universidades, competiciones de pitches y formación, Innovate ya está dando resultados: nuevas empresas están surgiendo, inversores comienzan a interesarse, y jóvenes talentos vuelven a ver un futuro en su propio estado.

Doble filo: ¿quién ganará la carrera de la inteligencia artificial?

Si bien la IA representa uno de los avances más importantes del siglo XXI, también simboliza uno de los principales desafíos geopolíticos y sociales. Desde su uso por estados autoritarios para controlar narrativas, hasta su democratización en manos de emprendedores sociales, la tecnología se ha convertido en terreno de lucha por el futuro digital.

La pregunta que queda en el aire es: ¿quién va ganando la carrera? Mientras Estados Unidos busca protegerse de amenazas externas e internas, empieza a recurrir también a su talento local, muchas veces oculto en los rincones menos esperados del país.

Como afirmó recientemente Hogan-Burney: “2025 es el año en el que invertir en ciberseguridad ya no es opcional. Es una obligación”.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press