Justin Fields: ¿Héroe contenido o víctima del sistema de los Jets?
El quarterback de los New York Jets busca romper con su estilo conservador en medio de una ofensiva decadente. ¿Será suficiente un enfoque más agresivo para cambiar el rumbo del equipo?
Una ofensiva que no despega
Los New York Jets están sumidos en una temporada para el olvido. Con un desolador récord de 0-6, la franquicia ha alcanzado niveles históricos de ineptitud ofensiva. La dolorosa derrota de 13-11 ante los Denver Broncos en Londres ilustró a la perfección la situación: apenas -10 yardas netas por aire. Sí, negativo. Un dato oscuro que representa el punto más bajo de un problema más amplio.
En el centro de este caos está Justin Fields, el quarterback que llegó a los Jets con la promesa de un renacer. Sin embargo, el ataque aéreo neoyorquino carece de chispa, explosividad y ritmo. A pesar de que Fields no ha lanzado ninguna intercepción esta temporada, dejándonos una estadística sobresaliente en un mar de mediocridad, su juego ha sido excesivamente conservador.
Las estadísticas no mienten
Fields ha lanzado apenas 9 pases de más de 20 yardas en 123 intentos, completando solo 4, según Sportradar. Eso representa tan solo el 7.3% del total, muy por debajo del promedio de la liga (alrededor del 11%). En cuanto a pases de 10 o más yardas, ha conseguido 14 de 32 intentos, para un mísero 26% en comparación con el promedio liguero del 31.9%.
Su pase más largo de la campaña fue un touchdown de 33 yardas a Garrett Wilson... en el primer juego de la temporada. Desde entonces: silencio, pases cortos y jugadas previsibles. En el partido contra Denver, Fields fue sacado 9 veces, igualando su número de pases completos (9 de 17) para apenas 45 yardas por aire. Un rendimiento alarmante para un mariscal de campo que llegó a la NFL con expectativas de grandeza.
¿Es hora de soltar el brazo?
En sus propias palabras, Fields reconoce que ha sido demasiado cauto:
“Siento que he sido demasiado conservador… Probablemente sea momento de ser un poco más agresivo. Siempre he priorizado la seguridad del balón, pero debo encontrar ese balance entre soltar el brazo y no ser imprudente.”
Para los Jets y sus fanáticos, estas declaraciones suenan esperanzadoras. En una ofensiva predecible, tener un mariscal que se anime a intentar grandes jugadas puede ser lo único que los saque del pozo.
Un cúmulo de problemas
No todo es culpa de Fields. El entrenador en jefe Aaron Glenn habló de “un paso atrás” en el último juego, pero defendió su decisión de continuar con Fields como titular. ¿El motivo? El partido contra los Broncos es, según Glenn, su primer mal juego real del año. Y también menciona otros factores:
- La línea ofensiva, incapaz de protegerlo.
- Receptores poco efectivos, que generan escasa separación.
- La lentitud en las progresiones del propio Fields, especialmente atribuida a su pobre trabajo de pies.
Fields incluso admitió que su mecánica fue un obstáculo clave y que ha enfocado sus entrenamientos en mejorar desde “los pies hacia arriba”. Algo que vale la pena recalcar, ya que el juego de pies es esencial para mantener ritmo y precisión en un quarterback profesional.
El dilema de ser "agresivo pero no imprudente"
Tanner Engstrand, coordinador ofensivo de primer año, apoya esta nueva postura de su quarterback:
“Me encantó lo que dijo. 'Puedo ser más agresivo, pero agresivo no significa imprudente’. Ese es el enfoque correcto. Tiene confianza en sus receptores y en su brazo. Y eso es justo lo que necesitamos.”
Este cambio filosófico es más que una declaración. Se trata de permitirle a Fields hacer lo que mejor sabe hacer: combinar su movilidad con jugadas explosivas por aire, como lo hizo en la Universidad de Ohio State, donde se destacó como uno de los brazos más temidos del fútbol americano universitario.
Las piernas también cuentan (cuando funcionan)
Aun cuando el brazo de Fields ha pasado desapercibido, su habilidad para correr lo ha mantenido como una amenaza. Actualmente es el segundo mariscal con más yardas por tierra en la NFL esta temporada, solo detrás de Josh Allen, acumulando 235 yardas a pesar de haberse perdido la Semana 3 por una conmoción.
Sin embargo, los Broncos lograron contenerlo, limitándolo a solo 31 yardas en siete acarreos, la mayoría en jugadas rotas y no diseñadas.
“Mis piernas no se han sentido al 100% en las últimas semanas”, confesó Fields. “Recibí una mala contusión contra Miami (Semana 4), pero estoy recuperándome.”
¿Qué esperar contra Carolina?
El próximo rival, los Carolina Panthers, será una oportunidad para que Fields ponga a prueba su renovado enfoque. Es un equipo en reconstrucción, con una defensa joven que ha mostrado vulnerabilidad contra el pase. Si hay un momento para probar suerte con bombazos, es ahora.
Pero es importante recordar que no basta con lanzar profundo. Se necesita protección, rutas bien corridas y, por supuesto, química entre quarterback y receptores.
Un espejo de lo que pudo ser
No es casualidad que las comparaciones de Fields con mariscales de su generación como Trevor Lawrence o Mac Jones aún estén sobre la mesa. La pregunta no es si Fields tiene talento; es si los Jets pueden brindarle las herramientas necesarias para desatarlo.
En palabras del legendario analista Chris Simms:
“Fields podría ser uno de los mariscales más eléctricos de la liga... si tan solo tuviera un esquema ofensivo moderno y una protección decente. Está atrapado.”
El reto no es fácil, pero tampoco imposible. Los jugadores con su nivel de talento no vienen todos los años. Si los Jets quieren cambiar su narrativa, deben hacer más que empujar a Fields a ser más agresivo. Deben construirle un entorno donde esa agresividad produzca resultados, no simplemente intercepciones y frustración.
La delgada línea entre la paciencia y la desesperación
En una liga donde se vive y muere por lo que se hace un domingo, Fields ya ha superado su cuota de paciencia. Lo quiere la afición, lo exige la directiva y lo necesita el equipo: jugadas grandes, riesgo controlado y un líder que, más allá de las estadísticas, inspire.
El talento está. El deseo también. Ahora queda ver si Justin Fields puede, en efecto, dejar de lado el miedo a fallar y comenzar a jugar para ganar.