Max Scherzer y la rebelión del veterano: Toronto revive con una joya monticular
El lanzador de 41 años lideró con pasión y experiencia el empate de los Blue Jays en la Serie de Campeonato ante los Mariners, mostrando que el fuego competitivo no tiene edad
Una actuación a la altura de una leyenda
Max Scherzer no solo lanzó una joya en el montículo; demostró con cada pitcheo, cada grito y cada mirada que aún tiene combustible competitivo para meter miedo a cualquier bateador. Con 41 años a cuestas y haciendo su inicio número 500 en Grandes Ligas —incluyendo campaña regular y postemporada—, el veterano se transformó una vez más en "Mad Max" para liderar el triunfo de los Toronto Blue Jays 8-2 sobre los Seattle Mariners y empatar la Serie de Campeonato de la Liga Americana a dos juegos por bando.
“Cuando un futuro Salón de la Fama te dice que quiere quedarse en el juego, lo dejas en el juego”, soltó Vladimir Guerrero Jr., quien también brilló con su quinto jonrón de estos playoffs, estableciendo un nuevo récord de franquicia para Toronto.
Scherzer vs el tiempo: una batalla ganada a pulso
La última victoria de Scherzer en postemporada había sido en la Serie Mundial de 2019 con los Nationals. Desde entonces, lesiones, cambios de equipo y cierta inconsistencia parecían señalar el ocaso de una brillante carrera. Sin embargo, el jueves por la noche en Seattle, Scherzer resucitó deportivamente con una salida de 5 2/3 innings, permitiendo solo dos carreras y ponchando a seis, cinco de ellos con su curva, igualando su récord personal.
Un momento tenso se vivió en la quinta entrada. Con dos outs, el mánager John Schneider salió al montículo con planes de retirarlo. La respuesta fue inmediata: “¡Déjame terminar esto!”, exclamó Scherzer en un tono lleno de pasión que no necesitó traducción literal. El siguiente pitcheo fue una curva endemoniada que congeló a Randy Arozarena. Celebración, gritos, golpes al guante. Max estaba de vuelta.
Un referente emocional en el dugout
“He esperado todo el año a que Max me gritara desde el montículo”, comentó Schneider entre risas. “Hay números, hay datos, hay estrategia, pero también hay humanos. Hoy confié en uno de ellos”.
El impacto emocional fue tal que George Springer confesó mantenerse alejado de Scherzer en esas situaciones: “No te quieres meter en su camino. Lo mejor es dejar que Max sea Max”. Esa intensidad fue contagiosa. Toronto no volvió a mirar atrás.
Un arsenal ofensivo desatado en Seattle
Pero Max no estuvo solo. El dominicano Vladimir Guerrero Jr. conectó su quinto cuadrangular de estos playoffs, superando el récord de José Bautista en 2015. Mientras que el venezolano Andrés Giménez remolcó cuatro carreras, incluyendo un home run de dos anotaciones en la tercera entrada, como parte de una ofensiva feroz que ha anotado 21 carreras en los dos juegos en Seattle, contrastando con los escasos tres anotados en los dos primeros juegos disputados en Toronto.
“Nos sentimos más cómodos. Cada quien está haciendo su parte”, dijo Giménez, quien también brilló con un sencillo remolcador en la octava entrada, que amplió la ventaja y sepultó las esperanzas de una remontada marinera.
La otra cara de la moneda: los Mariners en picada
Con esta derrota, los Mariners no solo perdieron la ventaja inicial en la serie (iban 2-0), sino que vieron tambalear su pitcheo. Luis Castillo fue sacado temprano tras permitir tres carreras en apenas 2 2/3 innings. Su comparsa de relevistas tampoco pudo contener la ofensiva canadiense, incluyendo a Gabe Speier, quien caminó a un corredor con las bases llenas, y a Matt Brash, que permitió un wild pitch que costó otra carrera.
La crisis ofensiva de los Mariners también es alarmante. Han sido superados 21-6 en carreras solamente en Seattle, y sus estrellas como Julio Rodríguez y Cal Raleigh, han desaparecido en los momentos claves.
Scherzer: el Lazarillo de Toronto
El veterano no solo aportó desde el montículo, sino moralmente. Su pasión, su negativa a salir antes de tiempo, su energía en el dugout, han renovado las esperanzas del equipo de romper con más de tres décadas de sequía sin llegar a una Serie Mundial —la última vez fue en 1993.
Con esta presentación, Scherzer se convirtió además en el pitcher de mayor edad en abrir un juego de postemporada desde Jamie Moyer en 2008 con los Phillies, y logró su victoria número 8 en juegos de postemporada. Pero quizás lo más importante, es que mostró que la experiencia, emoción y deseo son ingredientes invaluables en octubre.
El duelo que viene: Miller vs Gausman
El quinto juego se proyecta como un thriller. Los Jays enviarán a Kevin Gausman, un All-Star en repetidas ocasiones, mientras que Seattle apostará nuevamente por su mejor carta, Bryce Miller, el ganador del juego 1. Miller ha lanzado para 2.61 de efectividad en estos playoffs, mientras que Gausman tiene un palmarés irregular en postemporada (1-3 y ERA de 4.14).
El momentum parece haberse trasladado hacia Canadá. Pero en playoffs, nada está escrito.
Los números que cuentan la historia
- 5 jonrones: Vladimir Guerrero Jr. lidera los playoffs 2025 en batazos de cuatro esquinas.
- 21-6: margen de carreras anotadas por Toronto en Seattle, una ofensiva totalmente revivida.
- 500: inicios combinados de Max Scherzer, una marca de consistencia histórica.
- 6: ponches con curva de Scherzer, igualando su tope personal.
- 41 años: edad de Max, el lanzador más viejo en iniciar un juego de playoffs desde 2008.
¿Es Max Scherzer el motor emocional que necesitaba Toronto?
En un béisbol dominado por datos, proyecciones y rotaciones controladas al milímetro, hay noches que apelan a algo mucho más visceral: la pasión intangible del veterano que no quiere morir. Max Scherzer entregó una actuación que debe ser recordada no por las estadísticas sino por el carácter. El tipo de noches en que se forjan leyendas, y quizá, campeonatos.