Rehenes y Manipulación Política: El Juego Oscuro de Irán con Ciudadanos Extranjeros

El caso de los franceses Cécile Kohler y Jacques Paris pone en el centro del debate internacional la práctica iraní de usar detenidos como fichas de negociación.

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Una llamada de auxilio desde la prisión

"No podemos más". Así lo dijeron, con voz quebrada, Cécile Kohler y Jacques Paris en una llamada telefónica desde su celda en Irán. Para sus familias en Francia, esa conversación, ocurrida a mediados de octubre, fue una alarma desgarradora. Ambos ciudadanos franceses llevan más de tres años encarcelados en Irán, enfrentando condenas que, combinadas, suman 63 años, según informan medios iraníes.

Esta sentencia, anunciada por la agencia semioficial Fars, pone el foco sobre una práctica cada vez más denunciada por gobiernos occidentales y organismos de derechos humanos: la detención de ciudadanos extranjeros como moneda de cambio en negociaciones geopolíticas.

¿Quiénes son Cécile Kohler y Jacques Paris?

Cécile Kohler, de 41 años, y Jacques Paris, de 72, fueron arrestados en mayo de 2022 durante una visita a Irán. Ambos son activistas sindicales y viajaban por motivos personales. Desde su detención, Francia ha calificado su encarcelamiento como “arbitrario e infundado”.

Los cargos presentados ante un Tribunal Revolucionario de Teherán son graves: “trabajar para los servicios de inteligencia franceses” y “colaborar con Israel”. Estas acusaciones, sin embargo, nunca han sido respaldadas por pruebas públicas debido al carácter cerrado del juicio, una práctica habitual en el sistema judicial iraní para los casos de seguridad nacional.

El precio psicológico del encarcelamiento

Durante la rueda de prensa en París, las familias contaron con detalle lo que los prisioneros dijeron durante esa llamada:

“Por primera vez nos dijeron claramente que no aguantan más. Unas semanas más superan sus fuerzas” — Noémie Kohler, hermana de Cécile.
“Miro a la muerte a la cara. Ya no puedo más.” — Jacques Paris, según relató su hija Anne-Laure.

Este tipo de declaraciones ponen en evidencia un estado de agotamiento físico y mental extremo, causado por la combinación de encierro prolongado, condiciones carcelarias duras y la incertidumbre jurídica.

El juicio sin garantías

La abogada defensora Chirinne Ardakani calificó el proceso como “una farsa, una comedia”. Las familias no han recibido confirmación oficial de las sentencias, ni han tenido acceso al expediente del caso, ni a una defensa legal independiente dentro de Irán.

Este hermetismo es característico de los Tribunales Revolucionarios iraníes, conocidos por su falta de transparencia y su uso contra opositores, periodistas y ahora, con frecuencia creciente, contra extranjeros.

El patrón: extranjeros como fichas de cambio

El caso de Kohler y Paris no es aislado. En los últimos años, Irán ha arrestado a varios ciudadanos con doble nacionalidad o sin vínculos aparentes con actividades ilegales. A menudo, estas detenciones coinciden con momentos de tensión diplomática o negociaciones sobre acuerdos nucleares o económicos.

Expertos y organizaciones defensoras de derechos humanos señalan un patrón claro: el uso de detenidos como rehenes diplomáticos. Por ejemplo, el estadounidense Xiyue Wang fue liberado en 2019 en un intercambio por un científico iraní acusado de violar sanciones. Más recientemente, cinco estadounidenses fueron liberados en 2023 a cambio de la descongelación de activos iraníes.

Francia también juega su ajedrez

Actualmente, Irán exige la liberación de Mahdieh Esfandiari, una ciudadana iraní detenida en Francia. En septiembre, el ministro de Relaciones Exteriores iraní declaró que estaban cerca de lograr un intercambio de prisioneros. Emmanuel Macron, presidente francés, confirmó la posibilidad pero pidió cautela.

En este contexto, las sentencias contra Kohler y Paris podrían interpretarse como un movimiento de presión por parte de Teherán.

63 años: una cifra simbólica

Según los informes, Kohler y Paris han sido condenados a un total combinado de 63 años de prisión. Aunque en la práctica solo tendrían que cumplir la mayor de sus sentencias (según la ley iraní), este número tiene un claro fin simbólico: demostrar poder y enviar un mensaje.

Una sentencia tan desproporcionada para supuestos “delitos de inteligencia” sin sustento público no parece tener otra razón que endurecer el juego diplomático.

¿Se puede llamar secuestro de Estado?

Sarah Leah Whitson, directora ejecutiva de DAWN (Democracy for the Arab World Now), argumenta que esta práctica puede y debe llamarse “toma de rehenes por parte del Estado”.

“Cuando un Estado detiene a extranjeros sin pruebas legítimas y los utiliza en negociaciones diplomáticas, está cometiendo una forma de secuestro de Estado.”

Amnistía Internacional y Human Rights Watch también han documentado más de 20 casos en la última década donde Irán ha detenido a ciudadanos europeos con motivaciones similares.

El dolor de las familias

Más allá de las implicaciones geopolíticas, están las repercusiones humanas. Las familias de Kohler y Paris viven una agonía diaria desde hace tres años. Pasan sus días entre llamados a la prensa, reuniones con diputados y esperanzas frustradas.

Noémie lo resume así:

“Están al límite. Ya no pueden aguantar más.”

Un problema internacional

Francia no es el único país europeo afectado. En septiembre de 2023, Irán liberó al ciclista franco-alemán Lennart Monterlos después de meses de negociaciones. El Reino Unido y Alemania también tienen ciudadanos detenidos, en condiciones similares.

  • Austria: El ciudadano Kamran Ghaderi estuvo preso durante más de siete años por cargos de espionaje.
  • Reino Unido: Nazanin Zaghari-Ratcliffe, británica-iraní, fue liberada en 2022 tras seis años de detención, coincidiendo con el pago de una deuda histórica entre Londres y Teherán.

El rol de la diplomacia francesa

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia ha calificado los cargos como “infundados”, pero los comentarios recientes de Macron sugieren una transición hacia el pragmatismo. El Presidente ha reconocido públicamente que hay una “sólida posibilidad” de liberación a través de negociación, aunque pidió no generar falsas expectativas.

¿Qué sigue?

Las familias tienen 20 días para apelar el fallo ante la Corte Suprema iraní, aunque sin acceso al dictamen judicial, este paso parece más simbólico que real.

La presión internacional y los acuerdos políticos se perfilan como las únicas herramientas posibles para garantizar la liberación de Kohler y Paris. Mientras tanto, cada día en prisión pesa más sobre sus cuerpos y mentes.

El tiempo se agota.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press