The Atlantic: El renacimiento de una revista que desafía la era digital
Con una historia que se remonta a 1857 y una visión audaz para el futuro, The Atlantic resurge como un faro de periodismo de calidad en tiempos de incertidumbre mediática
En un paisaje mediático donde la incertidumbre parece ser la norma y el clickbait la estrategia dominante, hay una revista que se rehúsa a morir: The Atlantic. A más de 165 años de su fundación, esta publicación estadounidense ha encontrado una nueva ola de relevancia y crecimiento, no solo por su historia legendaria, sino por el impulso renovador encabezado por su actual editor en jefe, Jeffrey Goldberg.
Una historia forjada en ideales
The Atlantic nació en 1857, mucho antes de la Guerra Civil de Estados Unidos, fundada por intelectuales como Ralph Waldo Emerson, Harriet Beecher Stowe y Nathaniel Hawthorne, con el objetivo explícito de oponerse a la esclavitud. Abraham Lincoln fue uno de sus primeros suscriptores. Esa vocación por el pensamiento crítico y la justicia sigue siendo su columna vertebral.
Hoy, con una crisis existencial carcomiendo a la industria mediática, The Atlantic desafía las probabilidades. Mientras periódicos como el Washington Post y plataformas digitales luchan por encontrar modelos sostenibles, esta revista ha optado por la calidad. Y le ha funcionado.
Jeffrey Goldberg y una ambición sin modestia
“Queremos que The Atlantic sea el mejor colectivo de escritores del planeta”, dice Goldberg sin titubeos. Desde que asumió como editor en jefe en 2016, ha impulsado una transformación basada en una premisa sencilla pero audaz: excelencia editorial.
Con más de 50 nuevas contrataciones de periodistas solamente en este año, Goldberg está construyendo un equipo de élite. Entre estos se encuentran figuras galardonadas como Jennifer Senior y Caitlin Dickerson, quienes ganaron el Premio Pulitzer por sus primeros reportajes para la publicación. También se sumaron nombres como Anne Applebaum, ganadora del Pulitzer, y columnistas de peso como Jonathan Chait y Mark Leibovich.
Un modelo de suscripción que desafía a las tendencias
Según datos proporcionados por la misma revista, en 2023 y 2024 su circulación aumentó un 14% cada año, y para mediados de 2025, registraron un crecimiento del 20% respecto al año anterior. Actualmente cuentan con 1.4 millones de suscriptores, de los cuales más de la mitad son digitales.
“El secreto está en producir periodismo de alta calidad y demostrarle a los lectores que vale la pena pagar por ello”, asegura Goldberg. Curiosamente, cada vez que el expresidente Donald Trump ataca a la revista, los números suben. “Le dije eso directamente a Trump: eres como nuestro director de marketing”, comenta con ironía el editor.
Diversificación sin perder la esencia
The Atlantic está regresando a su frecuencia mensual (después de haber reducido a 10 números al año) y ha adoptado un enfoque híbrido en su presencia digital: entre el documento de análisis profundo y el periódico ágil. Todo apuntando a algo que Parker, una de sus periodistas estrella, resume bien: “No somos un periódico, pero queremos estar en la conversación todos los días del año”.
Así, han incorporado podcasts, ensayos personales, crónicas largas, eventos en vivo y colaboraciones internacionales. Uno de sus artículos más leídos en un jueves cualquiera fue uno sobre un festival de comedia en Arabia Saudita. Otro sobre los estándares educativos más bajos en EE.UU. Y otro más sobre la necesidad de un movimiento global contra el autoritarismo, escrito por el veterano David Brooks.
El golpe de suerte que cayó del cielo (o de un chat grupal)
En marzo pasado, Goldberg se encontró accidentalmente agregado a un grupo de mensajes de texto entre funcionarios del gobierno de Trump que discutían un posible ataque militar. Este “error” se convirtió en una primicia exclusiva que catapultó las suscripciones del medio con cifras récord para una sola semana y día. Fue el tipo de historia que llega de forma imprevista, pero que solo una organización con periodistas preparados puede convertir en un hito.
La diáspora del Washington Post
El declive del Washington Post ha resultado ser un inesperado semillero de talentos para The Atlantic, que ya ha contratado a unos veinte de sus periodistas, entre ellos Sally Jenkins, una legendaria cronista deportiva, y Alexandra Petri, una talentosa escritora de sátira.
Esta migración no representa un escape desesperado, según los propios protagonistas. “No fue huida alguna, fue ir hacia algo excitante”, aclara Parker, quien ahora escribe con más voz propia, mayor profundidad y libertad temática, desde análisis políticos hasta ensayos personales sobre experiencias tan íntimas como una pérdida gestacional.
Una nueva especie de revista
Jeff Jarvis, autor del libro “Magazine”, señala que Goldberg está redefiniendo el concepto mismo de lo que es una revista en la era digital. “Creo que es un salvador del género y de la comunidad de escritores de revistas”, afirma Jarvis, quien también destaca el trabajo del exejecutivo Justin Smith por estabilizar financieramente a la organización antes del liderazgo editorial actual.
Goldberg define el reportaje perfecto de The Atlantic como aquel que combina belleza narrativa, reporteo meticuloso, un argumento claro y una voz reconocible. La misión, dice, es complacer tanto al que quiere informarse como al que desea emocionarse. “El objetivo es orquestal, queremos suficiente variedad de historias para que haya algo para todos”.
¿Periodismo rentable en 2025?
En medio de un panorama donde la mayoría de los medios lucha por monetizar su contenido, The Atlantic representa una anomalía inspiradora. Laurene Powell Jobs, la multimillonaria viuda de Steve Jobs, es la principal benefactora a través del Emerson Collective, cuya visión a largo plazo ha aportado estabilidad y libertad editorial a la publicación.
“Hay tan pocas organizaciones de noticias que sean rentables, estén creciendo y estén haciendo buen periodismo, con primicias, reportajes largos, podcasts y eventos en vivo. Ser parte de una de ellas es simplemente asombroso”, remata Parker.
¿El mejor equipo del mundo?
Ante la pregunta directa de si cree haber formado el mejor equipo de escritores del planeta, Goldberg no duda: “Peso por peso, este es el mejor staff de periodismo del mundo. No somos los más grandes, eso no me interesa. Pero sí los mejores”.
Mientras muchas publicaciones buscan el mínimo común denominador para sobrevivir, The Atlantic apuesta por la excelencia como brújula. Un modelo que, en una época de algoritmos y superficialidad, nos recuerda el valor insustituible de un buen texto, una idea valiente y una pluma con algo que decir.
En un mundo donde las luces de la prensa parecen opacarse, The Atlantic brilla con fuerza renovada.