¿Quién pagará por el nuevo estadio de los Spurs? La polémica que divide a San Antonio

Proposición B: entre promesas de revitalización urbana y críticas a los fondos públicos usados en beneficio de una franquicia privada

Un voto crucial sin partido en cancha

Mientras los San Antonio Spurs vuelven a ilusionar a su afición con la irrupción de Victor Wembanyama y el inicio de la temporada de la NBA, el partido más importante para el futuro inmediato de la franquicia no se jugará en el Frost Bank Center, sino en las urnas. El próximo 4 de noviembre, los votantes del condado de Bexar, Texas, decidirán el destino de la Proposición B: una medida que autoriza el uso de hasta $311 millones en impuestos de sitios para construir una nueva arena para los Spurs.

¿Qué propone la Proposición B?

La propuesta contempla una inversión total aproximada de $1,900 millones. De aprobarse, el condado aportaría $311 millones en impuestos a través de lo que se denomina venue taxes, impuestos aplicados en servicios turísticos como alquiler de coches y habitaciones de hotel. Por su parte, los Spurs se comprometen a invertir al menos $500 millones adicionales y cubrir cualquier sobrecosto, además de pagar una renta mensual por el uso de la nueva arena.

Adicionalmente, el plan maestro incluye un ambicioso desarrollo privado de $1,400 millones en los alrededores del recinto, bautizado como Project Marvel, cuyo objetivo es crear un nuevo distrito de entretenimiento y revitalización urbana en el centro de San Antonio.

“No hay Plan B”: la posición del equipo

Peter J. Holt, presidente de Spurs Sports and Entertainment, ha sido contundente: "Mi verdad, y nuestra verdad, es que no hay un Plan B". La directiva insiste en que esta propuesta ha sido desarrollada pensando cuidadosamente en lo mejor tanto para el club como para la comunidad.

"Estamos súper optimistas. Estamos totalmente convencidos. No habríamos comprometido tantos recursos si no creyéramos desde lo más profundo de nuestros corazones y mentes que esto es lo correcto", afirmó Holt ante legisladores locales.

Promesas y comparaciones

Los defensores de la propuesta subrayan que:

  • Los impuestos involucrados no afectarán el bolsillo del ciudadano común, ya que provendrán principalmente de los turistas.
  • La participación del sector privado minimiza el riesgo financiero para la ciudad.
  • El precedente en otras ciudades indica que este tipo de asociaciones público-privadas son comunes: Oklahoma City financió la nueva arena de los Thunder con ventas locales y solo $50 millones de inversión privada. En contraste, los Clippers de Los Ángeles pagaron más de $2 mil millones con fondos propios.

"De los equipos en mercados más pequeños, el 100% han utilizado asociaciones público-privadas para construir sus arenas", afirmó Holt.

Oposición ciudadana y dudas políticas

No todo es color de rosa. La alcaldesa Gina Ortiz Jones ha expresado reservas, solicitando más análisis sobre la participación real de la ciudad en el proyecto. Además, grupos ciudadanos se oponen a cualquier uso de dinero público en proyectos privados, incluso si son financiados con impuestos turísticos.

"No me he involucrado mucho, pero es interesante. Obviamente, como jugador, me encantaría una nueva arena", comentó Victor Wembanyama en rueda de prensa reciente. "Pero sé que el tema es más complejo que eso".

Una encuesta realizada por la Universidad de Texas en San Antonio reflejó que solo el 40% de los encuestados apoya la propuesta, mientras que un 46% está en contra y un 14% se mantiene indeciso.

Una campaña política sin precedentes

La polémica sobre la Proposición B ha generado un ambiente electoral poco usual para una cuestión deportiva. Se ha prohibido incluso el uso de ropa de los Spurs en los centros de votación, al considerarse una forma de proselitismo. Además, los detractores argumentan que la pregunta del referéndum está redactada de forma “engañosa”, al referirse al uso de impuestos como si implicara nuevos gravámenes para los ciudadanos, lo cual no es técnicamente cierto.

La discusión se ha trasladado del ámbito político al cultural; para muchos en San Antonio, los Spurs forman parte del corazón de la ciudad.

¿Qué pasará si la votación falla?

El contrato actual de los Spurs con el Frost Bank Center expira en 2032 y, hasta hoy, el equipo no ha mostrado intención de extenderlo. “Si la Proposición B no se aprueba, no sabemos cuál sería el próximo paso”, dijo un portavoz de los Spurs.

Ante la incertidumbre, surge la inevitable pregunta para los ciudadanos: ¿arriesgarse a perder uno de los principales símbolos deportivos y culturales de la ciudad?

El futuro de San Antonio se pone a votación

El debate expone una dicotomía recurrente en Estados Unidos: ¿deben las ciudades invertir fondos públicos, aunque sean turísticos, para asegurar la permanencia de equipos profesionales? La respuesta en San Antonio podría sentar precedente.

Sean Elliott, campeón con los Spurs y actual comentarista, fue claro: "No se trata solo de una nueva arena, es una inversión en el futuro de nuestra ciudad. Ayudará a que San Antonio deje de vivir a la sombra de otras urbes texanas".

La batalla por la Proposición B continúa, con campañas, debates públicos y dudas legítimas. Lo que está en juego no es solo el futuro de una franquicia de la NBA, sino el modelo de desarrollo urbano y cultural que San Antonio quiere para la próxima década.

¿Pagaremos por el orgullo o pagaremos las consecuencias?

El 4 de noviembre, los votantes de San Antonio tendrán la última palabra. Y esta vez, no es solo un partido de baloncesto... es un voto por el alma de una ciudad.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press