El Rey Carlos III y la Iglesia Católica: un nuevo capítulo en la reconciliación espiritual
Por primera vez desde la Reforma Protestante, el monarca británico y el líder de la Iglesia Católica se unirán en oración en la Capilla Sixtina
Un hecho histórico espera suceder en el corazón del Vaticano: el Rey Carlos III del Reino Unido y el Papa León XIV unirán sus voces en oración dentro de la sagrada Capilla Sixtina. Este gesto sin precedentes, previsto para el 23 de octubre, representa la primera vez desde la Reforma Anglicana de 1534 que los líderes supremos de la Iglesia de Inglaterra y la Iglesia Católica Romana comparten un acto religioso de tal magnitud.
De la separación al acercamiento ecuménico
La historia de la división entre ambas iglesias se remonta al reinado de Enrique VIII, quien rompió con Roma cuando el Papa Clemente VII se negó a anular su matrimonio. Así nació la Iglesia de Inglaterra, con el monarca como su cabeza suprema.
A pesar de siglos de tensiones teológicas y políticas, los últimos papas han buscado acercamientos. San Juan Pablo II y Benedicto XVI avanzaron en el diálogo con los anglicanos, y el Papa Francisco, antecesor de León XIV, promovió encuentros interconfesionales basados en causas comunes, como la protección del medio ambiente y la justicia social.
Un monarca devoto del diálogo interreligioso
El Rey Carlos III ha expresado abiertamente su deseo de ser un "defensor de todas las fes", alejándose del título tradicional de "Defensor de la fe" que insinúa una responsabilidad exclusiva sobre el anglicanismo. Este punto de vista más inclusivo encaja con el espíritu de la oración conjunta con el Papa León XIV.
La ceremonia en la Capilla Sixtina estará regida por una temática de preocupación compartida: el cuidado por la creación. Esta misma causa ha sido foco del magisterio pontificio en los últimos años, desde la encíclica Laudato Si’ hasta las declaraciones del nuevo Papa León XIV sobre la crisis climática global.
¿Quién es el Papa León XIV?
Tras el fallecimiento del Papa Francisco en 2025 después de una prolongada enfermedad, la elección del Papa León XIV como su sucesor marcó una nueva fase para la Iglesia Católica. Considerado un teólogo progresista y férreo defensor de la justicia social, León XIV ha dado continuidad al legado de Francisco con especial énfasis en la fraternidad entre religiones y el respeto por el planeta.
Detalles del esperado encuentro
La visita del Rey Carlos, acompañado por la Reina Camila, será también una oportunidad para fortalecer los lazos diplomáticos entre el Reino Unido y el Vaticano. El 22 de octubre arranca el viaje oficial, y al día siguiente se celebrará la histórica oración conjunta.
Cabe destacar que se le otorgará al Rey Carlos el título honorífico de “Confrater Real” en la basílica de San Pablo Extramuros, una de las cuatro principales del catolicismo. Este reconocimiento implica la instalación de una silla decorada con su escudo en el templo romano, que deberá ser usada por él y sus sucesores durante futuras visitas.
La ausencia que genera debates: Sarah Mullally
Una figura ausente del evento prenderá inevitablemente el debate entre tradición e inclusión: Sarah Mullally, la primera mujer en la historia en ser elegida como Arzobispa de Canterbury —el cargo de mayor rango espiritual dentro de la Iglesia de Inglaterra— no participará debido a que aún no ha sido investida oficialmente.
Su no asistencia ha evitado preguntas incómodas para el Vaticano, ya que la Iglesia Católica prohíbe ordenaciones sacerdotales de mujeres, una diferencia doctrinal que aún separa profundamente a ambas denominaciones cristianas.
Un acto cargado de símbolos
El acto litúrgico en la Capilla Sixtina contará con cánticos conjuntos del Coro de la Capilla Sixtina y del coro real británico, interpretando himnos anglicanos y latinos. Esta armonía musical es también símbolo de la aspiración a una unidad espiritual, aunque aún imperfecta.
Según Mons. Flavio Pace, secretario del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, el momento es una narrativa de esperanza: “No buscamos ignorar lo que nos separa, sino celebrar lo que ya nos une”.
Más allá de lo ceremonial
El evento cobra también gran relevancia política. En pleno contexto pos-Brexit y de redefinición del papel británico en el escenario geopolítico, Carlos III parece apostar por el uso del poder simbólico de la monarquía para impulsar agendas de reconciliación, diálogo y unidad a escala global.
Además, esta colaboración con el Vaticano se alinea con agendas compartidas sobre emergencia climática, pobreza, migración y derechos humanos, que ambos estados suelen promover desde sus respectivas plataformas diplomáticas.
¿Será esto el preludio de un acercamiento duradero?
Aunque nadie espera una plena reunificación entre el catolicismo y el anglicanismo en el corto plazo, los especialistas en ecumenismo coinciden en que estos eventos permiten descomprimir tensiones ancestrales e impulsan una espiritualidad posmoderna, más ecuménica y menos centrada en el dogma excluyente.
El teólogo escocés James Houston apunta en una entrevista a The Guardian: “La fe del siglo XXI no puede darse el lujo de dividirse por interpretaciones de medio milenio atrás; sólo el universalismo cristiano podrá sobrevivir la modernidad”.
Un hito para 85 millones de anglicanos y 1,300 millones de católicos
La Comunión Anglicana cuenta con más de 85 millones de adeptos a lo largo de 165 países. La Iglesia Católica Romana excede los 1,300 millones de fieles. Un gesto conjunto entre sus respectivos jefes espirituales tiene el potencial de impactar una buena parte de la humanidad creyente.
Asimismo, representa un faro de esperanza en un mundo sacudido por conflictos religiosos, polarización política y crisis humanas. Mientras las diferencias doctrinales persisten, la voluntad de orar juntos es quizás el paso más revolucionario que la fe puede dar hoy.
El legado de Isabel II y la continuidad de Carlos
El Rey Carlos no es el primero en su familia en acercarse al Vaticano. Su madre, la Reina Isabel II, visitó Roma durante el Jubileo del año 2000, en un gesto simbólico que marcó su respeto por el papado. Carlos, sin embargo, va más lejos: elige orar, no solo visitar.
Este tipo de gestos son señales claras de que la monarquía británica contemporánea busca posicionarse como guía moral, más allá de sus funciones ceremoniales.
Un futuro menos dividido, más dialogado
En un mundo en el que los nacionalismos y fundamentalismos marcan la agenda, la oración entre el Rey Carlos III y el Papa León XIV puede ser una semilla de reconciliación interreligiosa e interhumana.
Este evento no solo marca un momento sagrado, sino también un giro en las relaciones institucionales entre dos pilares del cristianismo. Es, tal vez, el inicio de una narrativa más inclusiva y moderna en las grandes religiones del mundo. Un recordatorio de que rezar juntos es también caminar juntos hacia una espiritualidad más universal.