Gaza tras el alto el fuego: ¿respiro o espejismo?

Un análisis del frágil cese de hostilidades en la Franja de Gaza y las persistentes dificultades que enfrentan sus habitantes

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Por meses, las calles de Gaza resonaron con los estruendos de bombas y gritos de auxilio. Hoy, aunque el sonido de los bombardeos ha cesado, la incertidumbre, el hambre y la desesperanza siguen marcando la vida de los gazatíes. ¿Puede considerarse este nuevo alto al fuego como el inicio de una recuperación o simplemente como una pausa entre catástrofes?

Un respiro tras dos años de horror

El 10 de octubre de 2025 entró en vigor un cese del fuego entre Israel y Hamás, tras dos años de un conflicto que ha dejado más de 68,000 palestinos muertos, según el Ministerio de Salud de Gaza. Para personas como Bassil Naggar, desplazado una docena de veces durante la guerra, la tregua ha traído la posibilidad de dormir sin miedo a un ataque nocturno. Pero eso no significa que la vida haya vuelto a la normalidad.

La vida después del cese al fuego sigue siendo de ansiedad. ¿Realmente terminó la guerra?”, se pregunta Naggar mientras observa cómo el viento desgasta la lona de su carpa en la costa de Muwasi.

La devastación de Gaza en cifras

  • 68,000+ muertos en Gaza desde octubre de 2023.
  • 1,200 israelíes asesinados en el ataque de Hamás que dio inicio al conflicto.
  • 251 secuestrados inicialmente por Hamás.
  • 2.3 millones de personas habitantes de Gaza, la mayoría desplazados internos.

Las condiciones de vida son críticas: escasez de alimentos variados, falta de agua potable y un invierno que se aproxima sin abrigo ni refugio adecuado. Aunque algunos víveres están disponibles, los precios los han convertido en un lujo. Comprar carne o pollo es casi una fantasía. Y hasta alcanzar un litro de agua puede significar caminatas de una hora, como le ocurre a Mohamed Samy, recientemente desplazado a la ciudad de Gaza.

La ayuda humanitaria: una promesa aún incumplida

Desde el inicio de la tregua, cientos de camiones han cruzado diariamente por el cruce de Kerem Shalom, controlado por Israel, según el acuerdo actual. Sin embargo, muchos ciudadanos afirman que no han percibido una mejora real en la cantidad de ayuda humanitaria.

La portavoz del Programa Mundial de Alimentos, Abeer Etefa, afirmó recientemente: “Nos estamos moviendo rápidamente para ampliar la asistencia, pero aún no estamos al nivel necesario.” Entre los principales obstáculos, mencionó la necesidad de abrir más cruces y la infraestructura fuertemente dañada.

La reapertura del cruce de Rafah: ¿un rayo de esperanza?

El cruce de Rafah, entre Gaza y Egipto, ha sido durante décadas el único escape para los gazatíes hacia el mundo exterior sin pasar por puntos controlados por Israel. Desde la incursión de Israel en mayo de 2024, este paso ha permanecido cerrado por largos periodos, habilitado solo para evacuaciones médicas ocasionales.

El ministro de Asuntos Exteriores de Israel comentó que probablemente será reabierto el domingo, aunque no se ha confirmado si estará disponible tanto para el tránsito de personas como de mercancías.

“El cruce es una línea de vida para nuestras familias, y su cierre ha roto la espalda de quienes dependen de él para sobrevivir,” explicó Adel Amr, trabajador del sector transporte en Cisjordania.

Se habla de reactivar una misión humanitaria de la Unión Europea en Rafah, e incluso se sugiere que esté gestionado completamente por palestinos, con asistencia técnica internacional.

El fantasma del hambre: una amenaza persistente

En agosto, el grupo internacional que monitorea las crisis alimentarias anunció que Gaza City estaba atravesando una hambruna severa. Aunque el informe fue desestimado por el gobierno israelí, múltiples ONG advirtieron que las restricciones al ingreso de ayuda estaban generando casos de desnutrición extrema, especialmente en la infancia.

Organizaciones humanitarias han reanudado sus operaciones lentamente desde el cese del fuego. Actualmente, al menos nueve ONG están brindando servicios limitados en la ciudad de Gaza y partes del norte del enclave.

El día a día de una población en ruinas

En Deir al-Balah, el centro de la Franja que hoy sirve como refugio masivo para miles de desplazados, las imágenes desgarradoras son comunes. Mujeres esperando por hasta seis horas para obtener un plato de arroz, niños correteando en medio de escombros, construcciones derrumbadas que ya no permiten distinguir si allí vivía una familia o funcionaba un negocio.

Basma Abu Al-Kheir comenta resignada que muchos productos han llegado a los mercados, pero adquirirlos es otro cantar. “No se puede comprar lo que uno quiere”, dice. Y ¿cómo podrían hacerlo, si casi ningún residente tiene trabajo o estabilidad económica?

Fida Ziyad, quien perdió su hogar en el norte de Gaza, camina cada día al mercado para ver si puede conseguir algunas verduras. Las encuentra, pero a precios incomparables con los que existían antes de la guerra. “No se puede hablar aún de volver a la normalidad”, afirma.

Uno de los relatos más simbólicos es el de Ayman Abu Saif, ex trabajador del sector hotelero, quien ha sido desplazado varias veces. “Es arroz o pasta todos los días.” La reciente compra de tres manzanas para sus hijos se siente para él como una victoria, una que le tomó más de un año conseguir.

El futuro de Gaza: más preguntas que certezas

La realidad para personas como Abu Saif es abrumadora: sin casa, sin infraestructura, sin agua ni educación. Su hijo de seis años lleva meses sin acceder a una escuela. Abu Saif teme que sus hijos crezcan creyendo que la caridad, el desarraigo y la violencia son parte intrínseca de la vida.

La magnitud del desastre plantea una pregunta fundamental: ¿es este cese al fuego el inicio del fin de la guerra, o simplemente una pausa estratégica? La historia de Gaza, marcada por múltiples conflictos desde el bloqueo impuesto hace más de 15 años, no ayuda al optimismo.

Los desafíos inmediatos

  • Reconstrucción masiva: más del 70% de las estructuras han sido destruidas o gravemente dañadas.
  • Educación: miles de escuelas han sido arrasadas o utilizadas como refugios improvisados.
  • Falta de gobernanza: el futuro político de Gaza es incierto si Hamás no participa en su administración, según acuerdos actuales.
  • Salud pública: hospitales destruidos, carencias médicas y brotes de enfermedades infecciosas amenazan especialmente a niños y ancianos.

Hemos perdido todo”, dice Abu Saif. La tregua silenció las bombas, pero el eco de la destrucción sigue retumbando en cada rincón de Gaza.

Para Bassil, Ayman, Fida y miles de gazatíes, hoy la esperanza es un bien escaso. El cese al fuego puede haber sido bienvenido, pero es frágil. Las cicatrices, tanto en ladrillos como en almas, seguirán abiertas mientras no haya una solución política duradera que garantice vidas dignas y seguras para los palestinos.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press