NEON: La red que está revolucionando el acceso universitario para estudiantes de bajos ingresos
Cómo una iniciativa educativa conecta a jóvenes talentos con las universidades más selectivas y combate las brechas de clase y oportunidad en EE.UU.
Una causa inspirada en la justicia social
Leslie Cornfeld, exasesora de los secretarios de educación bajo la administración de Obama y la alcaldía de Michael Bloomberg en Nueva York, se sintió profundamente frustrada al constatar que los estudiantes más brillantes de entornos desfavorecidos rara vez llegaban a las universidades de élite. No era por falta de talento, sino de oportunidades.
Mientras visitaba escuelas de bajos ingresos (conocidas como Title I schools), la constatación era repetitiva: los estudiantes no se sentían preparados para aspirar a universidades como Yale, Harvard o Stanford, mientras que estas instituciones aseguraban no poder encontrar suficientes talentos de bajos ingresos.
“Eso no tenía sentido”, reflexionó Cornfeld. “Si pueden encontrar atletas increíbles en cada rincón del país, ¿por qué no pueden encontrar a los mejores alumnos académicos?”
Así nació NEON
En 2019, con solo $50,000 en fondos iniciales de la Carnegie Corporation de Nueva York, Cornfeld fundó el National Education Equity Lab, ahora conocido como National Education Opportunity Network o NEON. La premisa era clara: el talento está distribuido equitativamente, pero las oportunidades no.
NEON se propuso vincular directamente a universidades de élite con las escuelas secundarias públicas más pobres del país. En su piloto, ofreció un curso de poesía de Harvard College a 24 escuelas de secundaria. Pero no fue solo ofrecer el curso: incluyó capacitación para profesores locales, sesiones de Zoom con académicos de renombre y mentores estudiantiles de universidades para guiar el camino.
Cifras que hablan del impacto
- 60 cursos con créditos universitarios ofrecidos.
- 40,000 estudiantes en 512 instituciones educativas.
- 80% de los estudiantes aprueban los cursos.
Y lo más impresionante: según un análisis del profesor Robert Balfanz de la Universidad Johns Hopkins, los alumnos que completan al menos un curso NEON tienen el doble de probabilidades de asistir a universidades de cuatro años en comparación con sus pares.
Una alternativa sólida frente al modelo AP
Los cursos Advanced Placement (AP) se han considerado durante décadas como la puerta al éxito universitario en EE.UU., especialmente para alumnos de bajos ingresos. Sin embargo, los datos muestran que ese modelo está fallando: el 60% de los estudiantes de bajos recursos obtuvieron puntajes demasiado bajos para obtener créditos universitarios en los exámenes AP de 2023.
NEON propone una alternativa: en lugar de centrarse en un único examen estandarizado, sus cursos evalúan el trabajo del alumno durante todo el semestre, ofrecen acompañamiento y eliminan muchas de las barreras tradicionales.
“Somos un animal muy distinto a AP”, dijo Cornfeld. “Este modelo fue creado específicamente para estudiantes de escasos recursos. Estamos trayendo la universidad a sus escuelas y transformando la cultura académica.”
Un modelo eficiente y escalable
Con solo 32 empleados y un presupuesto de $7.5 millones anuales, NEON ha logrado lo que muchos multimillonarios no pudieron con mega-inversiones en educación. Ejemplos como el fallido experimento de Mark Zuckerberg en Newark o la iniciativa de $1,000 millones de la Fundación Gates palidecen en comparación al enfoque “bajo costo, alto impacto” de NEON.
Su secreto: aprovechar recursos ya existentes. Los cursos vienen de universidades que ya los ofrecen y sus facilitadores son profesores activos. Los docentes de preparatoria, ya empleados del sistema público, reciben formación para coenseñar y se recluta a mentores entre los propios estudiantes universitarios.
Henry McCance, principal benefactor individual y capitalista de riesgo, lo resume así: “Con pocos recursos han logrado influir en miles de estudiantes. Su modelo es brillante.”
Historias de transformación
El impacto de NEON ya se percibe en cientos de vidas. Marah Rigaud, estudiante de primera generación de ascendencia haitiana en Long Island, cursó cinco materias con NEON en preparatoria. Hoy estudia en Yale.
“Escuchar nombres como Yale o Harvard puede intimidar. Pero haber vivido sus clases me dio la confianza necesaria para saber que pertenezco allí.”
El testimonio de Marah se suma a miles. Principales de escuelas como Celeste Pico, de Lompoc High School en California, destacan el impacto no solo académico, sino social y emocional del programa.
“Les estaría mintiendo si dijera que no ha sido un esfuerzo enorme”, admite Pico. “Pero ha valido la pena. Muchos de mis estudiantes ingresan a la universidad con el equivalente a un año cursado, y con mucha más seguridad.”
Un futuro ambicioso: 1 millón de estudiantes
NEON quiere expandirse a un millón de alumnos en los próximos 10 años. De lograrlo, superaría la cantidad de estudiantes de bajos ingresos que rindieron exámenes AP en 2023.
Para ello, NEON ya ha comenzado conversaciones con 35 nuevos distritos escolares. Además, mantiene el apoyo de fundaciones como Bill & Melinda Gates, Apollo, Morgan Stanley y de organizaciones como la NBA. Y, gracias a su éxito comprobado, más universidades están ansiosas por sumarse a la red.
“La demanda jamás ha sido tan alta”, asegura Cornfeld. “Nos llegan solicitudes de distritos escolares casi todas las semanas.”
Obstáculos y la lucha por financiamiento
Ahora, más que tener que convencer a las escuelas o universidades, el principal reto de NEON es el capital. Sus líderes saben que pueden escalar, pero necesitan más inversión.
“No pienso en si el objetivo es alcanzable al 100%”, dice McCance, “pero sí sé que el único verdadero obstáculo es financiero.”
De todos modos, NEON ya demostró ser una de las apuestas más prometedoras para atacar una de las crisis más urgentes del sistema educativo estadounidense: la falta de movilidad real para estudiantes brillantes que nacen en contextos desfavorecidos.
El camino a seguir
Ya no basta con buenos deseos. La desigualdad educativa en EE.UU. afecta no solo a millones de jóvenes, sino también a la economía, la democracia y la innovación del país. NEON es un modelo que ha probado ser eficaz, escalable y particularmente sensible a las realidades de los más vulnerables.
Como dijo Rigaud, “no se trata solo de estudiar; se trata de sentir que uno merece estar ahí.” Y gracias a proyectos como NEON, este derecho comienza a abrirse paso.