Periodismo bajo fuego: La lucha por la libertad de prensa en el Pentágono de Hegseth
Restricciones impuestas a corresponsales militares despiertan temores de censura y opacidad en misiones clave de EE.UU.
Una crisis sin precedentes: la prensa se retira del Pentágono
La relación entre el Pentágono y los periodistas acaba de sufrir un evento sísmico. Por primera vez en décadas, docenas de corresponsales de defensa han dejado sus escritorios y espacios de trabajo en una de las instituciones más estratégicas de Estados Unidos, todo esto tras no aceptar las nuevas reglas impuestas por el Secretario de Defensa, Pete Hegseth.
Según dichas reglas, quienes continuaran trabajando desde el Pentágono debían aceptar condiciones que muchos consideran violatorias de la libertad de prensa: limitaciones estrictas sobre qué puede reportarse y cómo, y un control gubernamental casi total del relato mediático.
Un nuevo frente de batalla: periodistas vs. censura
El portavoz principal del secretario Hegseth no se guardó nada. Sean Parnell, en redes sociales, declaró irónicamente: “Los medios autojustificados decidieron auto-deportarse del Pentágono. Es su derecho — pero también su pérdida. No los extrañaremos”. Mientras tanto, los periodistas no solo no se callaron, sino que redoblaron su esfuerzo investigativo, demostrando que el periodismo independiente sigue vivo.
Scoop desde fuera: ataques en el Caribe y renuncias misteriosas
El hecho de abandonar físicamente el Pentágono no significa que los periodistas dejen de hacer su labor. Reuters reveló detalles sobre un ataque de EE.UU. a una embarcación en el Caribe, incautada por supuesta conexión con narcotráfico. Es más, hubo sobrevivientes capturados, lo cual sería un giro inesperado en la narrativa oficial.
En paralelo, el almirante Alvin Holsey, jefe del Comando Sur, responsable de las operaciones estadounidenses en América Latina y el Caribe, presentó una inesperada renuncia a los 12 meses de un mandato que debía durar tres años. Según The New York Times, dos fuentes anónimas revelaron que Holsey tenía serias preocupaciones sobre los ataques marítimos.
La nueva realidad informativa: dependientes de fuentes y sin acceso físico
La periodista Nancy Youssef, de The Atlantic, fue tajante: "Seguimos trabajando, seguimos informando. Hay razones para tener esperanza”. Desde su nueva base de operaciones, a más de 4 kilómetros del Pentágono, ha tenido que reinventar su forma de reportar.
Uno de los mayores temores es que los periodistas ya no puedan asistir a operaciones militares ni acceder a bases clave. Las autorizaciones para viajes con las fuerzas armadas (embeds) penden de un hilo si no cumplen con las nuevas reglas. ¿Quién facilitará el acceso a portaviones o zonas de guerra ahora? Esa es la gran incógnita.
¿Control narrativo o seguridad nacional?
El Pentágono ha justificado los cambios con lo que llama “sentido común”, pero los expertos en prensa no están convencidos. Muchos coinciden en que se trata de un intento por controlar la narrativa, un patrón que se ha venido reforzando desde la administración actual.
Hegseth ya había comenzado a restringir el acceso incluso antes de este conflicto. Exigía escoltas para moverse dentro del edificio y redujo los encuentros informativos a un puñado. Ahora, sin periodistas físicamente presentes, la rendición de cuentas se complica aún más.
¿Quién firmó las nuevas normas del Pentágono?
Según The Washington Post, solo 15 periodistas firmaron las reglas. Entre ellos, miembros de medios conservadores como The Federalist, Epoch Times y One America News. El resto eran freelances, incluyendo seis de Turquía, y ningún medio tradicional ni de gran impacto como CNN, Associated Press o NBC aceptó las condiciones.
Resistencia desde adentro: las Fuerzas Armadas también defienden la Constitución
En una revelación impactante, Youssef escribió en The Atlantic que varios miembros del personal militar se acercaron voluntariamente a ella para decirle que seguirían comunicándose con la prensa. Lo harían no para violar órdenes, sino para honrar los valores constitucionales y garantizar una información pública veraz.
“No podemos permitir que el miedo al castigo apague al periodismo”, escribió. Estas declaraciones recuerdan que, incluso en entornos de orden y obediencia como el Ejército, hay un fuerte compromiso con el derecho ciudadano a saber la verdad.
Un precedente oscuro
Este episodio recuerda —aunque con distinto contexto— a épocas en las que la prensa fue vista como “enemiga”. Históricamente, la relación entre los medios y el Pentágono ha sido tensa, pero funcional. Desde la Guerra de Vietnam hasta las invasiones en Irak y Afganistán, el periodismo militar ha estado en el centro de la tormenta, pero nunca bajo condiciones como las actuales.
La Asociación de Corresponsales Militares de Estados Unidos advirtió que los cambios podrían tener “un efecto paralizante sobre el periodismo militar”.
¿Adónde vamos desde aquí?
Lo que ocurre actualmente pone en discusión el papel de la prensa en sociedades democráticas: ¿hasta dónde pueden o deben llegar los gobiernos en sus intentos por manejar la narrativa pública? ¿Es aceptable exigir obediencia editorial a cambio de acceso físico o institucional?
Las respuestas no son sencillas, pero un hecho es evidente: el periodismo libre es más que un escritorio dentro del Pentágono. Mientras haya voluntad de informar, fuentes dispuestas a hablar y ciudadanos pidiendo cuentas, la verdad encontrará su camino.
Como bien dijo la periodista Youssef: “Hay razones para tener esperanza”.
Datos clave sobre periodismo y defensa en EE.UU.
- La Asociación de Corresponsales del Pentágono (PCA) cuenta con más de 100 miembros de más de 40 organizaciones de noticias.
- Durante la invasión de Irak en 2003, más de 700 periodistas fueron autorizados a realizar “embeds” con tropas estadounidenses.
- Estados Unidos invierte más de $800,000 millones anuales en su presupuesto de defensa (según datos de 2023 del Departamento de Defensa).
- Más del 60% de las noticias sobre seguridad nacional provienen de filtraciones anónimas y no de ruedas de prensa oficiales, según un estudio de Columbia Journalism Review.
Una discusión que va más allá del Pentágono
La tensión entre la prensa y el poder no es exclusiva del ámbito militar. Sin embargo, el acceso y la transparencia en temas de defensa son fundamentales para la rendición de cuentas en democracias sólidas. Si el periodismo se ve limitado en estos ámbitos, todo el ecosistema de gobierno transparente se ve afectado.
Hoy, más que nunca, hace falta recordar lo que Thomas Jefferson escribió en 1787: “Si tuviera que decidir entre tener un gobierno sin periódicos o periódicos sin gobierno, no dudaría en preferir lo segundo”.