¿Menos alergias alimentarias? Así cambió la ciencia la forma en que alimentamos a nuestros bebés

Una década después del revolucionario estudio que cambió las pautas de alimentación infantil, la introducción temprana de cacahuetes demuestra salvar vidas y prevenir alergias graves

Un cambio de paradigma respaldado por la ciencia

En 2015, el mundo de la pediatría fue sacudido por una revelación que contradecía décadas de práctica médica: introducir productos de cacahuete en la alimentación de los bebés a tan solo 4 meses de edad podía prevenir el desarrollo de alergias alimentarias graves. Esta recomendación, basada en el estudio Learning Early About Peanut Allergy (LEAP) dirigido por el Dr. Gideon Lack del King's College de Londres, transformó la forma en que padres y profesionales de la salud se enfrentan a uno de los trastornos inmunológicos más temidos de la infancia.

Hoy, cerca de una década después, una nueva investigación publicada en Pediatrics trae buenas noticias: las pautas no solo se están aplicando, sino que también están funcionando. Según los datos recabados por el equipo del Dr. David Hill en el Hospital Infantil de Filadelfia, se estima que al menos 60,000 niños en Estados Unidos se han salvado de desarrollar alergias al cacahuete, una cifra nada despreciable.

La alergia al cacahuete: un problema de salud pública

Más del 8% de los niños estadounidenses lidia con alguna forma de alergia alimentaria, y más del 2% específicamente al cacahuete. Esta alergia, en particular, se considera una de las más peligrosas, pues puede desencadenar reacciones graves como la anafilaxia, una respuesta inmunitaria potencialmente letal.

Tradicionalmente, se pensaba que evitar el cacahuete hasta los tres años protegía al infante. Sin embargo, el ensayo LEAP demostró lo opuesto: los bebés alimentados con cacahuete (en forma de mantequilla o bocados de textura segura) tenían un 81% menos de probabilidad de desarrollar alergia más adelante en la vida.

Los resultados del impacto en el mundo real

Hill y su equipo analizaron registros electrónicos de decenas de prácticas pediátricas en EE.UU. para comparar diagnósticos de alergias alimentarias antes y después de las nuevas recomendaciones. Los hallazgos fueron contundentes:

  • 27% de reducción de alergias al cacahuete en niños de 0 a 3 años tras la guía inicial de 2015.
  • Más del 40% de reducción cuando las pautas se ampliaron en 2017 a todos los bebés, incluidos los de bajo riesgo.

“Hoy puedo decir con confianza que hay menos niños con alergia alimentaria de lo que habría si no hubiésemos implementado este esfuerzo de salud pública”, afirmó el Dr. David Hill.

Un reto aún en proceso: la implementación

Pese a los números positivos, la adopción de estas guías no ha sido completamente homogénea. Según encuestas recientes, solo un 29% de pediatras y un 65% de alergistas siguen con rigor las recomendaciones actualizadas.

“Todavía hay confusión en cuanto a cómo introducir los alérgenos de manera segura en la alimentación del bebé”, explicó la Dra. Ruchi Gupta, experta en alergias infantiles de la Universidad Northwestern, en un comentario adjunto al estudio.

¿Cómo aplicar estas pautas en casa?

Las recomendaciones actuales, revisadas en 2021, abogan por introducir productos de cacahuete y otros alérgenos principales —como huevo, leche, soja y mantequilla de frutos secos— entre los cuatro y los seis meses de edad. No se requiere un test genético previo o examen clínico si el bebé no presenta antecedentes claros de alergias.

El Dr. Hill sugiere comenzar con pequeñas cantidades: “No tiene que ser mucho. Basta con toques suaves de mantequilla de cacahuete, yogur a base de leche o soja, o cremas de frutos secos. Lo importante es acostumbrar al sistema inmunológico de manera regular y segura”.

Historias reales: madres que cambiaron el panorama

Tiffany Leon, nutricionista registrada y directora en la organización Food Allergy Research & Education (FARE), compartió su experiencia: “Introduje cacahuetes y otros alérgenos a mis hijos, James y Cameron, desde los cuatro meses. Al principio, mi madre se escandalizó —era lo opuesto a lo que ella había aprendido— pero le mostré la evidencia científica.

“Como dietista, me baso en lo que dice la ciencia. Si las guías cambiaron y ahora dicen que empezar temprano es mejor, entonces eso es lo que hicimos. Mis hijos no tienen alergias, y eso es una enorme tranquilidad”, agregó Leon.

El largo camino hacia esta revolución pediátrica

El ensayo LEAP incluyó a más de 600 bebés con alto riesgo de alergias (ya sea por eccema severo o antecedentes familiares). Divididos en dos grupos, unos recibieron cacahuete regularmente y otros no. A los cinco años:

  • Sólo el 3% del grupo expuesto al cacahuete desarrolló alergia.
  • El 17% del grupo de control sí sufrió alergia al cacahuete.

Lo verdaderamente revolucionario fue que la protección se mantenía durante años. En seguimientos posteriores, alrededor del 70% de los niños seguía siendo resistente a la alergia incluso al llegar a la adolescencia.

Activismo y concientización

FARE, la organización que lidera la agenda de salud pública sobre alergias alimentarias en EE.UU., ha resaltado lo que representa esto en términos de costos, calidad de vida y prevención.

Su directora ejecutiva, Sung Poblete, expresó: “Esta investigación refuerza lo que ya sabemos y subraya una oportunidad significativa de reducir la prevalencia de la alergia al cacahuete en todo el país”.

¿Qué deben saber los padres nuevos?

1. Consultar al pediatra: Antes de introducir alérgenos, tener una charla con un especialista puede ayudar a personalizar el enfoque.

2. Comenzar entre los 4 a 6 meses: Este es el rango crítico donde el sistema inmunológico está más receptivo.

3. Evitar trozos duros: El cacahuete entero puede provocar atragantamiento. Opta por mantequilla de cacahuete diluida.

4. Observar reacciones: La mayoría de los efectos aparecerán en pocos minutos. Si notas enrojecimiento facial, vómito, urticaria o cambios en la respiración, busca atención médica.

Mirando hacia el futuro

La batalla contra las alergias alimentarias está lejos de terminar. Aunque los índices de alergia al cacahuete disminuyen, el número de niños con otras alergias alimentarias está en ascenso. La comida procesada, alteraciones en la flora intestinal, la contaminación ambiental y la predisposición genética siguen influyendo.

Sin embargo, el éxito del enfoque proactivo con los cacahuetes abre la puerta a nuevos modelos de prevención. “Nuestra esperanza es replicar esta estrategia con otros alérgenos”, afirmó la Dra. Gupta. Estudios similares ya están en curso en Europa y Asia.

Mientras tanto, padres y médicos comienzan a ver con sus propios ojos que a veces, lo que parece una idea radical —como dar cacahuetes a un bebé de cuatro meses— puede ser el escudo más poderoso contra una vida limitada por la comida.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press