Corrupción y castigo en Filipinas: la megacárcel donde podrían terminar senadores y diputados por escándalo de obras hidráulicas

Un nuevo penal en Manila podría convertirse en símbolo de justicia tras un fraude multimillonario en proyectos de control de inundaciones que ha indignado al país

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Una cárcel para políticos: el giro inesperado de la lucha anticorrupción en Filipinas

Filipinas es escenario de uno de los mayores escándalos de corrupción en su historia reciente, vinculado a millonarios proyectos de control de inundaciones. En respuesta, el gobierno del presidente Ferdinand Marcos Jr. ha presentado una medida sin precedentes: una nueva cárcel construida especialmente para albergar a legisladores, ingenieros y empresarios implicados en este entramado delictivo.

El secretario del Interior, Jonvic Remulla, mostró a los medios las instalaciones del flamante penal, situado en la región metropolitana de Manila, que tiene capacidad para 800 detenidos. Esta acción forma parte de los intentos del gobierno actual por contener la indignación pública.

Una cárcel para todos: sin trato VIP, promete el gobierno

Las reglas de la cárcel se aplicarán por igual a ricos y pobres”, afirmó Remulla, tras asegurar que no habrá trato preferencial para los posibles prominentes ocupantes del penal. Esta afirmación busca tranquilizar a una ciudadanía que ha visto anteriormente cómo políticos condenados gozaban de condiciones de privilegio incluso tras ser sentenciados.

El nuevo centro penitenciario consta de 80 celdas con capacidad para 10 personas cada una. Las celdas cuentan con literas, baño compartido, ducha y acceso a agua potable purificada. Están prohibidos los teléfonos móviles y computadoras, aunque los detenidos podrán tener contacto con sus abogados y acceder a una enfermería.

Un escándalo de proporciones bíblicas: 9.855 proyectos, $9.500 millones en juego

Todo comenzó cuando, en su informe sobre el estado de la nación en julio de 2022, Marcos Jr. reveló posibles irregularidades en miles de proyectos de infraestructura concebidos para mitigar las inundaciones en este país insular, altamente expuesto a desastres naturales.

De ahí se generó una investigación oficial sobre 9.855 proyectos de control de inundaciones valorados en más de 545.000 millones de pesos filipinos (unos $9.500 millones USD). El mandato presidencial creó una comisión independiente para analizar a fondo lo ocurrido, y los hallazgos han sido alarmantes.

Hasta ahora, el Ministerio de Finanzas ha estimado que cerca de 118.500 millones de pesos (más de $2.000 millones USD) podrían haber sido desviados en fraudes y sobornos desde 2023 solamente.

¿Quiénes están involucrados? Nombres poderosos bajo la lupa

Uno de los aspectos más chocantes del escándalo es la jerarquía de los presuntos implicados. Decenas de legisladores actuales, altos funcionarios del Departamento de Obras Públicas y empresarios del sector de la construcción están señalados como receptores o facilitadores de sobornos y desvío de fondos.

Entre los nombres más notorios aparecen Martin Romualdez, presidente de la Cámara de Representantes y primo del presidente Marcos Jr., así como el presidente del Senado, Francis Escudero. Ambos han negado vehementemente las acusaciones, pero ya renunciaron a sus cargos de liderazgo en señal de distensión política.

Además, cuatro exsenadores también han sido salpicados en las audiencias parlamentarias. Varios empresarios de la construcción, llamados a testificar, detallaron bajo juramento la entrega de millones en "comisiones" como condición para adjudicaciones públicas.

Reacción ciudadana: protestas callejeras e indignación digital

La noticia ha desatado protestas masivas en Manila y otras ciudades; miles de filipinos se sienten traicionados por una clase política acusada de enriquecerse mientras el país lidia con inundaciones anuales devastadoras.

En redes sociales, el hashtag #TubigNaLangSaLuhangPondo (solo agua de lágrimas con este presupuesto) se volvió tendencia, reflejando el sentir popular de frustración. Organizaciones cívicas, universidades y colectivos juveniles han hecho un llamado a una reforma profunda en la asignación de fondos públicos.

El problema mayor: corrupción estructural y cambio institucional

Filipinas no es ajena a escándalos de corrupción dentro de sus niveles más altos de gobierno. Desde la dictadura de Ferdinand Marcos (padre del actual presidente), pasando por casos en las administraciones de Gloria Macapagal Arroyo y Rodrigo Duterte, los fraudes sistémicos han minado la confianza institucional por décadas.

De hecho, el sistema judicial filipino ha sido reiteradamente criticado por ineficacia, lentitud y disparidad en el trato a acusados adinerados vs. pobres. Casos emblemáticos han tardado años en resolverse o simplemente se han perdido en trámites interminables.

En palabras del analista político Richard Heydarian, “el verdadero desafío no es encarcelar a algunos peces gordos, sino transformar la cultura de impunidad incrustada en las instituciones del país”.

La cárcel como símbolo: justicia o populismo punitivo

La inauguración del nuevo penal ya está generando un debate sobre si esto constituye un avance real en términos de justicia, o simplemente una medida populista para calmar a las masas. Algunos defensores de derechos humanos temen que este tipo de iniciativas puedan desembocar en arbitrariedades o inquisiciones con fines políticos.

Aun así, muchos lo ven como un paso tangible en la lucha contra la corrupción endémica que ha frenado el desarrollo del país y condenado a millones a vivir bajo infraestructuras decrépitas, mientras unos pocos se enriquecen impunemente.

Cifras alarmantes del sistema penitenciario filipino

  • Filipinas tiene una de las poblaciones carcelarias más hacinadas del mundo.
  • Las cárceles están operando, en promedio, a cuatro veces su capacidad normal.
  • Durante la “guerra contra las drogas” de Duterte, más de 300.000 personas fueron detenidas, muchos de ellos sin juicio previo.
  • El Centro de Detección de Manila tenía un índice de ocupación del 463% en 2022.

Cero tolerancia a la corrupción: ¿realidad o retórica?

El presidente Marcos Jr. ha apostado por tomar distancia de las prácticas del pasado, prometiendo transparencia y justicia. Su reputación política —siempre bajo la sombra de su apellido— está en juego.

Expertos coinciden en que la construcción de esta cárcel representa un gesto potente y altamente simbólico, pero que deberá estar apoyado por reformas judiciales, mayor supervisión de contratos públicos y un robusto sistema de rendición de cuentas.

“Si un ladrón que hurtó una loción de $1,70 puede ser encarcelado aquí, entonces quienes robaron miles de millones deben también compartir celda”, concluyó Remulla en una declaración que se hizo viral.

Una señal para el resto de Asia

Filipinas es visto como termómetro en la lucha anticorrupción en el sudeste asiático. Acciones firmes como esta podrían influir en otros países con problemas similares, como Indonesia, Tailandia y Malasia, donde escándalos como el de 1MDB siguen resonando.

Solo el tiempo dirá si esta prisión será recordada como la jaula de la impunidad... o el primer ladrillo en una nueva era política.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press