Diwali bajo el humo: ¿Fiesta o Crisis Ambiental?
La temporada más festiva de la India se tiñe de gris con un aire irrespirable que refleja años de políticas ambientales fallidas
Una festividad luminosa en tiempos de oscuridad ambiental
El Diwali o Festival de las Luces es, sin duda, una de las celebraciones más esperadas en la India. Este colorido evento, marcado por fuegos artificiales, velas de aceite (diyas) y dulces tradicionales, está profundamente arraigado en la cultura y el alma de los hindúes. Sin embargo, bajo la belleza de la tradición se esconde una crisis que amenaza la salud pública y el medio ambiente en Nueva Delhi y más allá.
Desde la alegría a la asfixia: la pesada resaca post-Diwali
El martes siguiente a Diwali, la capital de la India amaneció envuelta en una nube densa de esmog. El Índice de Calidad del Aire (AQI) superó los 350 en varios barrios de Nueva Delhi, una categoría que la Organización Mundial de la Salud define como “peligrosa”.
Este fenómeno ya no sorprende a nadie. Cada año, las celebraciones se acompañan de toneladas de fuegos artificiales que liberan partículas finas, óxidos de azufre y nitrógeno en el ambiente. La combinación con otras fuentes de contaminación —incendios agrícolas, emisiones vehiculares y condiciones climáticas estancadas— crea un cóctel tóxico que se apodera de la ciudad justo antes del inicio del invierno.
“Nunca he visto algo así. No se puede ver nada por la contaminación”, declaró Vedant Pachkande, un turista sorprendido por la nube opaca en la ciudad.
La justicia, la ciencia y la realidad
En un intento por frenar esta espiral anual, la Corte Suprema india autorizó únicamente el uso de ‘fuegos artificiales verdes’, desarrollados por los Institutos de Investigación del Gobierno. Según sus diseñadores, estos productos emiten un 30% menos de partículas y gases contaminantes. La medida, sin embargo, tuvo un cumplimiento limitado.
No es la primera vez que las reglas sobre los petardos quedan en papel mojado. Año tras año, ciudadanos y comerciantes han encontrado vías para eludir la restricción. Tampoco ayuda que la aplicación de la ley ambiental débil sea casi una tradición en sí misma.
30 millones respirando crisis
La Región Metropolitana de Delhi alberga a más de 30 millones de habitantes. Es una de las áreas urbanas más pobladas del planeta, y según el informe IQAir de 2023, Nueva Delhi ocupó el primer lugar en el ranking global de ciudades con el peor aire durante el invierno.
El problema se agrava por los incendios agrícolas que provienen principalmente de los estados vecinos de Haryana y Punjab. Miles de agricultores queman los residuos de la cosecha del arroz para preparar los campos para el trigo, lo que produce columnas de humo que se suman al caos atmosférico.
¿Qué dice la ciencia del sol perdido?
Un estudio reciente publicado en Scientific Reports, de la editorial Nature Portfolio, reveló que las horas de sol han disminuido considerablemente en el norte de India como consecuencia del aumento en los niveles de aerosoles. Estos son partículas diminutas producidas por emisiones industriales, quema de biomasa y vehículos.
La caída de la radiación solar no es un problema menor: afecta la generación de energía solar, la productividad agrícola y, por supuesto, la salud humana.
“Observamos un mayor impacto en las regiones más contaminadas como el norte de la India”, afirmó Manoj K. Srivastava, investigador de la Universidad Hindú de Benarés.
Medidas paliativas frente a un monstruo crónico
- Prohibiciones temporales de la construcción durante la temporada de alto esmog.
- Limitaciones en generadores diésel y tráfico vehicular en días críticos.
- Pausas escolares por calidad de aire.
Estas son solo tres de las medidas adoptadas por las autoridades locales. ¿Suficientes? Claramente no. Mientras los niveles de calidad del aire siguen descendiendo y las enfermedades respiratorias aumentan entre los más jóvenes, las soluciones de fondo —como una transición a energías limpias o la electrificación total del transporte público— aún parecen inalcanzables.
La festividad contra la sostenibilidad
El dilema no es nuevo: ¿cómo equilibrar una tradición milenaria con la necesidad de un ambiente respirable? El Diwali, más allá de su esplendor cultural, expone un reflejo de larga data: la falta de planificación urbana, la negligencia política y la desconexión entre la ciencia ambiental y la cultura comunitaria.
Si bien un cambio total en las prácticas culturales llevaría generaciones, se necesitan pasos firmes. Por ejemplo:
- Campañas educativas sobre los efectos de la polución.
- Subsidios para transiciones energéticas limpias.
- Apoyo técnico y económico a agricultores para reducir la quema de residuos.
También han surgido movimientos ciudadanos que organizan Diwalis ecológicos con luces LED, juegos comunitarios y distribución de alimentos, en lugar de recurrir a fuegos artificiales. Este tipo de iniciativas podrían ampliarse como una forma de honrar la festividad sin condenar a millones a respirar un aire veneno.
¿Hasta cuándo la ‘normalización’ del aire tóxico?
Uno de los problemas más serios —y peligrosos— de la crisis ambiental en India es la acostumbramiento social. Muchos residentes han adoptado como normal amanecer con la garganta seca, la nariz sangrando y los ojos ardiendo.
Pero esto no puede ser tolerado como “parte del invierno”. Las enfermedades respiratorias han aumentado en niños y ancianos, y se ha vinculado la exposición continua al esmog con mayor incidencia de cáncer de pulmón, enfermedades cardiovasculares y daño cognitivo.
Un llamado desde la nube gris
No se trata de culpar al Diwali, sino de encontrar maneras sostenibles y saludables de celebrarlo. De respetar la tradición sin destruir el entorno en el camino. El verdadero significado de esta festividad es la victoria de la luz sobre la oscuridad. Paradójicamente, hoy, nos encontramos luchando como sociedad por encontrar literalmente la luz a través del smog.
No podemos permitir que el amanecer tras Diwali se convierta en un símbolo de negligencia cultural y política. Nueva Delhi —y con ella, la humanidad entera— merece respirar.