El juicio por la muerte de Tyler Skaggs: ¿Cuánta responsabilidad tienen los Angels?
El testimonio de Mike Trout será clave en un caso que sacude a las Grandes Ligas y pone en tela de juicio la responsabilidad institucional de los equipos
Una muerte que sacudió al béisbol
El 1 de julio de 2019, el béisbol de las Grandes Ligas amaneció con una trágica noticia: el lanzador zurdo Tyler Skaggs, de los Angels de Los Ángeles, fue hallado muerto en su habitación de hotel en Southlake, Texas. Tenía tan solo 27 años.
Estaba en Texas con el equipo, listo para iniciar una serie frente a los Rangers, pero nunca lanzó esa pelota. El informe médico fue contundente y estremecedor: Skaggs falleció por asfixia tras vomitar, producto de una mezcla tóxica de alcohol, fentanilo y oxicodona. No se trató de una simple sobredosis; fue una combinación letal.
El papel de Eric Kay: una red de distribución al descubierto
La historia se volvió aún más turbia cuando surgieron detalles de la participación de Eric Kay, quien era director de comunicaciones del equipo. En 2022, Kay fue condenado a 22 años de prisión federal por proveerle a Skaggs una pastilla de oxicodona adulterada con fentanilo. Durante el juicio penal, varios jugadores de MLB (al menos cinco) testificaron que Kay compartía pastillas con ellos de manera regular entre 2017 y 2019.
La evidencia, aportada no solo por declaraciones sino también por registros de mensajes, llamadas y testimonios médicos, reveló algo profundo: Kay era adicto e incluso traficaba con opioides dentro de la propia cultura del equipo.
¿Hasta dónde llega la responsabilidad del club?
Ahora, en 2024, ha comenzado el juicio civil en el que la familia de Skaggs —su esposa Carli, y sus padres— acusa directamente a los Angels de Los Ángeles de negligencia institucional, imprudencia y falta de control interno. La demanda busca 118 millones de dólares: por ingresos perdidos, sufrimiento emocional y daños punitivos.
Un punto clave del argumento legal es que el equipo no solo conocía el estado de salud y adicciones de Kay, sino que, además, lo seguía permitiendo dentro del ambiente de trabajo junto a jugadores vulnerables y jóvenes.
El testimonio más esperado: Mike Trout
En el centro de esta tormenta mediática y judicial aparece Mike Trout, posiblemente el jugador más respetado y talentoso de la última década en la MLB. Tres veces MVP de la Liga Americana y recientemente autor de su cuadragésimo jonrón número 400, Trout era amigo íntimo de Skaggs.
Se espera que Trout declare en la corte de Santa Ana, California, esta semana. Y lo que diga podría definir el curso de la demanda. Según los abogados de la familia Skaggs, Trout sabía del problema de adicción de Kay y llegó a ofrecer pagarle un tratamiento de rehabilitación. Esto podría ser una confirmación indirecta de que, efectivamente, el problema era de conocimiento general en el equipo.
¿Dónde comienza y termina la responsabilidad de una franquicia deportiva?
El caso Skaggs vs. Angels podría sentar un precedente histórico en los deportes profesionales estadounidenses. ¿Son los clubes responsables por lo que sucede en las “vidas privadas” de sus atletas cuando estas están influenciadas o facilitadas por empleados del club?
Una pregunta aún más incómoda: ¿hay una cultura de tolerancia al consumo de sustancias dolorosas y adictivas dentro de los camerinos del béisbol profesional?
El fentanilo es 50 veces más potente que la heroína y ha sido identificado como la principal causa de muerte por sobredosis en EE. UU. en los últimos años. Tan solo en 2023, se registraron aproximadamente 75,000 muertes por sobredosis con esta sustancia (CDC). En un deporte que glorifica la competencia física, los jugadores a menudo recurren —por presión o por dolor crónico— a sustancias que apagan el sufrimiento físico, sin comprender el costo emocional y mortal que pueden conllevar.
Los antecedentes en ligas mayores: ¿casos aislados?
La MLB ya ha tenido episodios similares. En 2002, Steve Bechler, lanzador de los Orioles de Baltimore, falleció por un golpe de calor provocado por el uso de efedra, un suplemento prohibido y estimulante. En aquella ocasión, la liga respondió con una política más estricta en torno a los suplementos.
Pero el caso Skaggs es distinto: no se trata de negligencia personal aislada, sino del acceso sistemático a una red de drogas operando desde adentro. Esto no solo pone en entredicho al equipo Angelino, sino también a la capacidad de la propia liga para vigilar, intervenir y proteger a sus deportistas.
El cambio después de la muerte
Tras el fallecimiento de Skaggs, la MLB y la Asociación de Jugadores acordaron por primera vez en su historia incluir exámenes obligatorios de opioides en sus políticas antidopaje. Además, jugadores que den positivo podrán optar por tratamiento terapéutico en lugar de sanciones disciplinarias. Este cambio representó un avance, aunque tardío, como admitieron muchos expertos de salud pública.
“Si hubiéramos actuado antes, quizás Tyler estaría vivo”, dijo un directivo de MLB fuera de registro a la cadena ESPN en 2020.
¿Y ahora qué?
En los próximos días, se espera que otros jugadores también declaren en el juicio. Entre ellos están Wade Miley y múltiples excompañeros que podrían aportar más detalles sobre la cultura del club, el conocimiento interno de los problemas de Kay y cómo varios jugadores eran víctimas, en parte, de esa atmósfera permisiva.
El resultado de este juicio no solo puede impactar la moral de los Angels, sino también marcar el estándar legal y ético para todas las franquicias profesionales. En una liga multimillonaria, ¿el bienestar de los jugadores es una prioridad genuina o solo una línea en el contrato?
Mike Trout no solo dará su testimonio por un amigo fallecido, sino también por un sistema que podría estar fallando silenciosamente. Y puede que su voz se convierta en la más importante de este juicio.
En memoria de Tyler Skaggs
Desde su muerte, los tributos a Skaggs han sido múltiples. Su número 45 fue usado por todos los jugadores de los Angels en un partido especial tras su fallecimiento, en el cual lanzaron un no-hitter colectivo frente a los Mariners. El destino —o quizás algo más— tuvo uno de esos momentos simbólicos que solo el béisbol sabe ofrecer.
Pero más allá de los homenajes, su legado puede ser mucho más duradero si esta tragedia lleva al cambio estructural tan necesario dentro del béisbol profesional.
En palabras de su madre, Debbie: “No se trata de buscar culpables por rencor, sino de impedir que otro joven talentoso termine sin vida por la misma indiferencia que padeció mi hijo”.