La revolución del NIL en las escuelas secundarias: ¿Derecho o desequilibrio competitivo?

Una orden judicial en Ohio abre las puertas al lucrativo mundo de los contratos por nombre, imagen y semejanza (NIL) para atletas escolares – ¿Estamos preparados para este cambio?

Por primera vez en Ohio, los estudiantes atletas de secundaria pueden comenzar a explotar comercialmente su nombre, imagen y semejanza (NIL por sus siglas en inglés), tras una decisión judicial que ha generado tanto entusiasmo como controversia. Este fallo, sin precedentes en uno de los seis estados donde hasta ahora se prohibía el NIL en ese nivel educativo, puede ser el comienzo de un cambio de paradigma en el deporte juvenil.

¿Qué ocurrió exactamente?

La jueza Jaiza Page, del Tribunal de Apelaciones Comunes del condado Franklin, emitió una orden de restricción temporal que permite a los aproximadamente 820 institutos afiliados a la Asociación Atlética de Escuelas Secundarias de Ohio (OHSAA) aprobar acuerdos NIL de forma inmediata. Si bien la decisión es provisional, sus implicaciones son profundas.

La demanda fue provocada por la madre de Jamier Brown, una estrella emergente del fútbol americano en Wayne High School, quien ya tiene una oferta verbal de Ohio State University para jugar a nivel universitario. Según los abogados, Brown ha perdido más de 100.000 dólares en oportunidades NIL debido a las políticas restrictivas actuales.

Ohio vs el país: ¿se estaba quedando atrás?

Ohio es —o más bien era— uno de los seis estados donde los atletas de preparatoria no podían obtener rédito económico de su imagen. Los otros estados con políticas similares son Alabama, Indiana, Michigan, Mississippi y Wyoming. En contraste, 44 estados permiten NIL en secundaria, lo que pone en evidencia la incorporación rezagada de Ohio a esta tendencia nacional.

Una decisión con efecto dominó

El fallo ha acelerado los debates dentro de la misma OHSAA. En mayo de 2022, una propuesta NIL fue rechazada contundentemente con 538 votos en contra y 254 a favor. Sin embargo, ante el cambio legal, el órgano ya está preparando una nueva votación, la cual probablemente será adelantada.

Luke Fedlam, abogado de la familia Brown, declaró: “Esta es una decisión significativa no sólo para Jamier, sino para todos los atletas de secundaria de Ohio. El contexto de NIL en secundaria es extremadamente diferente al de la universidad”.

¿Qué es NIL y por qué es tan importante?

El NIL se refiere a la capacidad de un atleta para monetizar su nombre, imagen y semejanza. Esto puede incluir acuerdos con marcas, apariciones en redes sociales, patrocinios y otros acuerdos comerciales.

Hasta hace pocos años, incluso los atletas universitarios no podían beneficiarse económicamente, lo que generó controversias y exigió reformas. Desde que se permitió NIL a nivel universitario en 2021 con el fallo del Supreme Court (NCAA vs Alston), surgió una efervescencia de contratos multimillonarios y colectividades de auspiciadores organizadas.

Impacto real: oportunidades y amenazas

El caso Brown pone rostro a estas oportunidades. Jamier puede ahora monetizar su popularidad en redes sociales, recibir patrocinios y construir una marca personal incluso antes de llegar a la universidad.

Sin embargo, no todos están convencidos de que esto sea una buena idea. Surge el temor de que el énfasis en la comercialización desvirtúe los principios del deporte juvenil, centrado en el crecimiento personal, el trabajo en equipo y la educación.

  • ¿Será el NIL un incentivo para que más jóvenes permanezcan en el deporte?
  • ¿O fomentará una cultura de elite donde sólo los súper dotados tengan ventajas económicas, tecnológicas y formativas?
  • ¿Aumentará la desigualdad entre deportes populares como fútbol americano o baloncesto y otros con menos visibilidad?

El dilema ético y educativo

Algunos rectores de escuelas y entrenadores temen que esta medida transforme los campus en mercados. “¿Quién va ahora a concentrarse en el álgebra si hay un acuerdo promocional en Instagram esperando por fuera?”, se preguntó un director de secundaria que prefirió permanecer en el anonimato.

Otros destacan la necesidad de educar a estos jóvenes sobre finanzas, contratos y derechos de autor, para que no sean víctimas de prácticas abusivas o terminen firmando acuerdos desfavorables.

¿Y los ‘colectivos NIL’? Una amenaza aún ausente

A diferencia del ámbito universitario, la mayoría de las políticas NIL escolares prohíben los llamados colectivos: grupos organizados que reclutan y retienen talentos exclusivamente mediante incentivos económicos.

Fedlam aclaró: “En secundaria no pueden existir estos colectivos entrenados para captar jóvenes. Los acuerdos deben ser individuales y ~ meritorios”.

La experiencia en otros estados

En California, los primeros acuerdos NIL a nivel secundario datan de 2021, incluyendo contratos con TikTokers y microinfluencers del deporte. En Texas, jugadores de fútbol americano de secundaria firmaron convenios con marcas locales. En Florida, una adolescente gimnasta profesionaliza su carrera gracias a un acuerdo NIL que le permitió contratar un entrenador personalizado.

En todos los casos, los guardarraíles regulatorios se han convertido en el centro del debate. Es imprescindible encontrar un equilibrio entre el derecho legítimo de los jóvenes a monedas su talento y la necesidad de preservar la esencia deportiva y pedagógica del sistema escolar.

¿Futuro sin reglas?

Si el NIL escolar se convierte en norma nacional (como parece que será), el Estado deberá intervenir con urgencia para establecer marcos legales que protejan:

  1. La educación y la identidad estudiantil
  2. La equidad entre distritos con más recursos y los más pobres
  3. La transparencia en los acuerdos contractuales
  4. La salud mental de los atletas jóvenes, expuestos prematuramente al escrutinio público
  5. Entrenadores y programas deportivos que podrían ser desplazados por agentes comerciales

En perspectiva: ¿Estamos listos?

Esta decisión en Ohio es solo el prólogo. A medida que estados conservadores comiencen a abrir sus puertas y otros enfrenten desafíos legales o ciudadanos, se necesitará una reflexión colectiva: ¿Qué tipo de deportistas queremos formar? ¿Futuros profesionales desde los 16 años, marca personal en mano? ¿O líderes comprometidos con su comunidad y su desarrollo integral?

Tal vez, la respuesta esté en el equilibrio. En reconocer que el talento merece ser valorado —también económicamente—, pero que quienes lo portan aún están construyendo su futuro, tanto en el campo de juego como en las aulas.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press