¿Crisis o narrativa política? Las tensiones entre Trump y San Francisco bajo el microscopio

A pesar de una caída del crimen y signos de recuperación, Trump amenaza con enviar la Guardia Nacional a una ciudad que dice ya no necesitarla.

Una ciudad en disputa narrativa

El expresidente Donald Trump ha vuelto a poner a San Francisco en el centro del discurso político nacional al amenazar con desplegar la Guardia Nacional en la ciudad. Su argumento principal: un supuesto aumento del crimen y el caos generalizado. Sin embargo, los datos, los residentes y las propias autoridades locales pintan un cuadro muy distinto.

Lejos de ser una metrópolis hundida por el desgobierno y la criminalidad, San Francisco ha empezado a salir de su espiral pandémica. El alcalde Daniel Lurie lo resume de forma tajante: “Esta es una ciudad segura. Nosotros nos encargamos de San Francisco.”

Los números no mienten: el crimen va a la baja

Según datos oficiales del Departamento de Policía de San Francisco, el crimen en la ciudad ha descendido en más de 26% durante el año comparado con el mismo periodo del anterior. Los robos de vehículos —uno de los delitos más comunes y visibles— se encuentran en su punto más bajo en 22 años. Esto contradice directamente las declaraciones de Trump, quien afirma que la ciudad está “fuera de control”.

La realidad es que, aunque hay problemas persistentes —especialmente en barrios como el Tenderloin y Mid-Market, donde el consumo y tráfico de drogas siguen siendo visibles—, hay una tendencia positiva sostenida en materia de seguridad.

Resurgimiento postpandemia: ¿el regreso del alma de la ciudad?

Después de que la pandemia vaciara el centro de la ciudad y exacerbara problemas como la falta de vivienda o el consumo de opioides a plena vista, San Francisco muestra signos claros de recuperación. Un informe de Placer.ai indicó que las visitas a oficinas en el centro crecieron un 21% en comparación con el año anterior. Además, el servicio de transporte público ha alcanzado su punto más alto desde 2020.

Las calles son visiblemente más limpias y los campamentos de personas sin hogar han sido desplazados de las áreas más turísticas, una medida que, aunque polémica, ha tenido impacto directo en la percepción del orden público.

La amenaza del despliegue militar

Trump ha usado la narrativa del caos urbano como excusa para desplegar tropas de la Guardia Nacional en ciudades como Memphis, Washington D.C. y ahora apunta a San Francisco. La historia se repite: describe a estas ciudades —gobernadas por demócratas— como focos de anarquía irredimible.

No obstante, en el caso de San Francisco, la narrativa choca con la realidad. Autoridades locales y estatales, incluido el gobernador Gavin Newsom y el fiscal general de California Rob Bonta, han prometido tomar acciones legales inmediatas si se ordena el despliegue federal sin consentimiento estatal.

Bonta fue claro: “Estaríamos en la corte en cuestión de horas, si no minutos.”

Una táctica con motivaciones políticas claras

Para muchos, el intento de militarizar ciudades como San Francisco no es una preocupación genuina por la seguridad, sino una jugada política con miras a las elecciones de 2024. La estrategia es clara: presentar a las ciudades demócratas como fracasos urbanos y ofrecer una visión de “orden” encarnada en el uso de la fuerza federal.

“Trump ha enviado la Guardia Nacional a ciudades gobernadas por demócratas con el fin de crear caos y desorden, no para resolver problemas,” dijo Libby Baxter, enfermera jubilada de la ciudad.

El caso Salesforce y la contradicción empresarial

El discurso de Trump tuvo un breve espaldarazo cuando Marc Benioff, CEO de Salesforce, comentó que “no le molestaría la presencia de tropas federales para mejorar la seguridad” durante su conferencia anual. Sin embargo, se retractó rápidamente, reconociendo que fue una declaración desafortunada. La conferencia, apuntó, fue “la más segura de la historia”.

Esto expuso una brecha entre percepción y realidad. Aunque algunos líderes empresariales tienen preocupaciones legítimas sobre el entorno urbano de la ciudad, incluso ellos reconocen el progreso visible que ha tenido lugar en los últimos dos años.

Herramientas tecnológicas para combatir el crimen

En 2024, los votantes de la ciudad autorizaron el uso de drones, cámaras de vigilancia y otras herramientas tecnológicas para combatir el crimen, lo cual ha permitido mayor eficiencia de las fuerzas del orden. Además, el número de solicitudes para ser oficial de policía aumentó un 40% respecto al año anterior, un dato que indica la voluntad de los residentes de involucrarse en la mejora de la seguridad pública.

La fiscalía también ha cambiado de rumbo: tras una elección revocatoria en 2022, Chesa Boudin fue reemplazado por Brooke Jenkins, quien ha adoptado un enfoque más duro y pragmático contra el crimen.

El debate sobre los límites del poder federal

La Constitución de los Estados Unidos establece límites explícitos a la intervención federal en el ámbito de la seguridad local. Salvo en situaciones de insurrección o desastre nacional claramente definidos, el presidente no puede tomar unilateralmente el control de las fuerzas estatales para tareas policiales sin el consentimiento del gobernador.

Cuando Trump intentó desplegar tropas en Los Ángeles en años anteriores sin coordinación con el gobernador, se topó con una muralla jurídica y política. La historia puede repetirse si insiste en aplicar la misma fórmula en San Francisco.

¿Resultado electoral en mente?

El panorama político está claramente influenciado por la contienda presidencial de 2024. La estrategia de Trump parece buscar la polarización, proyectando que solo una postura firme y militarista puede “rescatar” a ciudades supuestamente hundidas.

Pero en lugares como San Francisco, donde los signos de recuperación y normalización son palpables, esta narrativa tiene pocos aliados. Incluso entre quienes reconocen que aún hay mucho por mejorar, hay consenso en que la presencia de la Guardia Nacional no resolverá los problemas estructurales de la ciudad.

Una ciudad entre dos relatos

San Francisco se encuentra hoy entre dos visiones extremadamente distintas: la del caos que pregona Trump y la del renacer urbano que muestran los datos, los medios y los propios ciudadanos.

La pregunta es: ¿cuál de estas visiones moldeará la política pública estadounidense en el futuro inmediato? Si nos guiamos por los hechos y no por el ruido, San Francisco parece estar encontrando su camino de regreso, sin necesidad de tropas federales.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press