¿El regreso de GM a la cima? Así enfrenta la automotriz el giro en tarifas y el incierto futuro de los autos eléctricos
General Motors desafía la volatilidad económica con ganancias récord, estrategia nacionalista y repensando su apuesta por los vehículos eléctricos
Una jugada estratégica en el tablero del comercio internacional
En un contexto global marcado por políticas proteccionistas, guerra comercial y una transición aún inestable hacia la movilidad eléctrica, General Motors (GM) demuestra una capacidad adaptativa excepcional. La automotriz estadounidense no solo batió las expectativas de Wall Street en el tercer trimestre del año, sino que elevó su previsión de ganancias anuales, aun con perturbaciones en forma de aranceles, cambios en regulaciones medioambientales y reducción de incentivos fiscales a los autos eléctricos.
Las acciones de GM subieron más del 9% antes de la apertura del mercado, reflejando el optimismo generado por sus resultados. Su rendimiento coincide con una movida estratégica: Washington ha extendido el descuento arancelario sobre partes automotrices fabricadas localmente, una medida que parece haber sido diseñada a medida para asegurar la competitividad de la industria automotriz local frente a la competencia asiática y europea.
Ganancias inesperadas: ¿de qué tamaño es el éxito?
Durante el trimestre finalizado el 30 de septiembre, General Motors reportó ganancias por $1.33 mil millones, equivalentes a $1.35 por acción. A pesar de que esto representó un retroceso frente a los $3.06 mil millones del mismo periodo del año anterior, la cifra ajustada por ítems extraordinarios fue de $2.80 por acción, superando por amplio margen las previsiones de los analistas de Wall Street, que esperaban $2.28.
Los ingresos también superaron expectativas: $48.59 mil millones frente a los $44.27 mil millones estimados.
Este rendimiento llevó a la compañía a ajustar al alza su previsión de ganancias ajustadas para todo el año: entre $9.75 y $10.50 por acción, un significativo aumento respecto al rango previo de $8.25 a $10. Según FactSet, el consenso del mercado estimaba $9.46 por acción.
Tarifas: un daño menor del previsto
Buena parte del optimismo del trimestre proviene de la disminución del impacto esperado por las tarifas. GM ahora calcula un efecto bruto anual de entre $3.5 mil millones y $4.5 mil millones, frente a la estimación anterior de $4 mil millones a $5 mil millones. Según la CEO de GM, Mary Barra, las acciones de mitigación de tarifas ayudarán a contrarrestar un 35% de ese impacto.
Este cambio responde en gran parte al decreto firmado por el presidente Donald Trump, que extendió hasta 2030 las rebajas arancelarias para autopartes locales, mientras imponía una nueva tarifa del 25% para la importación de camiones medianos y pesados, a partir del 1 de noviembre.
“El programa de compensación sobre el precio de referencia (MSRP offset) hará que los vehículos producidos en EE.UU. sean más competitivos en los próximos cinco años, y GM está particularmente bien posicionada”, expresó Barra en una carta a los accionistas.
La estrategia Made in America: inversiones millonarias
Para reforzar aún más su posición estratégica dentro de EE.UU., GM anunció que invertirá $4 mil millones en dos años para repatriar producción en plantas ubicadas en Tennessee, Kansas y Michigan. Esta decisión va en línea con la política industrial norteamericana que busca fortalecer el empleo local y reducir la dependencia del extranjero, en particular de China.
Además, la compañía invertirá cerca de $1 mil millones en Nueva York para construir una nueva generación de motores V8 más eficientes. Barra aseguró que, tras estas inversiones, planean fabricar más de 2 millones de vehículos por año en territorio estadounidense.
Los EVs bajo la lupa: descenso de expectativas y nueva estrategia
A pesar de los buenos resultados financieros, GM enfrenta un importante desafío a futuro: la desaceleración en la adopción de vehículos eléctricos (EVs). El gobierno estadounidense eliminó recientemente los créditos fiscales para EVs —que ofrecían hasta $7,500 para autos nuevos y $4,000 para usados— lo que generó un impacto directo en la estrategia de la empresa.
GM anunció que registrará un cargo negativo de $1.6 mil millones en el tercer trimestre debido al fin de estos incentivos, acompañado de la flexibilización de las regulaciones sobre emisiones.
“Con el nuevo marco regulatorio y la eliminación de los incentivos al consumidor, ahora es evidente que la adopción a corto plazo de los EVs será menor a la planificada”, explicó Barra en su carta.
¿Retiro anticipado del sueño eléctrico?
La empresa anunció que replanteará su capacidad e infraestructura de fabricación de EVs. Aunque mantiene su compromiso con modelos eléctricos de sus marcas Cadillac, Chevrolet y GMC, GM está actuando de forma proactiva para reducir pérdidas en este segmento: espera que las pérdidas por EVs disminuyan en 2026 y años posteriores, al adaptar su producción a una demanda más realista.
Esta evolución coloca a GM en una posición compleja pero estratégica: por un lado, continúa comprometida con un futuro eléctrico; por otro, ajusta sus expectativas para evitar quemar capital en una transición que, al menos en Estados Unidos, avanza más lento de lo esperado.
Visión a largo plazo: competitividad frente a responsabilidad corporativa
La combinación del éxito a corto plazo gracias a mitigación de tarifas y reestructuración fiscal, con una estrategia a mediano plazo donde se evalúa frenar el impulso ciego hacia los EVs, convierte a GM en uno de los actores globales más flexibles del sector.
Mientras otros competidores, como Ford o Tesla, enfrentan retrasos o sobrecostos por mantener una línea de producción eléctrica sobredimensionada en un contexto post-incentivos, GM parece haber anticipado el freno de mercado.
¿Y ahora qué?
En lo inmediato, GM celebra uno de sus mejores trimestres recientes, con ingresos sólidos, proyecciones revisadas al alza y una estrategia sólida de domesticación productiva. Sin embargo, el verdadero reto es sostener el pulso ante el mundo cambiante de la movilidad: desde la inteligencia artificial a las baterías, desde los cambios de consumidores hasta las regulaciones políticas, cada decisión jugará un papel en su futuro.
Lo que está claro es que GM no mira atrás, pero sí está aprendiendo que, en ocasiones, adelantarse demasiado puede costar tan caro como quedarse atrás.