¿Exportar LaLiga a Miami? El polémico partido de Villarreal vs Barcelona desata críticas, protestas y divisiones
Thibaut Courtois lidera la oposición a un partido oficial de LaLiga en Estados Unidos, entre acusaciones de censura, falta de transparencia y manipulación del fútbol español.
El fútbol español entre el negocio y la tradición
El 20 de diciembre de 2025 marcará un antes y un después en la historia del fútbol español. Por primera vez, un partido oficial de LaLiga se jugará fuera del territorio español: el Villarreal vs Barcelona se disputará en el Hard Rock Stadium de Miami, Estados Unidos. Aunque para algunos esta decisión significa un paso hacia la expansión internacional y la rentabilidad económica, para otros representa una traición a los valores y a la competitividad del torneo.
Entre los más críticos con esta medida se encuentra Thibaut Courtois, portero del Real Madrid y referente del fútbol europeo, quien no se ha guardado nada al atacar públicamente al presidente de LaLiga, Javier Tebas.
Courtois alza la voz: “Es manipulación y censura”
“Los equipos deben jugar en casa y fuera”, dijo Courtois durante una conferencia de prensa previa al duelo de Champions League del Real Madrid. “No es lo mismo jugar en casa que fuera, especialmente en campos como el de Villarreal que son muy difíciles para el equipo visitante”.
El guardameta belga también denunció la forma en que LaLiga censuró las protestas de los jugadores durante los partidos recientes. En un gesto de oposición, varios futbolistas permanecieron inmóviles durante los primeros segundos de juego, pero las cámaras de televisión evitaron transmitir estos momentos. “Es manipulación y censura, y eso es grave”, agregó con dureza Courtois.
Un precedente peligroso: ¿LaLiga al estilo NBA o NFL?
Quienes defienden la medida aseguran que el fútbol europeo debe seguir el modelo de ligas americanas como la NBA o la NFL, que desde hace años juegan partidos fuera de sus fronteras para captar nuevos públicos y aumentar sus ingresos por marketing y derechos televisivos.
Pero Courtois no acepta esta comparación: “La NBA tiene 82 partidos, más los playoffs, donde nada cambia. En la NFL, todos votan las decisiones. Aquí ha sido al revés”. Sus palabras resaltan un punto clave: en el caso de LaLiga, ni jugadores ni clubes fueron consultados. La falta de transparencia parece ser uno de los detonantes principales del malestar.
La censura denunciada: ¿Qué se ocultó a las cámaras?
La protesta de los jugadores pasó casi inadvertida para el público que seguía los partidos por televisión. De forma coordinada, las transmisiones optaron por mostrar tomas externas de los estadios justo cuando se realizaban estas manifestaciones silenciosas. Esto ha sido señalado como una clara estrategia de censura aprobada —o al menos permitida— por la directiva de LaLiga.
Según Courtois, esto no es nuevo: “Tebas lleva tiempo haciendo ese tipo de cosas. No he visto nunca a ningún presidente de una liga deportiva comportarse así”. Sus declaraciones también hacen referencia a los polémicos mensajes públicos que Tebas suele lanzar a través de redes sociales, desautorizando críticas y minimizando la disidencia.
La historia del partido en Miami: una vieja ambición de Tebas
Desde 2018, Javier Tebas ha intentado exportar partidos oficiales de LaLiga fuera de España como parte de un ambicioso plan de internacionalización del campeonato. Sin embargo, todos los intentos previos se vieron frustrados por la oposición del sindicato de jugadores (AFE), la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), y numerosos grupos de aficionados.
El partido fijado entre Villarreal y Barcelona en Miami representa la primera vez en que estas presiones han sido superadas. Lo que para Tebas y sus aliados es un éxito comercial, para muchos fanáticos y expertos representa una derrota de la equidad deportiva.
Fair Play en entredicho: ¿Se rompe la igualdad competitiva?
Uno de los principios fundamentales que rige cualquier liga profesional es la equidad del calendario: cada equipo debe enfrentarse a los demás bajo las mismas condiciones, es decir, en partidos de ida y vuelta, teniendo ambos la posibilidad de jugar como local.
Despojando a Villarreal de la localía frente a un rival como el Barcelona, se produce una alteración que puede tener consecuencias deportivas, como señala Courtois: “Es muy difícil jugar en campo de Villarreal, están quitando un factor clave”.
Además, esto abre la puerta a una nueva era en la que los partidos podrían determinarse por conveniencias económicas, no deportivas. ¿Qué pasará cuando otros equipos exijan lo mismo para generar ingresos? ¿Y si se empieza a usar este criterio para encuentros decisivos al final del campeonato?
¿Quién gana y quién pierde con el fútbol globalizado?
En el corazón de esta polémica se encuentra un problema mucho más amplio: la relación entre fútbol y negocio. Claramente, llevar partidos a EE.UU. genera millones en derechos televisivos, patrocinios y venta de merchandising, pero ¿a qué costo?
Los aficionados locales pierden la posibilidad de ver a sus equipos en casa. Los jugadores y cuerpos técnicos pierden el control sobre la logística y planificación. Y los torneos corren el riesgo de convertirse en productos de entretenimiento más que en competiciones deportivas justas.
Para Courtois, el problema es claro: “No es un tema de marca o marketing. Es un tema de justicia y de respeto por el deporte”.
Otros ecos de protesta en LaLiga
La censura de los actos de protesta no ha hecho más que encender la indignación. Varios jugadores de diferentes clubes han expresado su malestar, en privado y en redes sociales.
La Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) ha solicitado reuniones urgentes para evaluar la legalidad de llevar partidos a otros países sin la aprobación de los principales estamentos deportivos. Incluso algunos entrenadores han mostrado su rechazo de forma indirecta, con declaraciones sutiles sobre la organización del campeonato.
Pese al temor que despierta enfrentarse al poder institucional de Tebas, el descontento crece. Muchos temen que si esto se permite sin castigo ni corrección, el siguiente paso será convertir la competición en una empresa transnacional sin arraigo.
¿Hacia una Superliga oficilizada por regiones?
Este episodio también ha reavivado el viejo fantasma de la Superliga europea. Aunque en su momento fue rechazada por gran parte del público, no pocos consideran que medidas como esta preparan el camino para una globalización centralizada del fútbol de élite.
Si se permite que partidos de ligas nacionales se disputen en otros continentes por razones comerciales, ¿cuánto tiempo pasará hasta que se redefina completamente el mapa competitivo? La frontera entre liga nacional y liga espectáculo comienza a difuminarse. Y muchos, como Courtois, se niegan a aceptarlo sin oponer resistencia.
¿Cuál será el futuro de LaLiga?
Es cierto que el fútbol moderno necesita adaptarse. Los ingresos por derechos de televisión internacional sostienen a muchos clubes y permiten fichajes millonarios. Las giras veraniegas generan vínculos con fanáticos de todo el mundo. Pero una cosa es expandir la marca, y otra muy distinta es vender la esencia misma de la competición.
Courtois ha encendido un debate que apenas comienza. La decisión de jugar en Miami puede tener consecuencias deportivas, económicas y sociales en la estructura del fútbol español. Y lo más grave es que todo apunta a que no será un caso aislado.
Una pregunta queda flotando en el aire: ¿merece más el negocio que la justicia deportiva?