Caos en el fútbol europeo: violencia, sanciones e incertidumbre en la Europa League
Entre conflictos geopolíticos y disturbios de hinchas, los clubes enfrentan desafíos que van más allá del terreno de juego
Un ambiente tenso en el fútbol europeo
El fútbol europeo, particularmente en competiciones como la Europa League, atraviesa una etapa convulsa en la que los conflictos geopolíticos, los actos de violencia y las decisiones organizativas polémicas impactan incluso más que lo que ocurre durante los 90 minutos en el campo. Clubes como Maccabi Tel Aviv, Aston Villa, PSV Eindhoven y Napoli son ejemplo reciente de un escenario que, por momentos, parece salirse del control de las autoridades deportivas.
Maccabi Tel Aviv: fútbol, política y antisemitismo
Uno de los casos más significativos es el del Maccabi Tel Aviv de Israel. El club anunció que no aceptará entradas para el próximo partido contra el Aston Villa en la Europa League, a pesar de los intentos de las autoridades británicas por revertir la decisión de vetar a sus hinchas. La decisión de Birmingham de clasificar el partido como "de alto riesgo" y prohibir la asistencia de hinchas visitantes ha generado una controversia internacional.
La decisión de Maccabi se basa, según el comunicado oficial del club, en la prioridad de “la seguridad y el bienestar” de sus aficionados. La experiencia vivida en un partido previo contra el Ajax en Ámsterdam el año pasado dejó una marca importante. En dicha ocasión se registraron enfrentamientos violentos, decenas de arrestados y cinco hospitalizados. Las autoridades calificaron esos actos como antisemitas, mientras que se criticaron cantos de carácter antiárabe entre ciertos sectores del público israelí.
Reacciones políticas y sociales
La situación ha escalado más allá del fútbol. El primer ministro británico, Keir Starmer, calificó el veto a los hinchas de Maccabi como una "decisión errónea". Por su parte, el club israelí defendió que sus principios fundamentales apuntan a la integración: «Nuestra plantilla incluye musulmanes, cristianos y judíos. Queremos construir puentes, no levantar muros», sostiene el comunicado publicado en redes sociales.
El conflicto político actual en Gaza y las protestas propalestinas en muchas ciudades de Europa han amplificado la presión sobre eventos deportivos que involucran a equipos israelíes. UEFA incluso contempló la posibilidad de suspender la participación de clubes israelíes, aunque esta opción fue descartada debido al actual cese al fuego.
Napoli en Eindhoven: otro episodio de violencia potencial
Mientras tanto, en Eindhoven, Países Bajos, la policía detuvo a alrededor de 180 hinchas del Napoli antes del partido contra el PSV en Champions League. Las autoridades impusieron una “zona de riesgo” en toda la ciudad, lo que permitió a la policía realizar controles preventivos, cacheos masivos y traslados forzosos a estaciones para evitar enfrentamientos.
Napoli ha tenido antecedentes de altercados entre sus ultras y fuerzas del orden, sobre todo durante partidos en el extranjero. Las ciudades preparan operativos especiales cuando el club del sur de Italia juega como visitante; Eindhoven no fue la excepción. También se arrestaron a cuatro hinchas del PSV por presuntos altercados.
El rol de UEFA y la seguridad en los estadios
Estos casos ponen a prueba la capacidad organizativa de la UEFA, cuya prioridad debería ser garantizar que el fútbol europeo siga siendo un espacio de encuentro y no un campo de batalla simbólico de los conflictos mundiales.
Si bien los vetos a hinchas son prácticas comunes en ciertos partidos de alto riesgo, lo habitual es que se basen en antecedentes concretos entre aficiones rivales. En el caso de Aston Villa y Maccabi Tel Aviv, no existe dicho historial, lo que hace que la medida parezca desproporcionada a ojos de muchos expertos y aficionados.
Otros incidentes recientes y la creciente tensión
La preocupación por la combinación entre fútbol y conflicto sociopolítico no se detiene allí. En Italia, la semana pasada, un partido de la selección nacional contra Israel en las eliminatorias para el Mundial se realizó bajo estrictas medidas de seguridad, con francotiradores en los techos del estadio y presencia militar visible.
En Tel Aviv, un partido entre Hapoel y Maccabi (principal clásico nacional) fue suspendido tras disturbios que incluyeron bengalas y explosiones dentro de las gradas. Decenas de personas resultaron heridas y nuevamente las fuerzas de seguridad intervinieron para restablecer la calma.
¿Se está convirtiendo el fútbol en un espejo de los conflictos globales?
El fútbol, como fenómeno global, ha sido históricamente un terreno donde se reflejan tensiones más amplias que trascienden lo meramente deportivo. Desde la guerra del fútbol entre Honduras y El Salvador en 1969 hasta situaciones actuales en que conflictos étnicos y religiosos encuentran eco en los estadios europeos, el deporte rey no ha podido mantenerse al margen de la política.
En palabras del sociólogo francés Christian Bromberger, «el fútbol expresa con más fuerza que ninguna otra actividad moderna los rasgos fundamentales de las sociedades contemporáneas: pasión colectiva, identidad territorial, mística tribal». Esto explica por qué algunas hinchadas se convierten en vehículos de ideologías extremistas o en espacios donde se manifiestan frustraciones sociales o políticas.
Medidas preventivas e implicaciones para el futuro
- Más inversión en seguridad: A corto plazo, se espera un aumento en el presupuesto destinado a protocolos de seguridad y vigilancia para partidos internacionales o de alto riesgo.
- Potenciales sanciones a clubes: La UEFA podría tomar medidas más drásticas si se repiten incidentes violentos o si considera que los riesgos exceden ciertos límites.
- Mayor cooperación entre gobiernos y federaciones: Casos como el del Maccabi Tel Aviv muestran cómo los gobiernos terminan interviniendo en decisiones puramente deportivas.
- Restricciones a desplazamientos de hinchas: El futuro inmediato podría ver más restricciones a hinchadas visitantes, como se ha planteado en Alemania e Italia recientemente.
¿Cuál es el camino a seguir?
No hay soluciones simples a una problemática que parte de raíces complejas. Pero el objetivo debe ser claro: que el fútbol vuelva a representar un espacio de encuentro, respeto e integración. Esto requiere no sólo acciones disciplinarias y normativas más claras por parte de la UEFA, sino también un trabajo conjunto con los clubes y las comunidades locales.
En palabras del propio Maccabi Tel Aviv: “El fútbol debe unir, no dividir”. Ahora queda en manos de los organismos deportivos y autoridades gubernamentales honrar esa premisa, antes de que la violencia y los conflictos arrastren al fútbol europeo a una espiral difícil de controlar.