El alto precio de una parálisis: cómo el cierre del gobierno de EE.UU. amenaza el acceso a la salud

Con millones preocupados por los crecientes costos de atención médica, el estancamiento político en Washington lanza una advertencia sombría para el sistema de salud estadounidense

¿Un país paralizado por el desacuerdo?

El gobierno de Estados Unidos ha entrado en su cuarta semana de cierre, un episodio que ya está teniendo implicaciones devastadoras para cientos de miles de trabajadores federales y millones de ciudadanos que dependen de programas públicos de salud. Pero más allá de los titulares que muestran enfrentamientos entre republicanos y demócratas, este último cierre pone en evidencia una amenaza mucho más profunda: la salud de millones de estadounidenses pende de un hilo frente a un sistema político polarizado.

Salud vs. política: el núcleo del conflicto

En el centro de este cierre gubernamental se encuentra un tema crucial y urgente: la continuación o no de los subsidios ampliados al seguro médico otorgados bajo la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA, por sus siglas en inglés). Los subsidios, que facilitaron pólizas de salud más asequibles para más de 20 millones de personas durante la pandemia de COVID-19, están a punto de expirar. ¿El problema? Los demócratas solo acceden a aprobar una nueva ley de presupuesto si esos subsidios son extendidos, mientras que los republicanos insisten en reabrir primero el gobierno antes de debatir.

El costo humano: efectos tangibles del cierre

Con cada día que pasa, los efectos del cierre son más visibles:

  • Pagos retrasados: Cientos de miles de empleados federales no han recibido su sueldo y no saben cuándo volverán a cobrar.
  • Programas en riesgo: Programas esenciales como WIC (Women, Infants, and Children) y Head Start, que atienden a familias de bajos recursos, enfrentan cortes de fondos.
  • Demoras aéreas: La Administración Federal de Aviación (FAA) ya ha registrado escasez de controladores aéreos, generando retrasos.

Más allá de los números, esto significa madres sin leche para sus hijos, familias sin acceso a atención médica preventiva, y ciudadanos frustrados ante un sistema que parece más preocupado en la retórica partidista que en el bienestar colectivo.

Preocupaciones generalizadas: los datos lo confirman

Un nuevo estudio del Centro de Investigación de Asuntos Públicos AP-NORC ha dado voz al sentir ciudadano. Según el sondeo:

  • 6 de cada 10 adultos estadounidenses están "extremadamente" o "muy" preocupados por un incremento en los costos de atención médica en el próximo año.
  • 4 de cada 10 temen no poder pagar tratamientos o medicamentos necesarios.
  • 8 de cada 10 consideran que la atención médica es un tema "muy importante" en sus vidas.

Esto refleja la magnitud del problema: una nación que se siente vulnerable frente al sistema de salud y una clase política que parece ignorar estas preocupaciones.

Testimonios que aterrizan una crisis abstracta

Latoya Wilson, enfermera independiente en Lafayette, Luisiana, depende de un seguro médico adquirido en el mercado de ACA. Ante la incertidumbre sobre los subsidios y la posible elevación de primas, se ha visto obligada a buscar más trabajos que nunca antes. "Ya tenía dificultades para recibir la atención que necesitaba este año. Cualquier cosa peor es verdaderamente aterradora", afirma Wilson.

Caleb Richter, asistente de enfermería en Wisconsin, se expresa con frustración: "El Congreso se comporta como adolescentes en una pelea. Mi fe en que algo se resuelva es mínima".

¿Qué está en juego?

Los subsidios del ACA, impulsados inicialmente como respuesta a la pandemia, han sido claves para ampliar el acceso al seguro médico. Según datos del Departamento de Salud y Servicios Humanos, estos subsidios han permitido:

  • Una reducción promedio del 40% en las primas para quienes se inscribieron entre 2021 y 2022.
  • Un incremento histórico en el número de asegurados en EE.UU., con más de 21 millones de personas cubiertas en los mercados de seguros en 2023.

La expiración de estos beneficios implicaría que millones enfrenten aumentos dramáticos o pierdan completa cobertura, especialmente en un momento en que el costo de vida ya se ha disparado.

¿Y la Casa Blanca?

En medio del estancamiento, el presidente Donald Trump ha optado por alinearse con los senadores republicanos, rechazando negociar hasta que los demócratas acepten reabrir el gobierno. Los líderes demócratas, por su parte, insisten en que el asunto de los subsidios debe resolverse antes.

"Él tiene que bajarse del campo de golf y dejar de estar al margen", declaró Hakeem Jeffries, líder de la minoría demócrata en la Cámara.

¿Consecuencia? Cada parte espera que la otra ceda primero, mientras el país entero queda como rehén de la inacción.

El dilema ideológico de fondo

¿Debe el gobierno garantizar cobertura médica para todos? El debate está lejos de resolverse. Según el mismo estudio de AP-NORC:

  • Un 80% de demócratas cree que el gobierno debe asegurar cobertura médica para todos.
  • Sólo un 33% de republicanos cree lo mismo.

Esta grieta ideológica fundamental explica, en parte, por qué ha sido tan difícil llegar a acuerdos sostenibles en materia de salud pública.

Trump y las críticas a su gestión de salud

Desde que Donald Trump fue presidente, su manejo del sector salud ha sido materia de controversia. Su gran reforma, aprobada en verano, plantea recortes cercanos a 1 billón de dólares en gasto social durante una década, incluidos programas cruciales como Medicaid.

Asociaciones como el Congressional Budget Office (CBO) pronostican que millones podrían perder su cobertura si estos recortes se implementan, especialmente en estados con menos recursos.

Actualmente, solo el 30% de los estadounidenses aprueba su manejo de salud, según el mismo sondeo, incluyendo 1 de cada 3 republicanos.

¿Tiene solución esta parálisis?

Mientras las fechas clave se acercan —como el 1 de noviembre, cuando inicia el periodo de inscripciones para ACA—, los legisladores ya advierten que será casi imposible actuar a tiempo si el cierre continúa. La desconfianza popular hacia ambas partes es enorme:

  • El 40% confía más en los demócratas en temas de salud.
  • Solo el 25% confía en los republicanos.
  • Un 25% desconfía de ambos partidos por igual.

Especialmente entre los independientes, reina el escepticismo. El voto indeciso, clave en las elecciones de 2024, podría estar cristalizando en torno a uno de los temas que más preocupa al ciudadano de a pie: su salud.

Una bomba de tiempo para noviembre

Si el Congreso no actúa pronto, enfrentará un doble riesgo: una crisis humanitaria de acceso a la salud y una crisis política cuando llegue el momento electoral. La parálisis actual demuestra cuánto puede afectar la mala política la vida cotidiana, en especial para quienes más dependen del Estado.

El sistema de salud en EE.UU. ya estaba bajo estrés. El cierre del gobierno —y la inminente pérdida de subsidios— puede ser la gota que derrame el vaso para millones de familias estadounidenses.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press