El lado ofensivo de la tragedia: el declive de los Jets, el papel de los quarterbacks y el eterno drama de la NFL

Mientras los Jets de Nueva York se tambalean con una racha de derrotas, el dueño Woody Johnson apuesta por la esperanza y la defensa, en un panorama donde el peso del mariscal de campo parece ser más letal que los rivales.

La tormenta en verde: una temporada para el olvido en Nueva York

En el corazón del otoño futbolístico, mientras los aficionados de la NFL se entregan a la pasión de los emparrillados, los New York Jets se encuentran sumidos en una crisis profunda: un arranque de 0-7 que los coloca como el único equipo sin victorias en la liga. Y en medio de esta tormenta, el dueño de la franquicia, Woody Johnson, ha salido a hablar.

En comentarios realizados durante la reunión anual de propietarios de la NFL, Johnson fue claro en señalar al gran villano de esta temporada: el juego de mariscal de campo.

Tenemos que completar pases. Sin un pase completado, no se puede ganar”, soltó ante los medios. La frase, tan simple como brutal, resume el desencanto de una franquicia atrapada en el eterno ciclo de esperanzas rotas y reconstrucciones interminables.

Fe en Aaron Glenn... y en un milagro ofensivo

A pesar del sombrío panorama, Johnson se mostró firme en su respaldo a Aaron Glenn, el nuevo entrenador en jefe del equipo. Glenn, quien hasta esta temporada era reconocido como un brillante coordinador defensivo, asumió la titánica tarea de sacar al equipo del sótano de la liga, y hasta ahora —al menos en defensa— ha mostrado señales.)

La defensa es bastante buena”, aseguró Johnson. Y no le falta razón. Si bien ofensivamente el equipo se hunde en las estadísticas (últimos en yardas aéreas), en defensa los Jets han conseguido limitar a sus rivales, aunque sin apoyo del otro lado del balón, poco sirve.

El efecto dominó de una ofensiva disfuncional

La ofensiva de los Jets ha sido un espectáculo triste. Entre Justin Fields y Tyrod Taylor, el equipo ha visto cómo su ataque aéreo se convierte en una amalgama de intercepciones, pases incompletos y decisiones cuestionables.

Fields comenzó la mayoría de los partidos, pero fue sustituido en la mitad del último juego contra Carolina. Su inconsistencia —para algunos atribuida al pobre esquema ofensivo, para otros al propio jugador— ha generado anticuerpos entre la fanaticada y evidente frustración en la cúpula dirigencial.

Fields tiene el talento, pero algo no cuadra…”, declaró Johnson, dejando entrever la desconexión entre mariscal y sistema, una bomba que estalla cada domingo.

Entre la nostalgia y la negación: el fantasma de Aaron Rodgers

En una de las decisiones más discutidas de los últimos tiempos, los Jets decidieron dejar ir a Aaron Rodgers después de una temporada 2024 para el olvido (5-12). Rodgers, hoy con los Steelers, ha arrancado la temporada con 14 touchdowns y solo cinco intercepciones, liderando a Pittsburgh al tope de la AFC Central con récord de 4-2.

¿Se arrepiente Johnson de haberlo dejado ir? Su respuesta es diplomática, pero reveladora: “No miro hacia atrás. Tienes que mirar hacia adelante en el fútbol”. Sin embargo, cada pase quirúrgico de Rodgers desde Pittsburgh es como una daga para el corazón del neoyorquino promedio.

Crisis de identidad: ¿quién debe liderar el ataque?

Pese al caos ofensivo, Johnson reafirmó su postura de dejar la decisión del mariscal titular en manos del cuerpo técnico. “Esto es lo que están pagados para hacer, y son expertos”, dijo, desligándose del debate que inunda a los fans y medios.

Pero los números hablan por sí solos. Los Jets tienen la racha activa más larga sin clasificar a los playoffs en la NFL, con su última aparición en 2010. Una generación entera no ha visto a este equipo competir en enero.

Un reflejo en otro espejo: el caso de los Houston Texans

Los problemas de ofensiva no son exclusivos de los Jets. Esta semana, los Houston Texans cayeron ante los Seattle Seahawks 27-19 en un partido que reflejó a la perfección lo que sucede cuando una defensa poderosa se ve abandonada por su contrafigura ofensiva.

Houston forzó 4 entregas de balón, anotó una vez en defensa, pero su ataque fue incapaz de capitalizar. C.J. Stroud lanzó una intercepción, completó apenas el 56% de sus pases, y fue golpeado y perseguido gran parte del encuentro. Aunque cuenta con destellos de eficacia, su línea ofensiva fue un colador y el juego terrestre, inexistente (solo 56 yardas totales por tierra).

Como dijo su entrenador DeMeco Ryans: “Ofensivamente, no fue suficiente. Tenemos que ejecutar mejor”.

La estadística no miente

  • Los Jets promedian menos de 170 yardas por aire por partido (31º de 32 en la liga).
  • Houston permite apenas 14.7 puntos por encuentro (1º en la NFL), pero aún tiene récord perdedor (2-4).
  • Ambos equipos combinados tienen en total 2 victorias y 11 derrotas hasta la séptima semana de la temporada.

¿Es posible ganar solo con defensa?

La NFL moderna ha roto ese axioma. Como decía el legendario Vince Lombardi: “La ofensiva vende entradas, pero la defensa gana campeonatos”. Hoy, eso ya no es tan certero. Equipos sin amenaza aérea se vuelven predecibles e inoperantes, sin importar cuántos turnovers generen.

Los Jets y Texans lo evidencian cada semana. Puedes tener un tándem como Will Anderson Jr. (Texans) haciendo historia defensiva, o un perímetro como el de los Jets limitando receptores élite, pero sin un quarterback capaz de mover las cadenas o una línea que lo proteja, estás condenado.

Karma ofensivo: la trampa de la inercia

Más allá de estadísticas, el problema ofensivo tiene una dimensión psicológica. Cuando tu defensa hace su parte pero la ofensiva no responde, la frustración genera divisiones internas. El vestuario se resquebraja.

Woody Johnson, con su fe inquebrantable en un sistema maltrecho, parece reflejar esa tendencia de los dueños-delegadores: confiar ciegamente en la estructura a pesar del resultado. Pero la NFL es una liga de resultados, y la paciencia se agota rápidamente.

¿Existe esperanza para los Jets?

Johnson insiste en que sí. “Veo más esperanza que ustedes”, afirmó. Pero, ¿es eso suficiente cuando todo lo demás falla?

Equipos como los Lions (que fueron el hazmerreír de la liga por años) han cambiado su rumbo apostando por reconstrucciones coherentes, decisiones agresivas y confianza estratégica. Los Jets, mientras tanto, parecen estar en un bucle eterno de mediocridad.

“Tienes que convencer al rival de que puedes hacer algo”, comentó Johnson. El problema es que, de momento, ni los fans ni los propios jugadores equipos parecen convencidos de que los Jets puedan hacer algo más que sostener el cuchillo entre los dientes semana tras semana.

Reflexión final

En la NFL, los márgenes son microscópicos. Pero, una cosa está clara: sin una ofensiva decente, no se gana. Puedes tener a una de las mejores defensas de la liga, pero si no puedes mover el balón, estás muerto antes del kickoff. Woody Johnson, C.J. Stroud, Justin Fields y compañía representan ese lado ofensivo —y ofensivo— de la moneda.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press