Manipulación Electoral en Carolina del Norte: ¿Una Nueva Era de Gerrymandering al Servicio de Trump?
El rediseño del mapa electoral en Carolina del Norte busca asegurarse una silla más para los republicanos en la Cámara; una jugada estratégica que podría cambiar el rumbo del Congreso en 2026.
Una jugada política con precisión milimétrica
El rediseño del mapa electoral de Carolina del Norte, aprobado por el Senado estatal y a punto de pasar por la Cámara de Representantes estatal, ha levantado una tormenta política. El objetivo declarado: asegurar un escaño más para los republicanos en el Congreso de los Estados Unidos, consolidando así el dominio de Donald Trump dentro del legislativo federal con vistas a las elecciones de medio término de 2026.
Este nuevo mapa se enfocaría especialmente en el 1er Distrito Congresional, representado actualmente por el demócrata Don Davis. El plan implica un rediseño geográfico que intercambia varios condados del noreste con otros más costeros, cambiando así demográficamente la composición del distrito.
¿Rediseño o gerrymandering?
El gerrymandering, práctica que data del siglo XIX, consiste en rediseñar distritos electorales para favorecer a un partido político. Aunque es legal en muchos estados, ha sido duramente criticado por minar la democracia representativa. Y, según la oposición demócrata y los activistas progresistas, lo que están haciendo los republicanos en Carolina del Norte representa un caso “flagrante”.
Ralph Hise, Senador estatal republicano involucrado en el diseño del nuevo mapa, no oculta las intenciones: “El propósito de este mapa fue ganar un escaño republicano”.
Con este cambio, se pasaría de una relación actual de 10-4 (republicanos-demócratas) a una de 11-3. Davis, uno de los tres legisladores afroamericanos del estado, ve peligrar su reelección en un distrito que, desde 1992, ha sido un bastión para afroamericanos electos al Congreso.
Datos que evidencian la estrategia
- Trump ganó Carolina del Norte en las tres elecciones presidenciales en las que participó, todas por márgenes ajustados.
- Don Davis ganó su reelección en 2024 por apenas dos puntos porcentuales.
- Según datos del Center for Politics at the University of Virginia, el Distrito 1 fue uno de solo 13 que ganó Trump mientras también eligió a un representante demócrata en la Cámara.
- La reorganización del mapa sugiere que 11 de los 14 distritos serían ganadores potenciales para los republicanos.
En otras palabras, el mapa está siendo optimizado para convertir un distrito “dividido” en uno con inclinación republicana.
Vicios del sistema: sin veto, sin oposición efectiva
Una de las peculiaridades legales de Carolina del Norte es que el gobernador —en este caso, el demócrata Josh Stein— no tiene poder de veto sobre los mapas electorales. Esto significa que, con mayoría legislativa republicana en ambas cámaras estatales, el rediseño será ley salvo que una corte lo frene mediante litigios.
Y es justo lo que podría pasar. Activistas y organizaciones prevén interponer demandas, argumentando una manipulación racial ilegal, dado que el rediseño podría diluir el voto afroamericano en el noreste, una región conocida como el “Black Belt”.
¿Una decisión diseñada en Mar-a-Lago?
Los líderes republicanos en Carolina del Norte han declarado públicamente que escucharon la petición del expresidente Donald Trump, quien instó a los estados bajo control republicano a rediseñar los mapas congresionales en favor del Partido Republicano.
“Estamos escuchando la voluntad del pueblo. Trump ganó este estado y merece apoyo a nivel legislativo”, declaró Phil Berger, líder del Senado estatal.
La redistritación en Carolina del Norte no es un caso aislado. En Texas, otro estado gobernado por republicanos, ya se han hecho movimientos similares siguiendo el mismo guion. En espejo, legisladores demócratas en California también aprobaron cambios que favorecen su bando, aunque requieren aprobación popular en un referendo estatal.
¿Y la democracia representativa?
La reacción de los votantes progresistas ha sido intensa. Esta semana, cientos de manifestantes llenaron el Capitolio estatal en Raleigh para rechazar el nuevo mapa. Acusan al liderazgo del Congreso estatal de ser “títeres de Trump”.
Karen Ziegler, de la organización ciudadana Democracy Out Loud, lo dijo claro ante los senadores: “Si aprueban esto, su legado será destruir la democracia y rasgar la Constitución”.
La oposición no solo ha sido ciudadana. Don Davis declaró que el nuevo mapa “va más allá de lo aceptable”, dado que ahoga décadas de avances en derechos de voto para las comunidades afroamericanas del estado.
¿Qué nos dice la historia?
Estados Unidos ha tenido al gerrymandering como parte de su arquitectura política prácticamente desde sus inicios. El término se popularizó en 1812 cuando el gobernador de Massachusetts, Elbridge Gerry, aprobó un mapa que incluía un distrito en forma de salamandra. Desde entonces, la práctica resurge especialmente cuando se acercan elecciones clave.
La Corte Suprema de EE.UU. ha fallado en diversos momentos que el gerrymandering político —rediseñar distritos por razones partidistas— no es competencia federal, dejando el tema en manos de tribunales estatales. Sin embargo, cuando los mapas afectan negativamente a votantes por motivos raciales, entra en juego la Ley de Derecho al Voto de 1965, que sí puede tomarse como base legal para impugnaciones federales.
En 2019, la Corte Suprema se negó a intervenir en un caso de gerrymandering en Carolina del Norte y Maryland, reafirmando que estos temas deben resolverse a nivel estatal o legislativo federal.
Más allá de Carolina del Norte: el ajedrez electoral a nivel nacional
El Partido Republicano necesita mantener su control de la Cámara de Representantes en 2026. Los demócratas, por su parte, solo necesitan tres escaños adicionales para revertir la mayoría. Este cambio en Carolina del Norte podría ser clave para inclinar la balanza.
Este tipo de maniobras también intensifican el clamor por una reforma federal del sistema electoral. Legisladores progresistas han propuesto leyes que prohíban el gerrymandering partidista, aunque estas han sido bloqueadas en el Senado federal por falta de apoyo republicano.
¿Qué se espera ahora?
- El mapa debe ser aprobado por la Cámara estatal en los próximos días.
- Activistas ya están preparando litigios que serán presentados antes del 1 de diciembre, fecha en que inicia la inscripción de candidaturas para las elecciones de 2026.
- Los tribunales, estatales o federales, deberán determinar si hay una base legal para bloquear el nuevo diseño antes de que se celebren las primarias en 2025.
Este caso, sin duda, será observado de cerca por los partidos a nivel nacional, dado que establece un precedente directo para otras contiendas en estados clave como Georgia, Arizona y Michigan.
¿Estamos presenciando una lenta erosión de los principios democráticos ante la obsesión por el poder? Lo cierto es que las estrategias electorales están dejando de lado la participación justa y equitativa para abrazar una ingeniería electoral peligrosa cuyo verdadero perjudicado es el votante común.
