Ecuador al borde del abismo social: el fin del paro indígena no cierra las heridas
Tras semanas de bloqueos y tensión creciente, la CONAIE suspende las protestas frente a la amenaza del uso militar. ¿Está el gobierno de Noboa escapando del diálogo o enfrentando una crisis inevitable?
Una pausa en la protesta, no en la inconformidad
La Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) ha decidido poner fin al paro nacional que sacudió al país durante semanas. La organización, ampliamente reconocida por su histórica capacidad de movilización, había activado bloqueos en todo el territorio ecuatoriano en rechazo al fin del subsidio al diésel, una medida tomada por el presidente Daniel Noboa en el marco de su plan de ajuste económico.
El diésel pasó de un precio subsidiado de $1.80 a $2.80 por galón, lo que afectó directamente a sectores clave como la agricultura, el transporte y los sistemas de movilidad popular. El impacto fue particularmente duro para las comunidades rurales y los ciudadanos de bajos ingresos que dependen del transporte público y de la actividad agropecuaria.
El papel de las Fuerzas Armadas y el discurso presidencial
El giro en los acontecimientos llegó cuando Noboa, en una entrevista reciente, amenazó con usar a las Fuerzas Armadas para despejar por la fuerza las vías bloqueadas. La declaración fue interpretada como una advertencia directa a la CONAIE, elevando la tensión política y social en un país que ya ha vivido múltiples crisis institucionales en las últimas décadas.
“No puede ser que un grupo de ecuatorianos quiera imponerse a 18 millones de compatriotas,” declaró el general Henry Delgado, quien confirmó que los militares estaban listos para intervenir, especialmente en la provincia de Imbabura, donde los bloqueos fueron más intensos.
Una protesta más que económica: tensiones históricas
La lucha del movimiento indígena en Ecuador no puede entenderse únicamente en términos económicos. Desde las míticas marchas de los años 90 hasta los levantamientos de 2019 y 2022, el movimiento indígena ha sido uno de los actores políticos más importantes en la historia contemporánea ecuatoriana.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), alrededor del 25% de la población indígena vive en situación de pobreza extrema. En comunidades donde el diésel impulsa tractores que oxigenan cosechas, elevar el precio de este insumo no es solo una “medida técnica”, sino una amenaza directa al sustento de miles de familias.
El mensaje de Marlon Vargas: firmeza y sacrificio
En un video difundido por redes sociales, Marlon Vargas, presidente de la CONAIE, confirmó la suspensión de la movilización. “Ha sido una decisión muy dolorosa, pero necesario para proteger la vida de nuestro pueblo”, expresó.
Vargas remarcó además que no se trataba de una rendición, sino de una pausa táctica. Culpó al gobierno por no abrir canales de diálogo y optar por la represión en lugar de la concertación. “Esta huelga se pudo evitar si hubiera habido sensibilidad y diálogo antes de imponer decisiones que golpean a los más pobres”, sentenció.
Noboa: entre la popularidad empresarial y la crisis social
El presidente Daniel Noboa, joven heredero del imperio bananero y nuevo rostro de la política ecuatoriana, asumió el poder con una agenda marcada por la moderación tecnocrática e ideas pro-mercado. Sin embargo, su decisión de eliminar el subsidio sin un proceso de transición ha convertido una promesa de modernización económica en un polvorín social.
De hecho, el Banco Central del Ecuador ya reportaba desde mayo una desaceleración del crecimiento económico y señales de inflación en productos clave, especialmente en transporte y agricultura. Estas señales fueron ignoradas en la aplicación de un recorte de subsidios que desde 1974 forma parte del delicado equilibrio socioeconómico del país.
Impacto de los bloqueos: millones en pérdidas
Las consecuencias de más de un mes de bloqueos son significativas. La Cámara de Comercio de Quito estimó en $120 millones las pérdidas económicas acumuladas, siendo los sectores agrícola, logístico y de turismo los más afectados. “Se han detenido exportaciones clave, incluido el banano y las flores, lo que afecta la imagen internacional de Ecuador”, declaró un vocero del gremio privado.
Buses, camiones y cadenas de distribución se vieron inmovilizados, con consecuencias visibles en supermercados, mercados populares y el encarecimiento de bienes de primera necesidad que depende del transporte terrestre.
Comparaciones inevitables: 2019 y el eco de octubre
Ecuador ya vivió una crisis similar en octubre de 2019, cuando el presidente Lenín Moreno también trató de eliminar subsidios a los combustibles como parte de un acuerdo con el FMI. Aquella vez, la presión de la CONAIE logró reversar la medida tras once días de una paralización que dejó 11 muertos y más de 1.000 heridos.
Desde entonces, se establecieron mesas de diálogo, que según líderes indígenas, fueron abandonadas a conveniencia de los gobiernos de turno. El levantamiento actual no es un fenómeno aislado, sino un síntoma crónico de la desconexión entre la élite política y los pueblos originarios.
¿Y ahora qué? La incertidumbre sigue
Aunque el paro se ha levantado temporalmente, el conflicto está lejos de solucionarse. La CONAIE advierte que continuará con acciones legales y sociales para revertir la eliminación del subsidio. Por su parte, el gobierno, en vez de tender puentes, ha endurecido su narrativa de “orden y autoridad”.
El analista político Santiago Basabe declaró a Primicias: “Este tipo de conflictos solo pueden resolverse con pacto fiscal profundo que incluya a los más desfavorecidos. Noboa está actuando como si tuviera tiempo ilimitado, cuando su mandato es relativamente corto y su legitimidad política aún es frágil”.
Perspectivas futuras: ¿es viable el fin de los subsidios?
Ecuador gasta entre $3.000 y $4.000 millones anuales en subsidios a los combustibles, según el Ministerio de Economía. Estas cifras preocupan a organismos financieros internacionales, pero el problema nunca ha sido planteado en términos de equidad ni compensación a los sectores más pobres.
“Eliminar subsidios sin una estrategia compensatoria es una receta para el caos”, señala Andrés Mideros, exministro de planificación. “En lugar de focalizar los subsidios en quienes verdaderamente lo necesitan, se opta por una eliminación brusca que genera protestas legítimas.”
Hasta ahora, no se ha presentado ningún plan concreto de compensación directa ni incentivos para renovar las fuentes de ingreso de los sectores afectados. Tampoco hay claridad sobre cómo se usará el dinero ahorrado con la eliminación del subsidio.
¿Desenlace o ciclo repetitivo?
El levantamiento de la protesta no es el fin de una crisis, sino el principio de un nuevo episodio de tensión social. Ecuador vive una etapa de polarización e incredulidad colectiva en donde las instituciones, tanto estatales como sociales, parecen reducirse a reacciones peligrosas: del decreto al bloqueo, del paro a la amenaza militar.
Mientras tanto, millones de ecuatorianos siguen atrapados entre decisiones tecnocráticas y respuestas de fuerza. La gran pregunta que sigue latente es: ¿puede Ecuador encontrar un equilibrio entre estabilidad fiscal y justicia social sin repetir eternamente sus errores?
