El golpe en Madagascar: ¿una revolución de esperanza o un ciclo sin fin?

Madagascar repite la historia con un nuevo gobierno militar, mientras la juventud espera resultados reales

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Una nación atrapada en un ciclo político

Desde el fin del colonialismo francés en 1960, Madagascar ha atravesado múltiples transiciones políticas marcadas por inestabilidad. Golpes militares, gobiernos transitorios y promesas incumplidas forman parte del ADN político de esta isla del Océano Índico, hogar de casi 30 millones de personas. El más reciente capítulo de esta trama histórica ocurrió en 2025, cuando el Coronel Michael Randrianirina depuso al entonces presidente Andry Rajoelina, instaurando un nuevo gobierno militar.

Juventud en crisis: los verdaderos protagonistas

Lo que distingue este golpe de otros en la historia malgache es el papel central de la juventud. Las manifestaciones que comenzaron en septiembre fueron lideradas, de manera descentralizada, por miles de jóvenes que enfrentan diariamente los estragos de un sistema económico colapsado: desempleo masivo, cortes de electricidad y agua, inflación descontrolada y pocas perspectivas para salir adelante.

“Para nosotros no ha cambiado nada aún. No veo esperanzas hasta ahora”, declaró Donah Falia, estudiante de contabilidad de 20 años que participó en las protestas.

Los síntomas de una nación asfixiada

  • Más del 75% de la población vive bajo el umbral de la pobreza, según el Banco Mundial.
  • El desempleo juvenil supera el 30%.
  • Las interrupciones en los servicios básicos como agua y electricidad son cotidianas.

Las condiciones estaban dadas para una explosión social, y efectivamente, la gota que derramó el vaso fue la ausencia de acción frente a estas crisis acumuladas. Según datos de la ONU, las protestas derivaron en una represión violenta que dejó 22 muertos y más de 100 heridos.

La caída de Rajoelina: ¿liberación o espejismo?

El respaldo decisivo vino del CAPSAT (Cuerpo de Apoyo para la Seguridad Territorial), una unidad militar histórica. Cuando decidieron ponerse del lado de los manifestantes, Rajoelina perdió su base de poder y huyó del país. Aunque los jóvenes celebraron su salida, “esperábamos que el pueblo pudiera elegir a su próximo líder”, afirmó Falia, expresando una sensación generalizada de traición ante la auto-proclamación de Randrianirina como presidente.

Repetición del modelo del Sahel: el patrón de los golpes en África

Desde 2020, cinco países africanos han experimentado golpes militares exitosos donde los golpistas siguen en el poder: Mali, Guinea, Burkina Faso, Gabón y Níger. La experta en derechos humanos y gobernanza militar, Kaajal Ramjathan-Keogh, advierte que los generales tienden a aferrarse al poder:

“Los gobiernos militares nunca han sido eficientes a largo plazo para resolver problemas como la corrupción o la pobreza. Los soldados no son buenos administradores civiles.”

Y añade que el primer ministro designado por Randrianirina, el empresario Herintsalama Rajaonarivelo, no inspira confianza entre los manifestantes.

¿Qué hace diferente a este golpe?

Lo interesante del caso de Madagascar es ese protagonismo joven que ha marcado los últimos movimientos sociales en el mundo, incluyendo Chile, Hong Kong, Irán y ahora, esta nación insular. Durante las manifestaciones se usaron símbolos internacionales como la bandera Jolly Roger asociada a cierto espíritu rebelde de la “Generación Z”.

Para muchos jóvenes como Tsantsa Rakotoarison, de 22 años, esta no es una lucha terminada: “Aun cuando el ejército haya tomado el control, saben que los jóvenes podemos volver a alzar la voz.”

La estabilidad política y la sombra del populismo militar

Según Bakary Sambe, del Instituto Timbuktu en Senegal: “En contextos como el del Sahel o Madagascar, la población valida a los militares como salvadores ante regímenes corruptos. Pero ese respaldo popular suele ser efímero.”

El peligro latente es que se normalice una democracia invertida, donde el Ejército devuelva las instituciones cuando lo considere conveniente, a menudo bajo presión popular, y no por convicción democrática.

Los pendientes urgentes del nuevo gobierno

Para que el gobierno de Randrianirina mantenga su legitimidad debe resolver elementos críticos en el corto plazo:

  1. Establecer un calendario claro y verificable para elecciones democráticas.
  2. Restablecer servicios básicos con una reforma estructural urgente en infraestructura.
  3. Crear un plan de choque contra el desempleo juvenil.
  4. Asegurar la rendición de cuentas a través de observadores internacionales.

De lo contrario, las protestas podrían resurgir, sobre todo si las expectativas generadas por este “nuevo comienzo” se perciben como vacías.

El espejo del pasado: 2009 y la cicatriz del recuerdo

La historia reciente tampoco da muchas razones para el optimismo. El expresidente Rajoelina llegó al poder inicialmente tras otro golpe militar en 2009. En aquel entonces, la violencia y el saqueo caracterizaron la transición. Esta vez, aunque no ha habido un caos semejante, los problemas socioeconómicos son casi idénticos.

“Recuerdo los robos masivos y saqueos del 2009. Por suerte, hasta ahora eso no ha pasado”, dijo la veterana activista Farasoa Rakotomanana, de 63 años.

Sin embargo, advierte: “Si en los próximos meses no hay respuesta, la juventud volverá a la Plaza 13 de Mayo.”

Una nación en pausa, pero no en silencio

Mientras tanto, en barrios como Anosimahavelona, la vida no ha cambiado. Los jóvenes siguen sin empleo y las filas para obtener agua potable continúan siendo parte del paisaje diario. En palabras de Falia: “Aquí, la mayoría de mi edad no trabaja. Solo estamos aquí de pie, con las manos en los bolsillos. No hay ingresos.”

La comunidad internacional observa con atención, pero aún con cautela. Las promesas de reforma deben materializarse —como única vía para que Madagascar rompa finalmente su viejo ciclo de promesas rotas, autoritarismo y pobreza.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press