Francisco Pinto Balsemão: El arquitecto de la democracia portuguesa y pionero de los medios
De primer ministro en tiempos turbulentos a magnate de la información, una vida dedicada a la política, la libertad de prensa y el europeísmo
Un personaje crucial en la historia política de Portugal
Francisco Pinto Balsemão no fue un político más en la historia de Portugal: fue una figura que ayudó a moldear el destino del país en uno de sus periodos más delicados. Como primer ministro y posterior magnate de los medios, su influencia alcanzó tanto las esferas del poder político como las del poder mediático. Balsemão falleció a los 88 años, dejando un legado que trasciende generaciones.
Un ascenso marcado por la tragedia y la transición
En 1981, tras la trágica muerte del entonces primer ministro Francisco Sá Carneiro en un accidente aéreo bajo circunstancias aún nebulosas, Balsemão fue seleccionado para sustituirlo. Era un momento complejo para Portugal, que atravesaba un proceso de democratización postdictatorial iniciado con la Revolución de los Claveles en 1974.
Asumió el cargo como líder del octavo gobierno portugués en apenas cinco años. La presión era inconmensurable. Así lo describiría él mismo más adelante: “Fue lo más difícil que he hecho en mi vida.”
Reformas constitucionales y acercamiento a Europa
Durante su breve mandato (1981-1983), Pinto Balsemão promovió reformas significativas. Una de las más relevantes fue la revisión constitucional de 1982, que eliminó elementos excesivamente ideológicos de izquierda en la constitución de 1976, permitiendo una mayor liberalización económica.
También allanó el camino para que Portugal se integrara al proyecto europeo. Fue él quien negoció las condiciones para la futura adhesión a la Comunidad Económica Europea (CEE), hoy Unión Europea. Portugal ingresaría oficialmente en 1986.
Periodismo en tiempos de dictadura
Antes de llegar a ser primer ministro, Balsemão ya había dejado huella como periodista. En pleno régimen de António de Oliveira Salazar, fundó en 1972 el periódico Expresso, un semanario liberal que logró burlar la censura y abogar por reformas democráticas.
El semanario fue decisivo en el despertar cívico de un país sometido por más de 40 años a un régimen autoritario. A tal punto llegó su influencia, que muchos historiadores consideran a Expresso como una pieza clave en la caída del Estado Novo y en la configuración del nuevo régimen democrático.
Impresa y el imperio mediático
A mediados de los años 80, tras retirarse parcialmente de la política, Balsemão centró sus esfuerzos en consolidar su imperio mediático a través del grupo Impresa. Y lo logró. A través de esta empresa, fundó en 1992 SIC (Sociedade Independente de Comunicação), el primer canal privado de televisión en Portugal.
SIC revolucionó la manera en la que los portugueses consumían información y entretenimiento, desafiando el monopolio de la televisión estatal. Para finales de la década de los 90, SIC se había consolidado como líder de audiencia, y su red alcanzaba a millones dentro y fuera del país.
Bajo la égida de Impresa florecieron más de 30 medios entre periódicos, revistas y canales digitales. El objetivo, según palabras del propio Balsemão, era uno solo: “La lucha por la libertad de expresión y el derecho a informar y ser informado.”
La lucha por una prensa libre
Balsemão no solo llevó esa lucha dentro de las fronteras portuguesas. Desde diversas plataformas y asociaciones internacionales —como el Consejo de Editores Europeos o el Instituto Europeo de Medios— se convirtió en un defensor incansable de los derechos mediáticos.
En una entrevista a su biógrafo Joaquim Vieira, afirmó: “Todo lo que he hecho en la vida ha tenido un hilo conductor: garantizar que las voces fueran escuchadas, incluso las que no estaban de acuerdo conmigo.”
Una figura bisagra: entre dictadura y democracia
Francisco nació el 1 de septiembre de 1937 en Lisboa. Hijo de una familia acomodada, estudió Derecho en la Universidad de Lisboa y trabajó brevemente como abogado. Incluso cumplió el servicio militar, editando la revista de la Fuerza Aérea portuguesa.
Durante el régimen de Salazar, logró entrar en el simbólico pero ineficaz Parlamento, desde donde empujó —como parte de un grupo liberal— propuestas para una transición democrática. En 1975 formó parte de la Asamblea Constituyente que redactó la nueva carta magna de Portugal, y para 1979 ya era diputado electo por el Partido Social Demócrata, del cual fue cofundador.
Un europeísta convencido
En pleno auge del euroescepticismo, aún dentro de algunos miembros fundadores de la UE, Francisco Pinto Balsemão se mantuvo firme como defensor del proyecto europeo. Creía en una Europa unida, no sólo económica sino políticamente, y promovió valores como la cooperación supranacional, la democracia liberal y la integración regional.
Fue un convencido de que el futuro de Portugal estaba ligado al éxito de Europa como bloque. Por eso, negoció con firmeza los términos de la adhesión portuguesa pese a las presiones internas de una clase política reacia a perder control sobre sectores estratégicos.
Un legado transversal
- Primer ministro en una etapa de transición política clave.
- Reformador constitucional que sembró las bases del modelo político económico actual de Portugal.
- Pionero mediático con una impronta liberal y una apuesta por el pluralismo informativo.
- Artesano del europeísmo portugués y defensor del multilateralismo.
Marcelo Rebelo de Sousa, presidente de Portugal, lo resumió de forma clara: “El país ha perdido a una de sus figuras más trascendentes de los últimos 60 años.”
Una vida de luchas e ideales
Francisco Pinto Balsemão murió siendo más que un expresidente o un magnate. Fue, por sobre todo, un visionario con ideales claros, que transitó exitosamente los campos siempre sinuosos de la política, los medios de comunicación y la cultura democrática.
Hoy, mientras Portugal enfrenta con nuevos retos democráticos, desde la amenaza de la desinformación hasta el desgaste institucional, su legado cobra nueva vigencia.
Y es que detrás del fundador de SIC o el columnista incisivo de Expresso, hubo siempre un hombre comprometido con las libertades fundamentales. Y eso, nunca pasa de moda.