Periodismo valiente en tiempos autoritarios: el precio de la verdad en Bielorrusia y Georgia
Andrzej Poczobut y Mzia Amaghlobeli, galardonados con el Premio Sájarov, se convierten en símbolos de la lucha por la libertad de expresión y los derechos humanos en el Este de Europa
En un mundo donde la libertad de expresión es cada vez más amenazada, especialmente en regímenes autoritarios, el reconocimiento a quienes defienden la verdad se convierte en una poderosa declaración política. Este año, el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia, otorgado por el Parlamento Europeo, fue concedido a dos periodistas: Andrzej Poczobut de Bielorrusia y Mzia Amaghlobeli de Georgia, ambos encarcelados injustamente por ejercer su profesión con dignidad y valentía.
¿Qué es el Premio Sájarov?
Creado en 1988 y nombrado en honor a Andréi Sájarov, físico nuclear soviético, disidente y defensor de los derechos humanos, el Premio Sájarov reconoce a individuos o grupos que hayan dedicado sus vidas a la defensa de los derechos humanos y las libertades fundamentales. Es el galardón más prestigioso en materia de derechos humanos que concede la Unión Europea.
Andrzej Poczobut: el periodismo encarcelado en Bielorrusia
Andrzej Poczobut, de 52 años, es periodista del diario polaco Gazeta Wyborcza y un destacado miembro de la minoría polaca en Bielorrusia. En marzo del 2021, fue arrestado en Grodno, su ciudad natal, por haber informado sobre las manifestaciones masivas que estallaron en 2020 contra el presidente Alexander Lukashenko tras unas elecciones ampliamente consideradas fraudulentas.
En 2023, fue sentenciado a ocho años en prisión por “dañar la seguridad nacional”, una acusación calificada por organismos de derechos humanos como infundada y motivada políticamente. Su situación se ha agravado por razones de salud, ya que Poczobut sufre hipertensión, problemas cardíacos y de visión, todo lo cual es ignorado por las autoridades penitenciarias, según informes de Viasna, una ONG bielorrusa.
"La libertad no es un lugar, sino que se encuentra dentro de la persona" — escribió Poczobut desde prisión en una carta.
Confinado en una colina de la prisión de máxima seguridad de Novopolotsk, ha sido puesto reiteradamente en aislamiento por negarse a realizar trabajos que su estado de salud no le permite.
Un símbolo de resistencia
Poczobut se negó a pedir clemencia al régimen, rechazando así cualquier concesión a quienes lo encarcelaron. Su activismo y su resistencia evocan las luchas de otros periodistas mártires como Anna Politkóvskaya o Jamal Khashoggi, lo que lo eleva como un símbolo regional e internacional de coherencia moral.
Sviatlana Tsikhanouskaya, la principal figura de la oposición bielorrusa en el exilio, describió a Poczobut como alguien que, "sin el cuidado médico necesario, está muriendo lentamente". Además, afirmó:
"Este premio envía un mensaje claro a todos los dictadores: los periodistas no pueden ser silenciados."
Mzia Amaghlobeli: libertad y dignidad en Georgia
Mzia Amaghlobeli, de 50 años, ha sido una figura clave en el periodismo independiente en Georgia, fundadora del medio Batumelebi y su publicación hermana Netgazeti. Fue sentenciada a dos años de prisión tras un juicio por supuestamente haber abofeteado a un jefe de policía durante una protesta contra el gobierno.
Durante su proceso, fuertemente criticado por organizaciones no gubernamentales y observadores internacionales, Amaghlobeli alegó que el oficial le había escupido y tratado de agredirla. En sus propias palabras ante el tribunal:
"¡Nunca debemos perder la fe en nuestra capacidad! Todavía hay tiempo. ¡La lucha continúa—hasta la victoria!"
Sus medios de comunicación han destapado casos de corrupción y denunciado abusos contra los derechos humanos, ocupando un espacio fundamental para la rendición de cuentas en una Georgia cada vez más dominada por un gobierno acusado de derivas autoritarias.
Represión sistemática en Georgia
Desde las cuestionadas elecciones de 2020, donde el partido gobernante Sueño Georgiano se mantuvo en el poder, el país ha experimentado una creciente politización de la justicia y ataques directos a la prensa independiente. El gobierno, fundado por el oligarca Bidzina Ivanishvili, ha sido acusado de reprimir la libertad de expresión, influido por intereses favorables al Kremlin.
Eter Turadze, redactora jefe de Batumelebi, declaró que el reconocimiento del Premio Sájarov fortalece su convicción de seguir informando sobre injusticias: "Mzia es un símbolo de la lucha por la libertad, la dignidad y los valores democráticos en Georgia."
Según Turadze, en la Georgia actual "ser periodista implica una entrega absoluta: el trabajo se realiza en un entorno hostil y peligroso, donde se es perseguido, intimidado y agredido físicamente".
La libertad de prensa en retroceso
Reporteros Sin Fronteras ubican a Bielorrusia en el puesto 157 de 180 en su Índice Mundial de Libertad de Prensa de 2024, mientras que Georgia figura en el puesto 89. A pesar de las diferencias numéricas, ambos países presentan patrones similares de regresión democrática y presión sistemática sobre medios independientes.
- En Bielorrusia, más de 30 periodistas están encarcelados actualmente, según la Asociación Bielorrusa de Periodistas.
- En Georgia, organizaciones como Transparency International denuncian un “enfriamiento” sistemático de los medios críticos con el poder.
¿Por qué importa este premio?
En tiempos donde la narrativa autocrática tiende a permear incluso democracias consolidadas, premiar a quienes se enfrentan a regímenes represivos representa un acto necesario de memoria y resistencia. El Premio Sájarov no solo visibiliza la represión en lugares muchas veces olvidados por la opinión pública occidental, sino que también refuerza el valor del periodismo como pilar democrático inquebrantable.
Como señaló Andrei Bastunets, presidente de la Asociación de Periodistas de Bielorrusia:
“Este premio es importante para todos los periodistas encarcelados en Bielorrusia que están sacrificando sus vidas por contar la verdad.”
La represión contra la prensa no es local ni aislada. Desde México hasta Hong Kong, los periodistas se enfrentan a la criminalización de su trabajo. Cada historia como la de Poczobut o Amaghlobeli resuena globalmente, recordando que sin libertad de expresión no hay democracia posible.
Un llamado a la comunidad internacional
El otorgamiento del Premio Sájarov a estos dos periodistas debería traducirse en un mayor compromiso de la comunidad internacional para presionar por su liberación y la de otros periodistas presos en condiciones similares.
Además, como sostienen organismos como Human Rights Watch y Amnistía Internacional, los gobiernos democráticos tienen la responsabilidad de utilizar todos los canales diplomáticos disponibles para frenar estas prácticas represivas.
En palabras de Roberta Metsola, presidenta del Parlamento Europeo:
“Su coraje los ha convertido en símbolos de la lucha por la libertad y la democracia.”
Hoy, con sus voces silenciadas por el encierro, Poczobut y Amaghlobeli simbolizan algo más grande: el derecho —casi sagrado— a saber la verdad.
