Tensión en ascenso: Japón redefine su estrategia militar ante la visita de Trump
Con una nueva primera ministra, un nuevo ministro de Exteriores y un escenario internacional incierto, Japón se prepara para reforzar su alianza con EE.UU. mientras repiensa su papel en la defensa regional
El escenario diplomático de Asia-Pacífico se encuentra en plena ebullición. La reciente elección de Sanae Takaichi como la primera mujer primera ministra de Japón, la visita inminente del expresidente de EE.UU. Donald Trump y el nombramiento de Toshimitsu Motegi como nuevo ministro de Exteriores marcan un punto de inflexión para el Archipiélago nipón.
Un evento político de esta magnitud no solo remueve los cimientos de la política nacional japonesa, sino también de la geopolítica del Pacífico. La derecha se afianza en el poder, mientras el país redefine su lugar en el ajedrez militar mundial. Este artículo ofrece un análisis exhaustivo sobre cómo Japón está navegando una nueva era de desafíos y alianzas estratégicas.
El regreso de una figura clave: Toshimitsu Motegi
Motegi no es un desconocido en el escenario internacional. Ocupó previamente el cargo de canciller entre 2019 y 2021 durante la administración de Trump. En ese entonces, se ganó una reputación como negociador firme y hábil en temas tan complejos como tarifas y acuerdos bilaterales entre las dos potencias.
Ahora, en su segundo mandato, Motegi enfrenta una tarea aún más complicada: sostener y expandir la alianza Japón-EE.UU. en un contexto de tensiones crecientes con China, pruebas de misiles por parte de Corea del Norte y un entorno bélico redefinido por los conflictos de Ucrania y el auge de las tecnologías emergentes como los enjambres de drones.
Una primera ministra con visión militar
La elección de Sanae Takaichi como primera ministra en octubre de 2025 es un hito para Japón. Conocida por su perfil conservador y su firme postura en temas de seguridad nacional, Takaichi ha reemplazado a la centrista y moderada alianza del Partido Komeito con una coalición junto al derechista partido Nippon Ishin no Kai (Partido de Innovación de Japón).
Takaichi es una ferviente defensora del fortalecimiento militar de Japón y cuestiona ciertos límites impuestos por la constitución pacifista de la posguerra. Este enfoque, muy alineado con la visión trumpista de aumento de gasto en defensa, probablemente será motivo de discusión en la próxima cumbre bilateral.
El plan quinquenal de defensa: Japón pisa el acelerador
Desde 2022 Japón se encuentra inmerso en una transformación estratégica de sus fuerzas armadas: un plan que contempla duplicar el gasto militar a un 2% del PIB para 2027, alcanzando así estándares similares a los de otros países pertenecientes a la OTAN.
Esto incluye:
- Inversión en misiles de largo alcance que permiten capacidades ofensivas, algo históricamente vetado en la doctrina militar japonesa.
- Mejora de defensas cibernéticas y capacidad de respuesta ante ataques asimétricos.
- Modernización de la cadena logística y adquisición de tecnología militar estadounidense de última generación.
En palabras de Motegi: “Nuestra defensa nacional debe estar basada en decisiones independientes. Lo importante no es solo cuánto se gaste, sino en qué se gasta.”
El peso de Trump y la presión estadounidense
Donald Trump llega a Tokio el 27 de octubre. Su visita representa una serie de presiones y expectativas que recaerán sobre el nuevo gobierno japonés. Es probable que Trump exija:
- Aumento del gasto militar japonés hasta un 5% del PIB.
- Compra de mayores volúmenes de armamento estadounidense.
- Financiamiento adicional para el mantenimiento de los 50,000 soldados estadounidenses estacionados en Japón.
Estos reclamos, de concretarse, pondrían a Japón en un dilema presupuestario y político, aún mayor, especialmente en un contexto en que el FMI proyecta un crecimiento económico moderado del 0,9% para el país en 2026.
Relaciones regionales: entre alianzas y tensiones
Motegi declaró que Japón fortalecerá la cooperación con aliados tradicionales como Corea del Sur, Australia y Filipinas, intentando preservar el equilibrio en la región del Indo-Pacífico. Pero la relación más complicada sigue siendo con China.
“Buscamos relaciones estables y constructivas con China”, afirmó el canciller. Sin embargo, las fricciones en el Mar de China Oriental y las patrullas chinas cerca de las islas Senkaku siguen siendo motivo de disputa.
También persisten tensiones con Corea del Norte. El país ha realizado más de 12 ensayos de misiles balísticos en 2025, según datos de la ONU. Japón ha reforzado su sistema de interceptores PAC-3 y sus radares de vigilancia como parte del nuevo enfoque de disuasión activa.
La cumbre Trump-Takaichi: ¿alianza reforzada o tensión bilateral?
El primer encuentro entre Takaichi y Trump podría marcar una nueva era en la alianza bilateral o enturbiarla. La relación personal entre los líderes será clave para determinar el tono del encuentro y la dirección de la cooperación futura.
Motegi describió esta reunión como una “oportunidad crucial para afianzar la relación de confianza personal y redefinir la alianza”.
También se prevé que se aborden temas comerciales, como el seguimiento del acuerdo arancelario firmado entre ambos países durante la primera administración Trump. Japón busca garantizar que el tratado beneficie a ambas economías, especialmente en sectores como tecnología, semiconductores y automotriz.
Reacción interna y oposición
Mientras el gobierno avanza con su ambiciosa agenda militar y diplomática, diversas voces internas alertan sobre una posible deriva hacia una postura demasiado belicista.
Shin’ichi Ishiba, exministro de Defensa y miembro de la oposición, señaló: “No debemos perder de vista que el artículo 9 de nuestra Constitución nos obliga a actuar como fuerza pacificadora. Una fuerza militar ofensiva no está alineada con los valores que hemos construido desde 1945”.
También existe preocupación ciudadana. Una encuesta de NHK publicada en octubre de 2025 indica que el 54% de los japoneses se opone a aumentar el gasto militar más allá del 2% del PIB, mientras que solo el 32% lo aprueba.
¿Un cambio irreversible?
Lo que está claro es que Japón se encuentra en una etapa crítica de redefinición de su identidad de seguridad. Por primera vez en décadas, el país está abandonando —aunque de forma paulatina— su tradicional perfil pacifista para convertirse en un actor estratégico más activo en su región.
De cerrarse con éxito la cumbre con Trump y consolidarse la nueva doctrina de defensa, podríamos estar ante un Japón del siglo XXI más autónomo, más fuerte y más involucrado en el equilibrio geopolítico global.
¿Será esto el fin del “Japón pacifista” tal como lo conocimos, o una evolución necesaria en un mundo multipolar? El tiempo y las negociaciones nos darán esa respuesta.
