Tierra sagrada bajo el green: las tumbas olvidadas de esclavos que dividen a Tallahassee
Una comunidad busca honrar la memoria de sus ancestros mientras las autoridades contemplan vender una explantación convertida en club de golf
Un campo de golf en Tallahassee, Florida, es hoy epicentro de un debate que entrelaza memoria histórica, justicia racial y políticas públicas. Bajo los suaves columpios del Capital City Country Club, arqueólogos han descubierto al menos 23 tumbas no marcadas que se presume pertenecen a personas esclavizadas que vivieron y murieron en lo que alguna vez fue una de las muchas plantaciones del norte de Florida.
Al pie de la capital estatal y en una zona admirada por sus elegantes calles y árboles centenarios, el hallazgo ha removido heridas abiertas de la historia segregacionista del estado y ha enfrentado a vecinos, activistas y autoridades municipales.
Una historia enterrada bajo los fairways
El Club de Campo Capital City, fundado en 1908, ocupa hoy los terrenos de lo que fue una próspera plantación algodonera. La urbanización posterior y la transformación del espacio en un campo semiprivado de golf han ocultado por décadas los restos de al menos 37 personas enterradas sin identificar, según el informe arqueológico del National Park Service.
“Sabemos que eran personas esclavizadas. Pero, ¿quiénes eran?”, se pregunta con impotencia Tifany Hill, residente local y encargada del mantenimiento de un cementerio afrodescendiente histórico cercano. Su voz, junto a la de muchos otros habitantes afroamericanos de Tallahassee, resuena pidiendo no solo respeto, sino acción.
Una deuda histórica ignorada por décadas
La historia de la esclavitud en el norte de Florida es bien conocida entre los historiadores. Para 1860, tres de cada cuatro personas en el condado de Leon eran esclavizadas, formando parte de una economía agroexportadora basada en el trabajo forzado y propiedad de una élite blanca acaudalada.
Sin embargo, hoy en día existen muy pocos sitios identificados como cementerios de esclavos en el área, a pesar de los numerosos latifundios que allí existieron. La razón: la gran mayoría de estas tumbas nunca fueron registradas oficialmente ni marcadas, y muchas quedaron sepultadas bajo las décadas de desarrollo urbano o convertidas en campos de golf, como es el caso actual.
Una oportunidad para la redención... vendida en $1.25 millones
En lugar de trabajar activamente por preservar el legado descubierto, la comisión municipal de Tallahassee ha contemplado vender los 72 hectáreas del campo de golf por tan solo $1.25 millones al club privado que lo ha arrendado por $1 anual desde 1956 — un valor increíblemente bajo para una propiedad tan grande y céntrica. Dicha cesión, aseguran las autoridades, incluiría la obligación legal de mantener allí un campo de 18 hoyos y permitir el acceso público a un futuro sitio conmemorativo de las tumbas descubiertas.
Pero para quienes han dedicado años a que los restos reciban el reconocimiento y la dignidad que merecen, es inaceptable que se repita la venta —aunque simbólica— de vidas que ya fueron vendidas como mercancía durante siglos.
“Fueron vendidos en subastas en el siglo XIX, y ahora estamos dispuestos a venderlos otra vez”, expresó indignado Delaitre Hollinger, activista local e historiador, durante una tensa sesión de la comisión el pasado miércoles.
Una historia marcada por evasión legal y racismo sistemático
El arrendamiento especial que el club de golf ha disfrutado desde los años 50 no es accidental. En 1956, el club pasó de ser público a privado para evitar una decisión de la Corte Suprema que prohibía la segregación racial en espacios públicos. Esta maniobra legal permitió que el club permaneciera cerrado a afroamericanos durante décadas, pese a ocupar un terreno municipal.
Uno de los exmiembros del club fue un juez federal cuya nominación a la Corte Suprema fue rechazada, en parte por su participación en la privatización del club para eludir la integración.
Preservación de la memoria vs. intereses inmobiliarios
El conflicto actual no solo es moral, sino profundamente político. La decisión de vender o no el terreno pone a prueba el compromiso de las autoridades con la verdadera inclusión histórica, y evidencia la constante tensión entre la conservación de la memoria y el desarrollo urbano/comercial.
Kathleen Powers Conti, profesora de historia de la Florida State University, especializada en sitios de trauma y memoria conflictiva, fue tajante al señalar en la comisión: “Me sorprende que nadie —ni en el club ni en la ciudad— haya iniciado un proceso para buscar a los descendientes de las personas enterradas allí”.
La falta de acción ha sido justificada por funcionarios debido a disputas contractuales y al impacto de los tornados de 2024. Sin embargo, los residentes consideran inadmisible que, cuatro años después de aprobarse formalmente un plan conmemorativo, aún no haya un solo memorial erigido.
¿Quiénes eran? Una búsqueda urgente de identidad
Para los familiares potenciales de los enterrados, como Tifany Hill, identificar a los individuos es un acto de justicia, no de simple arqueología. Rastrear registros, revisar archivos de plantaciones, cruzar censos y contactar descendientes podría ofrecer pistas, si existiera la voluntad política de fondo.
“Es nuestra historia”, remató Hill. “Podría ser mi ancestro quien esté allí enterrado”.
Se trata, por tanto, no solo de descubrir un pasado, sino de decidir qué tipo de futuro quiere construir Tallahassee: uno que ponga en primer plano la memoria y la justicia, o aquel guiado por la apatía y la conveniencia institucional.
Una llamada a la acción, no al olvido
Más allá de Florida, este es un espejo para muchas otras comunidades en Estados Unidos. La existencia de miles de cementerios de personas esclavizadas abandonados ha sido denunciada no solo por activistas, sino también por académicos, antropólogos y asociaciones de derechos civiles.
En 2022, el Congreso aprobó la African American Burial Grounds Preservation Act, una legislación que busca proteger y financiar la restauración de estos sitios históricos clave. Sin embargo, la implementación ha sido lenta y, en muchos casos, obstruida por intereses privados o disputas legales sobre la tenencia de la tierra.
En Tallahassee, la lucha continúa. Mientras la presión ciudadana obliga a la comisión municipal a postergar la venta, crecen las esperanzas de que una decisión valiente pueda marcar una diferencia histórica verdadera.
Ya no se trata solo de excavar restos, sino de rescatar memorias, reconstruir identidades y restaurar dignidades largamente negadas.