Viktor Orbán bajo presión: el despertar político en Hungría y su rival que crece desde las sombras
En medio de escándalos, relaciones polémicas con Rusia y una economía estancada, Orbán enfrenta al carismático Péter Magyar que promete cambiar el rumbo de Hungría
Un país dividido celebra su pasado para definir su futuro
Este 23 de octubre, Hungría conmemoró el 69° aniversario del levantamiento contra la ocupación soviética de 1956. Pero en vez de una ceremonia unificada, las calles de Budapest se llenaron de manifestaciones contrapuestas, organizadas por los dos grandes bloques políticos del país: el oficialista Fidesz de Viktor Orbán y el movimiento opositor encabezado por Péter Magyar. Lo que debía ser una jornada de memoria histórica se transformó en una antesala del proceso electoral de 2026, con olor a cambio estructural en el aire.
La sombra rusa en plena evocación patriótica
La carga simbólica del 23 de octubre no es menor. En 1956, el pueblo húngaro se levantó contra la dominación soviética, un hecho brutalmente reprimido por el Kremlin. Por eso, causó escozor en muchos sectores la intención —aunque frustrada— de que ese mismo día se produjera en Budapest una reunión entre Donald Trump y Vladimir Putin para abordar el conflicto en Ucrania. Viktor Orbán, declarado simpatizante de Trump y defensor de una postura europeamente polémica sobre Rusia, elogió la posibilidad de dicho encuentro: "Hungría es el único lugar en Europa donde puede tener lugar el diálogo sobre la paz", declaró.
Pero la idea fue duramente criticada por la oposición. "Recibir a Putin en el aniversario de la represión soviética no es neutralidad, es una traición nacional", afirmaban carteles en distintas zonas de la capital.
Del interior del sistema al nuevo rostro de la oposición: ¿quién es Péter Magyar?
Péter Magyar era un nombre más dentro del engranaje de Fidesz. Sin embargo, en 2023, rompió filas con el partido de gobierno e inició una fulgurante carrera como líder del nuevo movimiento Tisza, con el que pretende derrocar a Orbán en las urnas. Su campaña se ha convertido en un fenómeno: en solo un año logró canalizar el creciente descontento popular frente a los escándalos políticos, la corrupción y la decadente economía húngara.
Magyar no busca solo seducir al electorado tradicional urbano y pro-europeo que históricamente ha rechazado a Fidesz. Su estrategia se enfoca especialmente en el interior rural, antiguo bastión de Orbán. Durante 80 días recorrió pueblos y aldeas en una gira incesante de foros abiertos, en los que abordó temas concretos como el colapso de los servicios de salud, el deterioro del sistema educativo, y una inflación que en 2023 superó el 20% (Reuters), una de las más altas de la Unión Europea.
Orbán y una base que ya no es incondicional
Orbán lleva más de una década gobernando Hungría. Con un estilo populista, nacionalista y euroescéptico, fue moldeando el sistema institucional a su favor. Bajo su gestión, Hungría ha restringido la libertad de prensa, reformado el aparato judicial y cooptado gran parte del sistema educativo. Pero su hegemonía atraviesa un momento complejo. Diversos escándalos de corrupción han salpicado a figuras clave de su entorno, como el expremier Antal Rogán, acusado de enriquecimiento ilícito.
La pérdida de confianza también es visible en las encuestas. Según el Eurobarómetro, Hungría es el país de la UE donde menos ciudadanos creen que "su gobierno combate eficazmente la corrupción" (solo un 18% en 2023).
La maquinaria mediática de Fidesz: AI, desinformación y propaganda oficial
Fiel a su estilo, Orbán ha desplegado su maquinaria mediática para contrarrestar el avance de Magyar de forma polémica. En las últimas semanas, han circulado videos creados con inteligencia artificial que muestran a Magyar en escenarios ficticios de traición o decadencia moral. Además, el gobierno envió a cada ciudadano una consulta popular financiada con fondos públicos, acusando sin pruebas a Tisza de querer subir impuestos y “vender Hungría a Bruselas”.
Magyar ha respondido con serenidad, pidiendo centrarse en los “problemas reales de la gente”: salarios bajos, el colapso del sistema ferroviario y la emigración masiva de jóvenes. “Esta es la única campaña que pone el foco en los problemas que se viven en la casa del vecino”, afirmó en un mitin reciente en Debrecen.
Corrupción y pobreza: ¿la herencia del ‘modelo húngaro’?
Magyar no escatima palabras al hablar del legado de Orbán: “Somos el país más pobre y más corrupto de la Unión Europea”, ha repetido en formatos variados. Aunque suene extremo, los datos parecen respaldar estas afirmaciones. Hungría ocupa el puesto 77 de 180 países en el índice de percepción de corrupción de Transparencia Internacional (2023), y el Fondo Monetario Internacional advirtió que el país ha sufrido una “desaceleración preocupante” en comparación con su entorno (IMF).
Pero el punto más crítico ha sido la pausa en el entrego de fondos de recuperación por parte de la Comisión Europea, justificando la medida por los retrocesos en el Estado de derecho. Bruselas ha congelado más de 22.000 millones de euros por falta de voluntad política para implementar reformas judiciales y anticorrupción sustanciales.
Un retiro táctico del Kremlin o un simple revés?
La cancelación del posible encuentro entre Trump y Putin en Budapest representa un revés diplomático para Orbán, quien esperaba capitalizar este hecho como prueba de su habilidad para mediar en conflictos y presentarse como el último gran estadista de Europa. Sin embargo, la reacción de los ciudadanos no fue de decepción, sino de alivio, lo que indica una ruptura en la narrativa oficial que durante años ha presentado a Rusia como un socio estratégico.
“No necesitamos ni tanques soviéticos del pasado ni tratos con dictaduras del presente” decía uno de los oradores en las manifestaciones pro-Magyar.
Péter Magyar: entre el carisma y la prueba de fuego electoral
Pese a la ofensiva oficial, Péter Magyar sigue ganando terreno. Su estilo frontal pero conciliador ha atraído a votantes jóvenes, profesionales urbanos y también a aquellos que votaron por Fidesz por falta de alternativas. Las redes sociales han sido la gran aliada de su campaña: en TikTok e Instagram, sus videos de respuestas en vivo a ciudadanos y denuncias sistemáticas de corrupción acumulan millones de visitas.
Hoy, Magyar no es solo un fenómeno mediático; es el primer político en una década que logra desafiar seriamente el poder de Orbán. Las elecciones de 2026 podrían definir si Hungría continúa su camino de euroescepticismo autoritario, o si vira hacia una reconstrucción institucional bajo un nuevo liderazgo europeo.
Con las calles llenas de banderas húngaras, cánticos nostálgicos y reclamos de renovación, Hungría empieza a escribir un nuevo capítulo. Y esta vez, el final está abierto.