¿Es Kyler Murray el futuro de los Cardinals o una pieza reemplazable?

La franquicia de Arizona enfrenta su momento más incierto en años tras cinco derrotas consecutivas: una mirada crítica a su reconstrucción, dirección técnica y el rol del QB mejor pagado de su historia

Atravesando su peor bache del año

Los Arizona Cardinals se encuentran en medio de una profunda crisis institucional y deportiva. Con un récord de 2-5 y cinco derrotas al hilo, la franquicia recibe su semana de descanso con más dudas que respuestas. Para un equipo que había mostrado cierta progresión en 2023 (pasando de 4-13 a 8-9), el desplome en 2025 genera preguntas legítimas sobre el rumbo que han tomado las decisiones desde la gerencia general hasta el campo.

Kyler Murray: ¿Estrella en declive o víctima del sistema?

Kyler Murray firmó en 2022 una extensión por 5 años y 230.5 millones de dólares, posicionándose como el eje de la reconstrucción. La esperanza estaba centrada en su talento y explosividad, cualidades que lo llevaron a ganar el Heisman Trophy en Oklahoma y ser seleccionado como la primera selección global en el Draft de 2019.

En sus primeras temporadas en la NFL, Murray pareció avalar esa inversión: logró dos selecciones al Pro Bowl e incrementó la competitividad del equipo. Sin embargo, en su séptima campaña profesional, el nivel ha decaído dramáticamente. En los cinco partidos que jugó antes de lesionarse el pie, la ofensiva de los Cardinals se ubicó 30ª en yardas por aire, mostrando un rendimiento estancado y previsible.

Jacoby Brissett le roba protagonismo con solidez

La lesión de Murray lo apartó por dos partidos, dándole una oportunidad al veterano Jacoby Brissett —quien aprovechó cada minuto bajo el centro. Brissett lanzó para 320 yardas frente a Indy y 279 frente a Green Bay, sin ganar los partidos, pero dejando claro que con menos herramientas puede ser más efectivo.

Esto ha encendido alarmas sobre si el problema era exclusivamente Murray o si el sistema ofensivo implementado por Drew Petzing —en su tercer año como coordinador— no encajaba con el QB franquicia. Brissett lo resumió mejor: “Solo ejecuto lo que Drew llama. Los receptores están haciendo un buen trabajo, y la línea ofensiva me da protección”.

Jonathan Gannon: ¿Crisis de autoridad?

Jonathan Gannon, en su tercera temporada como entrenador en jefe, trata de transmitir calma, aunque algunos episodios sugieren incomodidad creciente. En la derrota ante los Titans del 5 de octubre, fue multado con $100,000 por una acalorada discusión en la banca con Emari Demercado, que simbolizó la tensión reinante.

Gannon ha intentado mantener el discurso de “trabajo y compromiso”, pero su mensaje parece erosionarse cada semana. El equipo ha colapsado particularmente en los cuartos períodos, y su rendimiento en situaciones críticas ha sido paupérrimo.

Una defensa (costosa) que no da resultados

Durante la pretemporada, el gerente general Monti Ossenfort realizó una transformación significativa en la defensa, incorporando a veteranos como Josh Sweat, Dalvin Tomlinson y Calais Campbell, además de draftear a jóvenes promesas como Walter Nolen III. La intención era clara: convertir a los Cardinals en una unidad defensiva respetable.

Sin embargo, los resultados no acompañan: en las últimas cinco derrotas, han permitido un promedio de más de 26 puntos por juego y han fallado reiteradamente en detener drives importantes en el último cuarto. La ruptura entre la expectativa y la realidad es profunda.

¿Es momento de resetear de nuevo?

El contexto actual lleva a hacerse una pregunta difícil: ¿deben los Cardinals reevaluar todo su proyecto? El contrato de Murray es costoso, pero su bajo rendimiento y falta de liderazgo en momentos clave cuestionan si realmente vale los $46 millones promedio anuales que recibe.

El head coach Gannon tiene poco margen de error. A pesar del repunte de 2024, el desmoronamiento de 2025 lo expone a una evaluación crítica. La relación con Petzing se ha puesto bajo la lupa, aunque Brissett esté mostrando que el playbook no es un callejón sin salida.

Un modelo que no se sostiene

Según ESPN Stats & Info, en el actual formato de playoffs con 7 plazas por conferencia, solo el 3% de los equipos que empiezan 2-5 logran clasificar. Peor aún, Arizona aún debe enfrentar partidos contra Cowboys, Seahawks y 49ers. La montaña que deben escalar cada semana parece más alta.

Opciones futuras: ¿Draft o reconstrucción interna?

El draft 2026 será crucial. Si la temporada sigue su curso actual, es muy probable que los Cardinals tengan una selección dentro del Top 10 —quizás incluso Top 5. Se habla de talentos como Shemar Stewart (Texas A&M) o el QB de Georgia, Walker Howard, como posibles reemplazos si el equipo decide finalizar la era Murray.

A nivel estructural, vender nombres como Budda Baker, Zach Ertz o incluso el propio Brissett (quien podría tener valor como mentor para un QB joven) podría generar espacio salarial y picks de draft.

¿Qué necesita cambiar?

Para evitar repetir la historia de franquicias como los Cleveland Browns pre-2020 o los Jets de los últimos 10 años, Arizona necesita ejecutar mejor en tres frentes:

  • Evaluación realista del talento: tanto jugadores como entrenadores deben ser juzgados sin sentimentalismo.
  • Estabilidad institucional: cambiar de coach cada tres temporadas no genera cultura ni proyecto sólido.
  • Uso estratégico del Draft: aprovechar el talento universitario sin olvidar la línea ofensiva, que necesita urgente refuerzo.

Cardinals y su mayor dilema: cortar o esperar

Parte de la afición sigue creyendo en Kyler Murray. Su dinamismo y momentos brillantes hacen difícil despedirse. Pero las cifras son claras: una QB rating debajo de 88, más turnovers que TDs anotados y bajo rendimiento en terceros downs.

El futuro de la franquicia podría depender de qué decidan en los próximos tres meses. Si buscan capitalizar el alto valor de mercado de ciertos jugadores o si apuestan por una transformación gradual, ese camino debe decidirse ya. El peor escenario es continuar en la mediocridad sin tomar decisiones valientes.

“Tienes que quedarte completamente comprometido con lo que estamos haciendo”, sigue repitiendo Gannon. Pero la realidad parece exigir más que frases: necesita resultados.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press