¿Vale la pena endeudarse por una boda? Una mirada honesta al costo emocional y financiero de ser invitado

Asistir a bodas cada vez es más costoso, y eso está afectando relaciones entre amigos y familiares. ¿Cómo equilibrar el amor con los límites del bolsillo?

El amor no debería costar tanto (dinero)

Las bodas son celebraciones del amor, de la unión de dos personas que deciden comenzar juntas una nueva etapa de la vida. Sin embargo, para quienes forman parte del círculo de invitados —especialmente amigos cercanos y familiares— pueden convertirse en verdaderas pesadillas financieras.

Viajes a destinos lejanos, hoteles de lujo, múltiples atuendos para eventos previos como despedidas de soltero/a, showers y cenas de ensayo, regalos costosos y tiempo libre que escasea... Todo puede sumar cientos o incluso miles de dólares. Y cuando los costos se acumulan, también lo hacen las tensiones emocionales.

Como explica Christine Hargrove, terapeuta y directora asistente del Love and Money Center de la Universidad de Georgia, “el dinero es parte de cómo nos mostramos los unos a los otros, pero no debería interponerse en amistades o relaciones familiares que son sanas y valiosas”.

Una boda, ¿una carga emocional?

Seamos francos: pocas personas se atreven a decir que no a una invitación de boda. Es un honor ser parte del día más especial de alguien querido. Pero cuando esa invitación implica gastos de avión, cinco noches en un resort todo incluido, comprar trajes o vestidos totalmente nuevos, y asistir (o *sobrevivir*) a una semana de eventos previos... el corazón y el bolsillo se sienten presionados desde todas las direcciones.

“Si alguien te dice: ‘Me encantaría ir a tu boda, pero no puedo costear cinco días en el Caribe’, no lo tomes de forma personal”, remarca Hargrove.

Por eso, cada vez se hace más vital tener una conversación sincera sobre expectativas y recursos. No solo para parejas prometidas, sino también para sus amigos y familiares.

¿Qué puede hacer la pareja para aliviar la carga?

La wedding planner Cassie Horrell ha visto de todo en sus años de experiencia en Pittsburgh. Y entre los errores más comunes destaca la falta de empatía con los invitados. “Hay pequeños detalles con los que puedes aliviar los gastos de tus seres queridos”, comenta. Aquí algunas recomendaciones clave:

  • Reservar bloques de hoteles con diferentes rangos de precios: da opciones a tus invitados. No todos pueden o quieren gastar en un hotel de lujo.
  • Cubrir ciertos servicios: como traslado entre locaciones del evento, desayuno del día siguiente o cuidar niños si el evento es adults only.
  • Indicar ‘sin regalos’ en la invitación: algo tan simple puede ser un gran alivio financiero.
  • Comunicar con tiempo los gastos: especialmente si hay planes de despedidas en el extranjero o atuendos caros. Ser transparente evitará muchos malentendidos o frustraciones.

Como alerta Hargrove: “Una persona acepta ser dama de honor o padrino por amor, pero si descubre tarde que tendrá que gastar miles, puede sentirse atrapada y resentida”.

Lo que los invitados deben tener en cuenta

Por otra parte, ser invitado no significa tener que vaciar tu cuenta bancaria. Hay formas elegantes y responsables de asistir sin comprometer tu salud financiera. La clave: honestidad, planificación y priorización.

  • Compartir gastos: hospedarte con amigos, dividir Uber desde al aeropuerto, o incluso compartir vestidos o trajes.
  • Decidir a qué eventos ir: si no puedes costear todos, elige los que sean más significativos. ¡Y comunícalo con antelación!
  • Vestuario inteligente: reutilizar prendas, alquilar en servicios como Rent the Runway o incluso pedir prestado está completamente bien. Como dice Esther Lee de The Knot, “nadie te juzgará por repetir atuendo, no seas tu propio crítico más duro”.
  • Ser honesto sobre tus límites: decir que no por motivos económicos no debería dar vergüenza. Explicarlo con claridad puede fortalecer la relación.

Chelsea Hodl, asesora financiera de Domain Money, lo resume así: “No deberías endeudarte solo para no quedar mal con alguien. Si son personas que te aprecian, lo entenderán”.

La conversación que evitamos (y deberíamos tener)

Hablar de dinero, especialmente con seres queridos, puede ser emocionalmente delicado. Hay temor a ser juzgado, a quedar como poco comprometido o incluso tacaño. Pero poner límites puede salvar relaciones.

Para Sarah Schreiber, exeditora de revistas de bodas y actual consultora, “los novios deben recordar que sus invitados tienen trabajos diferentes, ingresos distintos, familias, limitaciones de tiempo y contextos que no pueden ignorarse”.

Y es que el costo promedio de asistir a una boda destino puede superar los $2000 —sin incluir regalo—, según la firma de planificación financiera NerdWallet. Y si hablamos de formar parte del cortejo nupcial, ese costo puede duplicarse rápidamente si hay despedida en otra ciudad, outfits temáticos, maquillaje y peluquería profesional, traslados y estadías múltiples.

Si sumamos a eso varias bodas en un mismo año, ¡estamos hablando de una inversión más intensa que unas vacaciones familiares completas!

¿Y si no puedo ir?

No es el fin del mundo. Y no debería ser el fin de una amistad. Como afirma Hargrove: “Aceptar con gracia que alguien no pueda asistir demuestra empatía y evita resentimientos futuros”.

Si no puedes asistir, puedes compensar tu ausencia con un gesto significativo pero sencillo: una carta escrita a mano, una videollamada, una cena después de su regreso o unas flores el día del evento. Los detalles cuentan más cuando hay amor genuino detrás.

¿Qué nos dice esto sobre nuestras prioridades?

Quizás este nuevo enfoque acerca de las bodas nos lleva a una verdad más universal: el cariño no se mide con dinero.

Espero que las futuras parejas puedan planificar sus ceremonias considerando que la presencia física no siempre es una medida del afecto. Y que los invitados puedan respetar sus propios límites sin cargar con culpa. El verdadero amor —en todas sus formas— encuentra caminos para ser celebrado, incluso sin gastos excesivos.

Porque después de todo, una boda dura un día. Pero las relaciones (esperamos) duran toda la vida.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press