Apuestas, escándalos y deporte profesional: una historia que se sigue escribiendo

De los Black Sox a Mizuhara y Jontay Porter: cómo el fantasma del juego ilegal sigue acechando al deporte más de un siglo después

La historia de un problema tan viejo como el deporte mismo

Cuando hablamos de escándalos de apuestas en el deporte, muchos inmediatamente piensan en el caso más infame de todos: el "Black Sox Scandal" de 1919. En ese entonces, ocho jugadores de los Chicago White Sox fueron acusados de amañar la Serie Mundial a cambio de sobornos de apostadores. Aunque un jurado los declaró inocentes penalmente, fueron expulsados del béisbol de por vida por el comisionado Kenesaw Mountain Landis.

Desde entonces, la tentación del dinero fácil que ofrecen las apuestas, tanto legales como ilegales, ha sido una constante amenaza para la integridad del deporte profesional. Desde el béisbol hasta el fútbol, pasando por el baloncesto, el hockey y el rugby, los casos se acumulan con el paso de las décadas, y la pregunta persiste: ¿se puede realmente blindar al deporte de la corrupción que viene de la mano del juego?

Crecimiento del mercado de apuestas y desafíos regulatorios

El fallo de la Corte Suprema de los Estados Unidos en 2018, que invalidó la Ley de Protección de Deportes Profesionales y de Aficionados (PASPA), marcó un antes y un después. Esta decisión permitió a los estados legalizar y regular las apuestas deportivas a su discreción.

Desde entonces, el mercado explotó. Según datos de la American Gaming Association, sólo en 2023 se apostaron más de 119 mil millones de dólares en deportes en Estados Unidos, un aumento del 27% respecto al año anterior. Si bien esto ha traído grandes ingresos fiscales y nuevas oportunidades comerciales, también ha generado nuevos retos en torno a la ética deportiva.

Escándalos recientes: ¿volviendo a los viejos hábitos?

La lista de escándalos que estallaron entre 2019 y 2025 es tan extensa como preocupante. Aquí repasamos los más significativos:

  • Pete Rose: Aunque su caso data de los 80, su exclusión continuaba siendo un símbolo del perjuicio que el juego supone. Finalmente, en 2025, tras nuevas reglas de elegibilidad, se le abrió la puerta a su ingreso al Salón de la Fama.
  • Tim Donaghy: El exárbitro de la NBA fue condenado en 2008 por pasar información a apostadores, incluyendo partidos que él mismo arbitraba.
  • Jontay Porter: En 2024, el alero de los Toronto Raptors fue expulsado de por vida de la NBA por apostar contra su propio equipo y filtrar información médica a terceros.
  • Ippei Mizuhara: Intérprete y mano derecha del astro Shohei Ohtani, Mizuhara robó 17 millones de dólares del jugador nipón para cubrir sus deudas con casas de apuestas ilegales. Fue condenado por fraude bancario y fiscal.
  • Tucupita Marcano, MLB: En 2025, fue vetado de por vida por apostar más de 150 mil dólares en juegos de béisbol, una violación flagrantemente explícita de las normas de MLB.
  • Shane Pinto: Suspensión de 41 partidos por haber apostado, aunque la NHL no encontró pruebas de que lo hiciera en partidos de hockey.

Los deportistas saben las reglas... ¿por qué arriesgan todo?

A pesar de que las normativas son claras, los deportistas siguen cayendo en la misma trampa. ¿Por qué? Las razones son varias:

  1. Normalización del juego: Hoy en día, apostar es tan accesible como abrir una app. Muchos atletas jóvenes han crecido en un entorno donde las apuestas están integradas a la experiencia deportiva.
  2. Desinformación: Algunos creen erróneamente que mientras no apuesten en sus propios partidos, lo demás está permitido. La realidad es que muchas ligas prohíben cualquier tipo de apuesta en su deporte, directa o indirectamente.
  3. Problemas de salud mental: El caso de Calvin Ridley, suspendido en 2022 por la NFL por apostar mientras estaba de baja médica por ansiedad, es un ejemplo paradigmático de la relación entre salud mental y vulnerabilidad al juego.

Apuestas legales ≠ seguridad total

Uno de los argumentos frecuentes a favor de la legalización del juego es que, al estar regulado, se puede controlar mejor. Sin embargo, los casos recientes demuestran que eso no es necesariamente cierto. Plataformas legales conviven con mercados clandestinos, y aún dentro del marco legal, los riesgos persisten.

Por ejemplo, el uso de apuestas en vivo y microapuestas o "prop bets" (como número exacto de lanzamientos o decisiones arbitrales) facilita formas sutiles de amaños difíciles de rastrear pero altamente lucrativas para los apostadores.

Integridad deportiva en la era digital

Las ligas han creado departamentos especializados de monitoreo de integridad, y muchas colaboran con empresas como Sportradar o Genius Sports que analizan patrones irregulares de apuestas que pueden indicar manipulación.

En el caso de Jontay Porter, por ejemplo, la alerta fue generada por patrones sospechosos en apuestas que predecían que él no alcanzaría ciertas marcas estadísticas. ¿La razón? Estaba informando a terceros sobre su estado físico antes del partido.

Del mismo modo, MLB rastreó la actividad de apuestas en dos lanzamientos específicos durante partidos de Luis Ortiz, lo que llevó a su investigación y suspensión.

El caso Mizuhara-Ohtani: traición, vulnerabilidad y falta de controles

Ippei Mizuhara fue durante años el traductor, asistente y prácticamente confidente de Shohei Ohtani. En marzo de 2024, todo salió a la luz: Mizuhara había utilizado sus accesos para robar casi 17 millones de dólares del astro japonés y cubrir sus deudas con apostadores ilegales.

Entre los gastos delictivos hubo desde tarjetas coleccionables de béisbol por $325,000 hasta facturas médicas personales. En ocasiones, Mizuhara incluso se hizo pasar por Ohtani en llamadas con el banco. Una manipulación criminal potenciada por la barrera idiomática y la confianza ciega que Ohtani tenía en él.

Funciones preventivas: ¿están haciendo lo suficiente las ligas?

Desde cursos obligatorios para deportistas hasta acuerdos con plataformas de apuestas que alertan sobre patrones inusuales, las organizaciones deportivas han intensificado sus esfuerzos. La MLB, por ejemplo, tiene un código de juego actualizado y suspensión inmediata como política para infracciones graves.

Más aún, en los casos recientes, la comunicación entre las ligas y las casas de apuestas legales ha sido crucial para detectar comportamientos aberrantes. La NCAA, por su parte, sigue desarrollando su programa de monitoreo de integridad y trabajando con universidades para educar a los atletas.

¿Estamos ante una nueva era o frente a un viejo enemigo con ropa nueva?

Lo cierto es que los escándalos de apuestas nunca se fueron. Simplemente cambiaron de forma. Hoy, en pleno 2025, enfrentamos un desafío más complejo que nunca: el juego está integrado a la experiencia deportiva, anunciado en televisión, omnipresente en internet y perfectamente legal en numerosos estados y países.

Pero, como sociedad, debemos preguntarnos: ¿se puede proteger al deporte mientras el dinero de las apuestas lo financia? El balance entre negocio, entretenimiento e integridad está más frágil que nunca.

Y mientras surgen talentos juveniles como Trey Yesavage liderando a los Blue Jays en la Serie Mundial, la sombra del juego sigue acechando. La historia, al parecer, está muy lejos de terminar.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press