El proyecto fallido de Gotion en Michigan: cuando la geopolítica, la política local y la presión pública colapsan un mega plan industrial
La caída de una prometida fábrica de baterías de $2.36 mil millones en Michigan muestra cómo la desconfianza pública, las tensiones con China y las exigencias ambientales pueden dar al traste con proyectos de desarrollo económico
Una promesa industrial... que se desvaneció
En 2022, el gobierno de Michigan y la empresa Gotion Inc. anunciaron con bombos y platillos la construcción de una fábrica de baterías para vehículos eléctricos valorada en $2.36 mil millones. El proyecto prometía transformar la economía del área de Big Rapids, al norte del estado, con la creación de más de 2,000 empleos y la reactivación del sector manufacturero con tecnología limpia.
Con el respaldo de la gobernadora demócrata Gretchen Whitmer, la Legislatura estatal aprobó $175 millones en incentivos para atraer a este gigante energético con sede en California, pero con matriz en China. Uno de esos incentivos fue una subvención de $50 millones, de los cuales ya se habían desembolsado $23.6 millones.
Sin embargo, apenas dos años más tarde, el sueño se desmoronó. El Estado de Michigan declaró en default a Gotion por violar los términos del acuerdo económico, debido a la ausencia total de actividades sustanciales en el sitio durante un período de más de 120 días. La administración exigió el reembolso inmediato de los fondos públicos.
Una tormenta de factores: medioambiente, seguridad nacional y política local
¿Qué llevó al colapso de este ambicioso proyecto? No fue una única razón, sino una combinación explosiva de factores locales, nacionales e internacionales.
- Oposición comunitaria: En el pequeño Green Charter Township, cientos de residentes se opusieron al proyecto por preocupaciones medioambientales y por el temor a una “invasión china”. En 2023, lograron destituir a cinco funcionarios locales que habían aprobado la llegada de Gotion, uno de los ejemplos más claros de movilización ciudadana en contra de intereses corporativos.
- Preocupaciones sobre seguridad nacional: El congresista republicano John Moolenaar, fuerte crítico de Gotion, alegó vínculos de la empresa con el Partido Comunista Chino y la explotación laboral. Sus esfuerzos culminaron en una legislación que prohíbe a empresas extranjeras como Gotion recibir créditos fiscales del plan de transición energética del presidente Biden.
- Tensiones geopolíticas: Las crecientes tensiones entre China y EE.UU., especialmente en sectores estratégicos como la tecnología verde, pusieron presión sobre los reguladores y gobiernos estatales para no depender de empresas con vínculos chinos.
Entre promesas rotas y demandas millonarias
De acuerdo con el Michigan Economic Development Corporation (MEDC), además del reembolso exigido de $23.6 millones, hay otros $26.4 millones no desembolsados que regresarán automáticamente al Estado.
Los principales documentos de devolución de fondos declararon que la falta de progreso y dos demandas judiciales asociadas al proyecto constituían "efectos materiales adversos", lo cual activa cláusulas contractuales que permiten al Estado dar por terminado el contrato sin consecuencias legales adicionales para el Estado. El plazo otorgado para subsanar el incumplimiento venció el 17 de octubre, sin respuesta por parte de Gotion.
La empresa no ha emitido un comunicado oficial, ignorando múltiples solicitudes de comentarios de medios estatales y nacionales. Mientras tanto, el vacío en Big Rapids constituye un monumento a las promesas incumplidas y a una visión de desarrollo que no supo navegar el laberinto sociopolítico de Estados Unidos en 2024.
Datos rápidos sobre el proyecto perdido
- Inversión anunciada: $2.36 mil millones
- Subvenciones estatales prometidas: $175 millones
- Fondos ya desembolsados: $23.6 millones
- Empleos prometidos: Más de 2,000
- Ubicación: Cercanías de Big Rapids, Michigan
- Situación actual: Proyecto cancelado, fondos reclamados
¿Un fenómeno aislado o tendencia nacional?
Lo ocurrido con Gotion no es un caso aislado. En la última década, múltiples iniciativas industriales chinas en territorio estadounidense han enfrentado oposición por razones que van desde geopolítica hasta soberanía económica o impacto ambiental.
En 2023, por ejemplo, un proyecto similar en Dakota del Norte fue cancelado tras fuertes presiones del gobierno federal debido a la cercanía del sitio a una base aérea militar sensible. También empresas como TikTok han sido víctimas del escrutinio legislativo por sus vínculos con Beijing.
De hecho, un informe del Center for Strategic and International Studies reveló que más del 65% de los acuerdos industriales de empresas chinas en EE.UU. desde 2019 han sido objeto de investigaciones o cancelaciones, principalmente en el sector energético, tecnológico o agrícola.
Michigan: tierra de fabricantes, tierra de tensiones
El colapso del acuerdo con Gotion deja más preguntas que respuestas sobre el futuro económico de Michigan. Tradicionalmente cuna de la industria automotriz estadounidense, el estado lucha por modernizar su modelo industrial y atraer inversiones ligadas a la transición energética.
En una era donde el mercado exige electrificación y sostenibilidad, la relación entre innovación, política y comunidad es cada vez más frágil. ¿Puede Michigan recuperar la confianza de inversionistas extranjeros sin renunciar al escrutinio comunitario? ¿Cómo atraer capital en una economía hiperpolarizada?
Reflexión final: ¿a quién sirve realmente el desarrollo económico?
Más allá de la geopolítica y los tecnicismos legales, este episodio obliga a replantear el significado de desarrollo. ¿Es el crecimiento económico legítimo si las comunidades se sienten excluidas, si hay dudas sobre derechos laborales en la cadena de suministro, o si los beneficios prometidos nunca se materializan?
El caso Gotion debería servir como advertencia para futuros pactos público-privados. Transparencia, participación comunitaria, evaluación ambiental y claridad contractual no deben ser vistos como obstáculos sino como componentes esenciales del éxito.
Mientras tanto, en Green Charter Township, los vecinos celebran lo que consideran una victoria ciudadana. Pero también se preguntan: ¿cuál será el precio real de haber dicho no?
