Elon Musk: el CEO intocable que gana miles de millones mientras el mundo arde

Entre investigaciones federales, promesas no cumplidas y un paquete salarial de un billón de dólares, el fundador de Tesla continúa desafiando las reglas del juego empresarial

Elon Musk, el empresario más polémico y admirado del siglo XXI, ha vuelto a desafiar toda lógica empresarial. Mientras enfrenta investigaciones federales y su empresa Tesla experimenta una reducción en beneficios, los accionistas están a punto de otorgarle un paquete salarial valorado en un billón de dólares. ¿Cómo un CEO puede mantenerse en la cima en medio de la controversia? La respuesta está en su capacidad de vender el futuro incluso cuando el presente cojea.

Una carrera alimentada por el riesgo

La historia de Elon Musk está marcada por decisiones arriesgadas. Desde invertir su fortuna personal para salvar a Tesla en 2008, hasta comprar Twitter por más de $40 mil millones y luego rebautizarla como X, ha demostrado una agresividad empresarial que intimida pero también fascina. En 2023, según Bloomberg Billionaires Index, Musk volvió al primer lugar como el hombre más rico del mundo con una fortuna que superaba los $250 mil millones.

Pero la riqueza no lo protege del escrutinio. Recientemente, Tesla ha estado en el radar de agencias federales de EE.UU. por temas que van desde despidos masivos hasta preocupaciones de seguridad con el software de conducción autónoma. A esto se suma un reciente golpe reputacional: una denuncia por comportamiento agresivo dentro de uno de sus despachos, de la cual salió, literalmente, con un ojo morado.

Paradojas del poder: Musk bajo fuego, pero más rico que nunca

Lo fascinante del caso Musk es que, lejos de sufrir un declive, su riqueza ha crecido. En 2024, la junta de Tesla propuso un paquete de compensación que podría superar el billón de dólares si Musk alcanza ciertas metas estratégicas y de mercado en los próximos 10 años. Entre ellas está el desarrollo de lo que él denomina un “ejército de robots”, una flota de androides que promete revolucionar la industria manufacturera y de servicios.

“El genio de Elon Musk es mantener la atención de los inversores en lo que Tesla podría ser dentro de 5 o 10 años, ignorando los problemas inmediatos”, dijo Garrett Nelson, analista de CFRA Research. Brian Mulberry, de Zacks Investment Management, fue más directo: “Cualquier otro CEO no sobreviviría a esto”.

¿Utopía tecnológica o estrategias de humo?

El “robot humanoide Optimus”, uno de los proyectos clave de Musk, ha sido mostrado en presentaciones espectaculares, pero los críticos argumentan que está lejos de funcionar en escenarios reales. Musk promete capacidades como caminar, tomar objetos, hacer tareas domésticas e incluso replicar movimientos humanos con precisión. Sin embargo, algunos expertos lo tachan de vaporware: tecnología presentada como funcional cuando en realidad sigue en fase de desarrollo primario.

“Hay una diferencia entre mostrar un robot flexionando los dedos y ponerlo a trabajar en una línea de montaje durante ocho horas sin errores”, explicó Cynthia Yeung, especialista en robótica y exdirectora de producto en Google Robotics. La comparación inevitable es con el fiasco del Cybertruck de Tesla, anunciado en 2019 y que aún no ha logrado entregas a gran escala con las funciones prometidas.

Los inversionistas y la fe ciega en Musk

Pese a los altibajos, el mercado sigue creyendo en la visión del magnate sudafricano. El valor bursátil de Tesla continúa alto (aunque con variaciones notables), en parte porque Musk proyecta una figura de vanguardia: el único capaz de enfrentar a los gigantes tecnológicos y, al mismo tiempo, ofrecer soluciones de transporte, energía y ahora robótica e inteligencia artificial.

La paradoja pasa por cómo los inversionistas parecen estar adquiriendo “un boleto al futuro”. No compran el presente de Tesla, sino el futuro que Musk promete. Esto se refuerza con sus empresas paralelas: SpaceX, Neuralink y The Boring Company, que fortalecen su reputación de multivisionario.

Los escándalos y la inmunidad empresarial

Musk también ha demostrado una resistencia atípica a los escándalos. Casos que llevarían a la destitución de cualquier CEO tradicional apenas parecen erosionar su imagen. Desde conflictos laborales y ambientales sobre fábricas de Tesla en Alemania y Estados Unidos, hasta su errático manejo de la red social X, las controversias se acumulan, pero sus acciones siguen siendo valiosas.

Según datos de la Universidad de Harvard, solo un 8% de CEOs que enfrentan investigaciones gubernamentales se mantienen en el cargo al final del proceso. Musk es parte de esa minoría.

Promesas incumplidas vs. visión a largo plazo

Uno de los mayores desafíos para Musk hoy es mantener el equilibrio entre lo prometido y lo entregado. En 2016, prometió que los autos Tesla circularían de manera completamente autónoma en 2018. Para 2025, aún no hay un modelo homologado sin conductor humano. Prometió colonizar Marte en la década de 2020s, pero SpaceX apenas ha terminado las pruebas atmosféricas de su Starship.

Y sin embargo, el culto a Musk no cede. Parte de esto se debe a que, como Steve Jobs en su época, plantea una narrativa que mezcla ciencia ficción y disrupción industrial. Esto despierta una lealtad fervorosa entre consumidores y accionistas. Una encuesta de Pew Research en 2024 indicó que un 42% de los estadounidenses entre 18 y 34 años ve a Musk como una figura “más confiable” que los políticos o los grandes medios.

¿Una burbuja a punto de explotar?

Algunos analistas, sin embargo, advierten que el carisma de Musk podría no ser suficiente en caso de una corrección de mercado. Si los ingresos de Tesla declinan más allá de lo tolerable o si la robótica no avanza como se espera, los inversores podrían dejar de comprar ese “futuro imaginado”. El propio Musk admitió recientemente que “Tesla está y estará en riesgo mientras tratemos de cambiar el mundo”.

Además, el contexto geopolítico añade volatilidad. La guerra en Ucrania, sanciones económicas, competencia china en vehículos eléctricos y nuevas regulaciones sobre IA amenazan los planes globales del imperio Musk.

La figura de un visionario o la última gran ilusión

Elon Musk ya no es meramente un empresario. Es un personaje entre el mito y la hiperrealidad. Para muchos, representa la encarnación del “hombre-tecnología” que transformará el planeta. Para otros, es el reflejo de una sociedad dispuesta a pagar fortunas por promesas aún no cumplidas.

Tal vez no hay una figura más adecuada para resumir la era actual del capitalismo tecnológico: un líder controversial, audaz y resistente a las consecuencias. Un CEO de carne, hueso y Twitter. Alguien que, al parecer, no puede caer… al menos no mientras siga prometiendo el mañana.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press