Letitia James, Rosa Parks y la batalla política por la justicia en EE.UU.
De fiscal a acusada: cómo la justicia, el poder y la historia colisionan en un momento crucial para la democracia estadounidense
Un tablero judicial cargado de política
La fiscal general de Nueva York, Letitia James, enfrenta cargos federales por presunto fraude hipotecario en un caso cuya narrativa se entrelaza inseparablemente con tensiones políticas, rivalidades con el expresidente Donald Trump y una creciente preocupación sobre la instrumentalización de la justicia.
Esta situación no es aislada. Es parte de una serie de procesos judiciales recientes que involucran a figuras que han desafiado directa o indirectamente al expresidente Trump. Paralelamente, este mismo contexto político-judicial se ambienta con desarrollos que, por contraste, ofrecen una mirada a la lucha auténtica por la justicia: como la inauguración de estatuas dedicadas a Rosa Parks y Helen Keller en el Capitolio de Alabama.
¿Fraude hipotecario o represalia política?
Letitia James ha sido una de las más fervientes fiscales contra Donald Trump. Desde el inicio de su mandato en 2019, ha presentado múltiples demandas contra el expresidente y su imperio empresarial, incluyendo la acusación de inflar el valor de sus activos. Tras obtener un veredicto judicial que determinó que Trump había cometido fraude financiero, aunque posteriormente revocado económicamente en apelaciones, James ha sido un blanco constante de ataques por parte del expresidente y su maquinaria afín.
Esta reciente acusación parece tener tintes más de vendetta que de justicia genuina. La fiscal fue inculpada por supuestamente haber hecho una declaración falsa al adquirir una casa en Norfolk, Virginia, que luego alquiló, a pesar de haber declarado inicialmente que sería una vivienda secundaria de uso personal.
De ser cierto, podría interpretarse como una violación a términos hipotecarios, pero el contexto político resulta sospechoso. El cargo fue presentado por Lindsey Halligan, una exabogada personal de Trump, sin experiencia como fiscal federal, quien asumió tras la renuncia forzada del fiscal Erik Siebert, tras resistirse a judicializar el caso contra James.
Instrumentalización de la justicia: una tendencia alarmante
En una democracia saludable, la independencia de la justicia es uno de los pilares fundamentales. Sin embargo, casos como el de James, junto con investigaciones paralelas contra otras figuras demócratas como Adam Schiff y Lisa Cook (miembro de la Reserva Federal), siembran dudas alarmantes sobre la utilización del aparato judicial para atacar adversarios políticos.
La preocupación crece no solo por quiénes son acusados, sino también por cómo se desarrollan los procesos. En el caso de James, su equipo legal ha solicitado al juez que prohíba a la fiscalía compartir información del caso con los medios, luego de revelarse que Halligan discutió el tema con una periodista mediante mensajes cifrados. Este tipo de filtraciones no solo son irregulares legalmente, sino que exacerban la percepción de parcialidad institucional.
Paralelismos históricos: Rosa Parks y el poder del símbolo
Mientras James se enfrenta a un proceso judicial de corte político, al sur del país el Capitolio de Alabama fue escenario de una ceremonia profundamente simbólica: la inauguración de estatuas dedicadas a Rosa Parks y Helen Keller, las primeras figuras femeninas inmortalizadas en los jardines del edificio.
Rosa Parks, considerada la madre del movimiento moderno por los derechos civiles, se hizo inmortal el 1 de diciembre de 1955 al negarse a ceder su asiento en un autobús segregado en Montgomery. Ese acto de desobediencia civil detonó un boicot de más de un año contra el sistema de transporte público, orquestado por figuras como Martin Luther King Jr.
En tiempos en los que la justicia parece ser manipulada según los vientos partidistas, la imagen de Parks —ahora frente al Capitolio de Alabama, justo en la calle donde abordó el famoso autobús— sirve de recordatorio sobre el poder de la resistencia ante sistemas injustos.
Helen Keller: Inclusión y justicia extendida
Junto a Parks, también fue inmortalizada Helen Keller, pionera en la defensa de personas con discapacidades. Keller quedó ciega y sorda a los 19 meses de edad, pero gracias a su mentora Anne Sullivan aprendió a comunicarse, convirtiéndose en escritora, política y activista por los derechos civiles, de género y de personas discapacitadas.
Las palabras de la congresista Laura Hall, impulsora del proyecto que llevó las estatuas a la explanada del Capitolio, resumen la importancia del homenaje: “Que estos monumentos reflejen la historia completa, no solo una versión parcial. Parks y Keller traspasaron barreras y mostraron el modo en que la justicia puede ser revolucionaria”.
Una democracia a prueba: el despliegue controversial de la Guardia Nacional
Una tercera narrativa que intensifica el clima de tensión institucional en EE.UU. es el despliegue masivo de la Guardia Nacional en ciudades manejadas por gobiernos demócratas, como Washington D.C., Chicago, Portland y Memphis. Estas acciones fueron justificadas por Trump como medidas para “restaurar el orden” pese a que el Departamento de Justicia reconocía una baja histórica de la criminalidad en D.C.
Más de 2,300 efectivos patrullaban en la capital bajo una orden ejecutiva que, según sus críticos, fue una forma de imponer régimen de excepción en zonas adversas al poder republicano. Jueces federales han intervenido en múltiples estados para bloquear o cuestionar estas movilizaciones, que en muchos casos exceden las competencias legales tanto estatales como federales.
En palabras del fiscal general de D.C., Brian Schwalb: “Nuestra democracia constitucional nunca será la misma si esta ocupación es permitida”. Representantes legales de la Casa Blanca han calificado los juicios como “maniobras políticas”, mientras que colectivos civiles como el West Virginia Citizen Action Group argumentan que estos despliegues militarizan los espacios urbanos sin base jurídica válida.
¿Justicia o teatro político?
Lo que emerge de todos estos escenarios es una polarización judicial sin precedentes. No se trata solamente de los contenidos legales de los casos, sino del uso político de los mismos. Que figuras de alto perfil como Letitia James, John Bolton, Adam Schiff y Lisa Cook —todos críticos prominentes de Trump— estén enfrentando simultáneamente cargos o investigaciones genera una narrativa preocupante: la justicia podría estar siendo utilizada como arma política.
La historia nos enseña que la justicia verdaderamente transformadora —como la iniciada por Rosa Parks en 1955— no necesita del músculo institucional ni del poder de fuego del Estado. Requiere integridad moral, desobediencia civil cuando se requiere y, sobre todo, un respeto irrestricto a los derechos humanos y las libertades civiles.
Por eso el contraste entre la imagen de una Letitia James siendo llevada ante un tribunal por pugnas políticas, y la erguida figura de Rosa Parks frente al Capitolio de Montgomery, cobra una trascendencia simbólica mayor. No hablamos solo de casos aislados o estatuas; hablamos de qué tipo de justicia aspiramos reivindicar en nuestro tiempo.
