Muerte bajo custodia en Luisiana: El caso de Erie Moore Sr. y la histórica condena a LaSalle Management
Un jurado federal responsabiliza a una empresa privada tras un brutal caso de abuso carcelario con consecuencias mortales
La historia de Erie Moore Sr. es una tragedia que refleja uno de los problemas más profundos y persistentes del sistema penitenciario estadounidense: la violencia, el abandono y la impunidad dentro de las cárceles privatizadas. Este hombre de 57 años, trabajador de un aserradero, sin antecedentes penales, padre de tres hijos y miembro respetado de su comunidad, murió a causa de brutales lesiones en la cabeza que sufrió tras ser arrestado por una falta menor.
Un arresto por "alterar el orden" que terminó en muerte
El 12 de octubre de 2015, Moore fue arrestado en un local de donas en Monroe, Luisiana, por supuestamente alterar el orden público. La policía lo trasladó al Centro Correccional Richwood, un centro de detención gestionado por la empresa privada LaSalle Management Co. Según documentos judiciales, Moore estaba en estado de confusión mental y fue descrito como "agitado y no cooperativo".
Lo que siguió fue una cadena de abusos físicos inaceptables. Durante sus primeras 36 horas en la cárcel, guardias lo rociaron al menos ocho veces con gas pimienta. Imágenes de cámaras de seguridad presentadas como evidencia muestran cómo lo derribaron con violencia y lo levantaron bruscamente por sus extremidades esposadas. En ese proceso, uno de los guardias tropezó, lo que provocó una caída brutal en la que Erie Moore golpeó su cabeza contra el suelo.
Lo ocultaron durante horas sin atención médica
Más allá del impacto inicial, lo más escalofriante es lo que ocurrió después. Moore fue trasladado a una zona sin cámaras de vigilancia y permaneció allí cerca de dos horas, sin recibir atención médica, mientras su estado se deterioraba progresivamente. Cuando finalmente miembros de otra agencia llegaron para transportarlo, lo encontraron inconsciente y sin respuesta.
Fue llevado al hospital en estado de coma y fallecería semanas después. El forense del condado de Ouachita clasificó su muerte como homicidio, al confirmar que falleció por lesiones cerebrales.
Una sentencia histórica: más de 40 millones de dólares
Tras casi una década de lucha legal liderada por sus hijos, recientemente un jurado federal condenó a tres guardias por negligencia, uso excesivo de la fuerza y agresión. La compañía administradora del centro, LaSalle Management, fue hallada culpable de ser directamente responsable de su muerte.
La sentencia ordena pagar 23,25 millones de dólares en daños punitivos y 19,5 millones en compensaciones a los tres hijos adultos de Moore. En total, se trata de una de las indemnizaciones más altas en la historia de Estados Unidos por una muerte bajo custodia.
“Este juicio ha iluminado donde había oscuridad. Ha brindado a nuestra familia verdad, justicia y paz”, dijo Erie Moore Jr., hijo de la víctima.
¿Quiénes son LaSalle Management Co.?
LaSalle Management es una empresa privada que gestiona centros de detención en Luisiana y Texas. Desde 2001 hasta 2019, gestionó las cárceles municipales de Monroe. Actualmente, opera varias instalaciones para el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), incluyendo el centro Richwood, que ahora funciona como centro de detención para inmigrantes.
El perfil de estas organizaciones ha estado en la mira durante años debido a múltiples denuncias de negligencias médicas, violencia institucional y malas condiciones sanitarias. La combinación entre lucrar con la detención y la falta de control estatal ha generado un ambiente en el que los abusos sistemáticos florecen con pocas consecuencias.
La privatización del encarcelamiento: el negocio de la injusticia
No es casualidad que situaciones como la de Erie Moore sucedan, principalmente, en centros de detención privatizados. Según el Sentencing Project, cerca de 8% de los prisioneros en EE. UU. están bajo custodia de prisiones privadas, una cifra que aumenta considerablemente en el ámbito de detención inmigratoria.
Empresas como LaSalle generan ingresos de cientos de millones de dólares anuales. Su modelo de negocio se basa en minimizar costos —entre ellos el personal, la formación de empleados, los servicios médicos y la seguridad— para maximizar beneficios, en detrimento de los derechos humanos.
“La vida de Erie Moore era un regalo para su familia y su comunidad. LaSalle Management Co. la terminó con absoluta indiferencia”, expresó el abogado Max Schoening.
Lo que expone este caso: un espejo del racismo estructural
Erie Moore Sr. era un hombre afroamericano, y su caso tiene mucho en común con muchas docenas, si no cientos, de muertes de personas negras bajo custodia del Estado que nunca llegan a juicio ni reciben justicia alguna. En 2015, año de su muerte, EE. UU. vivía un intenso debate sobre la brutalidad policial, marcado por los asesinatos de Freddie Gray, Sandra Bland y otros.
Sin embargo, como menciona el profesor Jay Aronson, experto en derechos humanos y autor de Death in Custody, “el sistema estadounidense carece de mecanismos estandarizados para detectar, investigar o incluso registrar adecuadamente las muertes en custodia. Está estructuralmente diseñado para ocultarlas”.
En otras palabras, Moore fue una víctima más de un sistema que ordena detenciones sin criterio, normaliza el maltrato y arrincona a sus víctimas tras muros sin cámaras.
¿Dónde está la responsabilidad penal?
A pesar del veredicto histórico, los responsables de la muerte de Moore aún no han sido penalmente imputados. Ninguno de los guardias involucrados enfrenta cargos criminales, algo que indigna no solo a la familia, sino también a los activistas por derechos civiles.
“¿Cómo se puede aceptar que alguien muera dentro de una institución del Estado y nadie enfrente consecuencias legales más allá de una multa millonaria?”, se pregunta Erika Jones, abogada en derechos constitucionales. “El dinero jamás reemplaza la justicia penal”.
¿Hay reformas a la vista?
En los últimos años, se han impulsado movimientos para limitar o eliminar el uso de prisiones privadas en algunos estados como California y Nueva York. Sin embargo, en estados del sur como Luisiana y Texas, su presencia sigue siendo dominante. La reforma carcelaria en EE. UU. es una lucha de evolución lenta y constante oposición legislativa, agudizada por intereses económicos corporativos.
Además, la falta de registros estandarizados y de intervenciones independientes en casos de muerte bajo custodia obstaculiza enormemente la supervisión ciudadana y judicial. El Departamento de Justicia de EE. UU. ha sido frecuentemente criticado por su lentitud, y muchas veces inacción, en investigar estas muertes.
Una victoria aislada, pero significativa
El caso de Erie Moore Sr. representa una excepción valiente dentro del panorama estadounidense. Es una de las pocas veces en que una familia consigue obtener justicia legal, visibilidad mediática y una compensación financiera tras una muerte bajo custodia. Pero también nos deja una pregunta central en el aire: ¿cuántas muertes más como la de Moore no serán jamás conocidas?
Su historia es un recordatorio brutal de que detrás de cada estadística carcelaria existe una persona, una familia, una vida truncada por un sistema injusto. La sentencia obtenida es una victoria histórica, sí, pero sobre todo es un llamado urgente al cambio estructural del sistema de justicia penal estadounidense.
