Pakistán bajo una nube tóxica: entre la modernización y la asfixia

Lahore recurre a cañones anti-smog mientras lucha por respirar en medio de una crisis medioambiental recurrente

Lahore, la segunda ciudad más grande de Pakistán, alguna vez conocida como la “Ciudad de los Jardines”, se ha convertido en un símbolo de la crisis ambiental que enfrentan muchas metrópolis del sur de Asia. Cada invierno, la ciudad experimenta niveles alarmantes de contaminación atmosférica, que afectan directamente la salud de millones de sus habitantes. Este año, las autoridades pakistaníes han lanzado una nueva estrategia: cañones anti-smog.

¿Qué son los cañones anti-smog?

Los cañones anti-smog son dispositivos montados sobre camiones que dispersan niebla fina de agua en el aire. Esta técnica busca atrapar partículas contaminantes suspendidas en la atmósfera —como el polvo, el hollín y otros compuestos dañinos— y hacerlas caer al suelo. La lógica detrás de esta acción es sencilla: al rociar agua en forma de microgotas, se reduce el material particulado en el aire.

En Lahore, 15 de estos dispositivos han sido desplegados por la Agencia de Protección Ambiental de Punjab, según informó su portavoz, Sajid Bashir. El objetivo es mitigar de manera rápida los picos de contaminación que han plagado la ciudad desde principios de noviembre.

Contaminación en Lahore: un enemigo estacional

Lahore aparece con frecuencia en lo más alto del índice de calidad del aire (AQI) como una de las ciudades más contaminadas del mundo. Durante los meses de invierno, una espesa bruma gris cubre la ciudad, reduciendo la visibilidad, interrumpiendo el tráfico aéreo y terrestre, y obligando al cierre de escuelas.

“Nos vemos obligados a mantener a los niños dentro de casa durante días. Tienen molestias en los ojos y en la garganta tras solo minutos en el exterior”, explicó a medios locales Fatima Nasir, madre de tres niños.

El problema se agrava por varias fuentes habituales de contaminación:

  • Emisiones de vehículos diésel y de dos tiempos, muy comunes en el transporte público informal.
  • Humo de fábricas, especialmente aquellas que no han actualizado sus tecnologías de reducción de emisiones.
  • Quema de rastrojos por parte de agricultores en las regiones vecinas.
  • Polvo de obras de construcción, frecuentes por el crecimiento urbano desordenado.

Números que asfixian

Según el portal de calidad del aire IQAir, Lahore superó los 400 puntos de AQI en varios días de noviembre de 2023, cuando el límite recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) es de solo 50. Un estudio publicado en la revista The Lancet en 2021 reveló que la contaminación del aire fue responsable de más de 135,000 muertes prematuras en Pakistán tan solo ese año.

¿Soluciones a largo plazo o parches temporales?

El uso de cañones anti-smog ha sido calificado como un esfuerzo visible pero con cuestionable impacto real. Aunque estos dispositivos disminuyen temporalmente la cantidad de partículas suspendidas, no resuelven las causas estructurales de la contaminación.

En 2022, el gobierno pakistaní ya había intentado otra solución poco ortodoxa: la lluvia artificial. Se introdujeron sustancias en nubes según técnicas similares a las usadas en Dubái, pero la falta de humedad en el aire y la escasez de nubes obstaculizaron el experimento. El resultado fue insignificante.

Estos son remedios cosméticos. Lo que necesitamos es una transición seria hacia energías limpias, transporte público eléctrico e industria regulada”, argumenta Dr. Abid Suleri, economista ambiental del Sustainable Development Policy Institute en Islamabad.

Una ciudad que perdió su verde

Lahore fue llamada en siglos pasados la “Ciudad de los Jardines” por sus numerosas zonas verdes, árboles, parques y jardines construidos durante el Imperio mogol. Uno de los más famosos es el Shalimar Bagh, Patrimonio de la Humanidad según la UNESCO. Hoy, esas áreas han sido reducidas a medida que la expansión urbana consume cada parcela disponible para convertirla en vivienda o desarrollo comercial.

Entre 2008 y 2018, Lahore perdió más del 70% de su cobertura forestal urbana, según un estudio del Departamento de Botánica de la Universidad de Punjab. Esto ha contribuido significativamente al deterioro del aire, ya que los árboles no solo atrapan contaminantes sino que también reducen la temperatura urbana.

Respirar en Lahore: un privilegio desigual

La contaminación afecta a todos, pero no por igual. Las comunidades más marginadas y con menos recursos tienen menos acceso a aire acondicionado, purificadores o atención médica. Mientras tanto, las clases más acomodadas se refugian tras filtros de aire importados y domicilios herméticos, o simplemente se ausentan durante los peores meses del año.

¿Cooperación regional o estancamiento político?

El portavoz de la EPA mencionó que los vientos transfronterizos —procedentes de la vecina India— podrían empeorar la situación. Este es un punto conflictivo, pues los gobiernos de Pakistán e India han intercambiado acusaciones durante años sobre la responsabilidad de la contaminación transfronteriza.

Sin embargo, organizaciones internacionales como Greenpeace y la Iniciativa de Aire Limpio para Asia han señalado que solo una estrategia colaborativa entre India y Pakistán podría reducir de manera efectiva la contaminación en la región del Punjab, que abarca provincias de ambos países.

¿Qué se puede hacer?

Expertos recomiendan una serie de medidas estructurales:

  • Invertir en transporte público eléctrico y ampliado.
  • Establecer controles estrictos sobre industrias altamente contaminantes.
  • Subsidiar tecnologías agrícolas limpias para evitar la quema de rastrojos.
  • Regenerar árboles y espacios verdes en las ciudades y periferias.
  • Implementar políticas de incentivos fiscales a empresas que reduzcan emisiones.

También se resalta la necesidad de educar a la población. “La concienciación ambiental debe estar en los planes escolares desde la primaria”, comenta Farhan Khan, activista ambiental en Lahore.

Una ciudad que clama por un respiro

Lahore representa un espejo para otras megaciudades en crecimiento del mundo en desarrollo: ¿cómo modernizarse sin asfixiarse? De la respuesta a esa pregunta dependerá no solo la calidad de vida de sus actuales residentes, sino también de las próximas generaciones.

Los cañones anti-smog son un paso, pero quienes entonan el himno del progreso deben asegurar que sus ciudades sean lugares en los que sea posible vivir, trabajar y, lo más básico de todo, respirar. Pakistán está a tiempo de decidir si quiere seguir parchando los síntomas o sanar el sistema entero.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press