Zohran Mamdani: El candidato que desafía la ortodoxia pro-Israel en la política de Nueva York

El ascenso de un demócrata socialista musulmán en una ciudad con la mayor población judía fuera de Israel reabre un debate que los políticos han evitado por décadas

¿Quién es Zohran Mamdani y por qué su candidatura está sacudiendo Nueva York?

Zohran Mamdani, actual asambleísta estatal por Queens y candidato a la alcaldía de Nueva York, se ha convertido en una figura clave de la renovación de la política neoyorquina. Con apenas 34 años, este demócrata socialista y firme defensor de los derechos palestinos ha hecho lo impensado: plantarse firmemente como anti-sionista en la capital judía fuera de Israel.

En una ciudad marcada por su histórica alianza con el Estado de Israel, Mamdani no solo ha cuestionado abiertamente la política israelí en Gaza, sino que también ha aclarado que apoyaría la detención de Benjamín Netanyahu si este pusiera un pie en Nueva York, debido a acusaciones de crímenes de guerra.

Mientras sus críticos, como el exgobernador Andrew Cuomo, lo acusan de poner en riesgo la seguridad judía en la ciudad, Mamdani responde asegurando que su lucha no es contra el pueblo judío —ni mucho menos antisemita—, sino contra la opresión y la desigualdad institucionalizadas.

¿Por qué este debate es tan sensible en Nueva York?

La ciudad alberga a más de 1.5 millones de judíos, la mayor población fuera de Israel. Históricamente, los alcaldes han visitado el Estado judío como parte de una especie de rito político. Y, durante mucho tiempo, cuestionar la política israelí equivalía a una sentencia política de muerte.

Pero el auge de Mamdani demuestra que la marea está cambiando. Diversas encuestas indican una transformación en la percepción pública. Un sondeo de Fox News en octubre mostró que el 50% de los votantes registrados en Nueva York simpatizaban más con las causas palestinas, mientras que solo el 44% se alineaba con Israel.

Asimismo, una encuesta de Quinnipiac University reveló que el 41% de los votantes veían sus propias ideas reflejadas en Mamdani, contra un 26% que apoyaba a Cuomo. Una señal clara de que el monopolio ideológico pro-Israel está en jaque.

Un campo minado: entre Netanyahu y el surgimiento de un nuevo paradigma político

Andrew Cuomo apostó su campaña al terreno que él define como “defensa de la seguridad judía”, llegando al punto de unirse al equipo legal del primer ministro israelí Netanyahu en su defensa ante la Corte Penal Internacional.

Sin embargo, esta estrategia no ha calado con fuerza. Muchos neoyorquinos sienten que esta narrativa se utiliza para silenciar voces disidentes y no refleja adecuadamente la diversidad de opiniones dentro de la misma comunidad judía.

“La definición extendida de antisemitismo que incluye ciertas críticas a Israel es sumamente problemática”, señala Alyssa Cass, estratega demócrata. “Se creó una realidad paralela donde cuestionar a Israel era tabú, pero esa realidad ya no existe para una gran parte del electorado.”

La línea entre la crítica y el antisemitismo

Una de las acusaciones más frecuentes contra Mamdani es que su postura frente a Israel alienta el antisemitismo. Grupos como la Anti-Defamation League (ADL) y prominentes rabinos de Brooklyn han manifestado preocupación pública por su posicionamiento.

Sin embargo, Mamdani insiste en distinguir claramente: “Condené los crímenes de guerra de Hamas repetidamente. Eso no implica que deba ser cómplice del genocidio israelí en Gaza”, declaró durante un debate televisado.

“Los neoyorquinos merecen un alcalde que enfrente el antisemitismo con seriedad, no que lo utilice como arma política”, agregó en referencia al uso que hace Cuomo del tema.

La reacción de las élites demócratas

Senadores como Chuck Schumer y Hakeem Jeffries se han negado hasta ahora a respaldar abiertamente a Mamdani, una muestra de las tensiones internas dentro del Partido Demócrata.

“Los aliados dividieron Europa en menos reuniones que las necesarias para decidir si lo apoyan”, ironizó Cass. “Están ignorando la opinión mayoritaria de sus votantes.”

Y es que las élites demócratas se encuentran en una encrucijada. Por un lado, tienen una base electoral joven, diversa y más crítica de Israel. Por otro, muchos de sus donantes más poderosos —como Bill Ackman, gestor de fondos de cobertura— continúan alineados con la ortodoxia pro-Israel.

Del activismo a las urnas: ¿estamos ante un cambio generacional?

Desde las protestas por George Floyd hasta las movilizaciones contra la guerra en Gaza, una nueva generación de votantes ha unido causas como la justicia racial, los derechos humanos y la lucha contra la ocupación militar israelí en un mismo clamor: la coherencia en la defensa de los derechos universales.

Peter Feld, consultor de estrategia progresista, lo resume así: “La consistencia con la que Mamdani ha mantenido su postura frente a Israel ha servido como prueba de autenticidad para los votantes”. En tiempos donde los políticos cambian de opinión al vaivén de las encuestas, eso ha hecho toda la diferencia.

Además, su programa de gobierno aborda problemas urgentes y locales: congelar el costo del alquiler, hacer gratuito el transporte público y reducir el precio del cuidado infantil. “Si gana, no será por Gaza”, dice Feld. “Será por su compromiso con mejorar la vida cotidiana del neoyorquino promedio.”

¿Qué viene después del 5 de noviembre?

Independientemente del resultado, el impacto de Mamdani ya es tangible. “Ha abierto una caja de Pandora en la política demócrata”, asegura Feld. Otros candidatos dentro del partido comienzan a considerar retar a legisladores pro-Israel desde una narrativa más alineada con los valores progresistas contemporáneos.

“Sostener una postura pro-palestina ya no es políticamente suicida”, concluye. “Mamdani ha demostrado que hablar desde la convicción puede ser una fortaleza electoral.”

En una ciudad tan diversa como Nueva York, donde las tensiones identitarias se entrelazan con la política global, podría ser este el primer paso hacia una nueva arquitectura política, donde los principios importen tanto como las alianzas estratégicas. El 5 de noviembre será decisivo, pero el verdadero cambio —de mentalidades y de equilibrios de poder— ya está en marcha.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press