Corrupción en la duela: La nueva cara del crimen organizado en la NBA
Poker amañado, apuestas internas y vínculos con la mafia: el escándalo que sacude al baloncesto profesional
Una bomba en plena apertura de temporada
En una semana en la que los aficionados al baloncesto esperaban enfoques como el debut completo de Victor Wembanyama o una posible redención de los Lakers con LeBron James liderando al equipo, la NBA fue sacudida por un escándalo de proporciones mayúsculas: el arresto del entrenador de los Portland Trail Blazers, Chauncey Billups, el jugador de Miami Heat, Terry Rozier, y el exjugador Damon Jones, todos implicados en tramas ilegales de apuestas que involucran a figuras del crimen organizado.
La conexión con La Cosa Nostra
El Departamento de Justicia de Estados Unidos reveló esta semana una extensa red criminal vinculada a cuatro de las cinco familias mafiosas de Nueva York. En el centro del escándalo, se encuentran partidas de póker de alto nivel, manipuladas con tecnologías avanzadas y ejecutadas por criminales con experiencia, pero también con celebridades de la NBA como gancho para atraer víctimas.
Según la acusación formal, al menos 7 millones de dólares fueron estafados a jugadores incautos atraídos a mesas supuestamente exclusivas en ciudades como Las Vegas, Miami y Nueva York. Lo que parecía ser una experiencia VIP al compartir cartas con atletas famosos resultó ser un elaborado montaje.
Chauncey Billups: De MVP a imputado
Chauncey Billups, campeón con los Detroit Pistons y MVP de las Finales de 2004, es señalado por participar activamente en estas partidas fraudulentas. Él, junto a otros, habría formado parte de una conspiración para amañar las partidas mediante el uso de tecnología no autorizada, como barajadoras automáticas manipuladas, lentes de contacto especiales y cámaras ocultas instaladas en fichas de póker y lámparas de techo.
Los jugadores en la estafa recibían instrucciones en tiempo real desde una base externa. Uno actuaba como "mariscal de campo", haciendo señales discretas —ya sea tocándose el mentón o moviendo fichas negras de cierta manera— para indicar quién debía apostar o retirarse, según lo que sabían del mazo y las cartas de sus oponentes.
Rozier y las apuestas deportivas con información confidencial
Mientras tanto, Terry Rozier enfrenta cargos por conspiración para lavar dinero y fraude electrónico. Su papel, según los documentos judiciales, fue utilizar información privilegiada sobre lesiones y rotaciones de jugadores en juegos reales de la NBA, para beneficiar a apostadores específicos.
Un informe del FBI establece que Rozier compartía detalles antes de que se hicieran públicos, lo que les daba una ventaja competitiva en plataformas como FanDuel y DraftKings. Esta práctica viola no sólo los términos de la liga, sino leyes federales de comercio y uso indebido de información privada.
El rol de Damon Jones: en ambas esferas
Damon Jones, exjugador y exentrenador asistente en equipos como Cleveland Cavaliers, está acusado de ser un puente entre ambas esferas criminales: participaba en las partidas amañadas además de colaborar con Rozier en el uso de datos confidenciales. Para las autoridades, Jones fue clave en facilitar las conexiones y asegurar que las maniobras pasaran desapercibidas.
El propio Damon Jones declaró en una llamada interceptada por la policía que "esto es sólo el comienzo, lo grande viene en playoffs". La frase ahora figura como una prueba en su contra.
La mafia nunca se fue
Este escándalo también sirve para ilustrar la evolución del crimen organizado en Estados Unidos. Lejos de la imagen glamorosa y violenta de películas como "El Padrino" o "Buenos Muchachos", la actual Cosa Nostra es más discreta, adaptada a los tiempos digitales y mucho menos visible. Pero sigue siendo igual de efectiva.
Como declaró Mitchell Epner, exfiscal federal: "La mafia no desapareció, sólo se acomodó a las herramientas modernas. Ya no es tu abuela la que lava dinero con una lavandería, es tu agente deportivo con criptomonedas y apuestas en línea".
El renacer de las apuestas: un negocio legal y problemático
Desde la sentencia del Tribunal Supremo en 2018 que derribó la prohibición federal de las apuestas deportivas, el cambio ha sido exponencial. Actualmente, 38 estados han legalizado algún tipo de apuestas deportivas, generando más de $10 mil millones en ingresos en los primeros tres trimestres de este año, según la American Gaming Association.
Sin embargo, este florecimiento legal ha abierto nuevas puertas a grafías criminales que se adaptan al marco digital. Plataformas como DraftKings han invertido cientos de millones en publicidad y asociaciones con ligas deportivas, incluyendo la NBA. Irónicamente, es dentro de la propia NBA donde ahora brota un escándalo con profundas implicaciones.
Una encuesta del Pew Research Center reveló que 4 de cada 10 adultos en Estados Unidos creen que la legalización de apuestas ha sido perjudicial para la sociedad y el deporte.
El legado de tramas oscuras en el deporte
El deporte profesional estadounidense tiene vieja historia con las apuestas ilegales. Desde el escándalo de los Chicago White Sox en 1919 por arreglar la Serie Mundial, pasando por el caso del árbitro de la NBA Tim Donaghy en 2008, hasta jugadores suspendidos en la NFL por apuestas, los nexos entre el deporte y las apuestas han sido siempre una zona gris.
Pero nunca antes se había visto a la mafia tan metida nuevamente en la élite del deporte y al mismo tiempo operando con tecnología de punta. Ese es el verdadero rostro de este nuevo escándalo y su gravedad.
Un escándalo que puede redibujar las reglas del juego
La NBA tendrá que responder más allá de investigar a los involucrados. La liga ha apostado por las casas de apuestas como socio comercial, y ahora enfrenta la creciente preocupación pública sobre qué tan vulnerables están los partidos y sus protagonistas.
El entrenador de los Indiana Pacers, Rick Carlisle, comentó en una rueda de prensa: “El mundo ha cambiado mucho con la aparición de las apuestas legalizadas. Pero debemos garantizar que nuestra liga permanezca como un reflejo de la integridad y la competición justa”.
El caso aún está en proceso judicial, pero se prevé que al menos 20 de los 31 acusados declaren no culpables. Aun así, el daño reputacional está hecho. Y el eco de este escándalo resonará por años mientras la NBA lucha por preservar su imagen en una era donde la línea entre deporte, negocio y delito es cada vez más difusa.
¿Qué sigue para Billups, Rozier y Jones?
De ser encontrados culpables, las penas podrían alcanzar más de 20 años de prisión en los casos más graves. Las acusaciones incluyen fraude electrónico, lavado de dinero y conspiración con estructuras criminales.
La NBA, por su parte, no ha emitido una suspensión oficial, pero fuentes internas aseguran que las investigaciones internas van por buen camino. La liga se enfrenta a una crisis sin precedentes en su historia reciente. Y tanto los jugadores, como las casas de apuestas, como los fanáticos tendrán que elegir: juego limpio o ganancias manchadas de crimen.
