Gambling, NBA y Escándalo: La Delgada Línea Entre el Juego Permitido y la Corrupción

El arresto de Chauncey Billups y Terry Rozier pone en jaque a la NBA y reabre el debate sobre la legalización de las apuestas deportivas

La NBA y su relación compleja con las apuestas deportivas

En pleno arranque de temporada, la NBA vive uno de los capítulos más polémicos e inesperados de su historia reciente. El entrenador de los Portland Trail Blazers, Chauncey Billups, y el escolta de Miami Heat, Terry Rozier, fueron arrestados junto a más de 30 personas, acusados de delitos relacionados con apuestas ilegales y fraude vinculados al crimen organizado. Este hecho no solo sacude la imagen de una liga que presume integridad, sino que reabre un debate fundamental sobre hasta dónde puede una liga de élite coquetear con el negocio multimillonario de las apuestas sin mancillar su esencia deportiva.

El auge de las apuestas legales en EE. UU.

Desde que en 2018 el Tribunal Supremo de EE. UU. anuló la prohibición federal de las apuestas deportivas —específicamente la Ley de Protección del Deporte Profesional y Amateur (PASPA)—, el mercado ha explotado de forma exponencial. Actualmente, 38 estados permiten algún tipo de apuesta deportiva, y se espera que Missouri se una pronto a esa lista. La industria legal de apuestas registró ingresos por más de 96 mil millones de dólares en 2023, según la American Gaming Association.

La NBA no ha estado al margen de este fenómeno. Sus acuerdos oficiales con operadores como FanDuel y DraftKings han ayudado a que el "engagement" de los fans llegue a niveles sin precedentes. Desde análisis en tiempo real hasta secciones oficiales en su sitio web como NBABet, el básquet profesional estadounidense ha abrazado esta nueva realidad, aunque no sin contradicciones de fondo.

El escándalo Billups-Rozier: ¿la NBA al borde del abismo?

Lo que al inicio parecía otro entrenamiento rutinario de ética para los Indiana Pacers terminó en estruendo mediático. Rick Carlisle, entrenador del equipo de Indiana, detalló que justo esta semana habían recibido la tradicional charla sobre las reglas de conducta respecto a las apuestas: permitido ir a casinos, permitido apostar en deportes fuera del baloncesto, prohibido apostar en la NBA.

Solo un día después, se supo que Chauncey Billups había sido arrestado bajo acusaciones de participar en un esquema de póker amañado que desvió más de 7 millones de dólares y que estaba conectado con tres familias mafiosas. En paralelo, Rozier fue detenido en Orlando acusado de filtrar información privilegiada sobre un partido de la temporada 2023 en el que planeaba jugar pocos minutos, lo cual provocó que se ganaran más de $200,000 en apuestas de tipo "prop bet" (apuestas sobre estadísticas individuales).

El fantasma del amaño regresa

Este escándalo recuerda inevitablemente el mayor caso de amaño de partidos en la NBA: el de Tim Donaghy, ex árbitro condenado en 2007 por influir en partidos en los que tenía intereses de apuestas. Aunque la NBA ha reforzado sus sistemas de vigilancia —tecnologías de detección de patrones anómalos en las apuestas, auditorías independientes, y protocolos de entrenamiento anual—, el caso Billups-Rozier demuestra que la naturaleza humana y las grietas del sistema siguen presentes.

"Es un día impactante", dijo Carlisle, quien intentó sin éxito comunicarse con Billups para brindarle apoyo. "Esta es una situación muy seria". Y no ha sido el único en levantar la voz. Steve Kerr, entrenador de Golden State Warriors, también denunció el creciente nivel de acoso que sufren jugadores por parte de apostadores. "Recibimos amenazas por redes sociales porque alguien perdió su parlay... Esto deshumaniza a nuestros jugadores", expresó.

Legalización vs. corrupción: ¿Dónde está el límite?

La ironía de este escándalo radica en que, años atrás, la propia NBA pidió regularizar las apuestas para combatir el mercado negro. En 2014, el comisionado Adam Silver escribió en The New York Times: "La práctica ilegal de apostar en juegos está fuera de control. Necesitamos una regulación federal que garantice integridad". Aquel artículo fue el preludio del actual ecosistema multimillonario de apuestas legales.

Sin embargo, este nuevo orden ha generado nuevas tensiones. FanDuel y DraftKings ofrecen miles de apuestas en cada encuentro: rebotes del segundo cuarto, triples fallados por un suplente o si un equipo gana por más de cierto margen en el tercer periodo. Este nivel de fragmentación crea un contexto perfecto para la manipulación, especialmente entre jugadores con minutos limitados o entrenadores que conocen los planes tácticos al detalle.

La NBA responde, pero ¿es suficiente?

En un comunicado oficial, la NBA declaró que se toma estas acusaciones con "la máxima seriedad" y que la integridad del juego es su prioridad absoluta. Billups y Rozier ya fueron puestos en licencia administrativa, y se iniciarán investigaciones internas paralelas a las federales.

En julio pasado, Silver ya había anticipado sus temores: "Estoy muy preocupado si hay alguna actividad ilegal en nuestra liga. Pero como en los mercados financieros, no cerramos la bolsa porque existan casos de insider trading. Lo importante es tener medios para detectarlos".

No obstante, esa analogía también deja entrever riesgos. Tal como los mercados financieros requieren organismos reguladores independientes, ¿debería la NBA tener una división completamente autónoma del negocio donde se fiscalice la transparencia con total independencia?

Repercusiones sobre los equipos: hermanos, compañeros y vergüenza colectiva

El escándalo ha resonado con fuerza en varios planteles. El hermano de Billups, Rodney Billups, hoy es asistente técnico en los Denver Nuggets. El equipo no olvida la tragedia PR más reciente: Jontay Porter, hermano del alero estrella Michael Porter Jr., fue expulsado de por vida de la NBA este año por divulgar información a apostadores y apostar contra su propio equipo, los Toronto Raptors.

"No queremos empezar una nueva temporada así", lamentó David Adelman, entrenador de Denver. De hecho, este caso podría desembocar en sanciones sin precedentes, especialmente si se confirman los vínculos con el crimen organizado.

¿Hacia dónde va la NBA?

La liga enfrenta un dilema que podría marcar su futuro. ¿Podrá equilibrar su creciente dependencia del patrocinio de las apuestas legales con un sistema efectivo de integridad? ¿O será víctima de su propio éxito en este terreno?

Lo cierto es que el escándalo actual podría ser apenas la punta del iceberg. Con la tecnología avanzada detrás de las casas de apuestas y el peso millonario del negocio, cada movimiento fuera de lugar deja una huella: cada segundo desperdiciado en cancha, cada sustitución inesperada, cada falta cometida puede tener lecturas fuera del contexto deportivo.

Billups y Rozier son ahora rostros visibles de un conflicto más profundo. Uno que se da entre el espíritu competitivo del deporte y las infinitas posibilidades estadísticas que ofrece a la industria del juego. La NBA, y sus aficionados, deberán preguntarse si es posible disfrutar del producto sin perder la confianza en su autenticidad.

Y tal vez, más difícil aún: ¿pueden los jugadores resistir la tentación cuando las apuestas son parte del espectáculo, están promovidas desde la liga, y los millones están sobre la mesa?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press