Orgullo, política y miedo: el debate sobre juventudes trans en Virginia a las puertas de las elecciones

Mientras se celebra el festival Southwest Virginia Pride con alegría, crece la preocupación por los discursos políticos que colocan a la comunidad trans en el centro del debate electoral

Un festival de orgullo en medio de tensiones políticas

En Salem, Virginia, un colorido festival LGBT+ congregó a personas de toda la región para celebrar el orgullo y la diversidad sexual en una zona profundamente conservadora. Lo que para muchos fue una jornada de celebración, para René Harvey y su esposa comenzó con un sentimiento de inquietud. "Es aterrador hacia dónde nos dirigimos", dijo Harvey, quien reconoce que sigue de cerca las noticias y teme por el aumento de la violencia y el odio político hacia personas LGBTQ+.

Este evento, sin embargo, transcurrió sin incidentes. Las personas fueron amables, los visitantes sonrientes, y los debates nacionales sobre políticas trans parecían lejanos. Pero en realidad, estas preocupaciones están también presentes en Virginia, donde las elecciones para gobernador se acercan, y con ellas, los discursos más polarizados sobre la identidad de género de la juventud.

Elecciones marcadas por una agenda cultural

Winsome Earle-Sears, candidata republicana a la gobernación, ha hecho de los derechos de los jóvenes trans uno de los ejes de su campaña. Ha declarado que las chicas trans no deberían usar baños femeninos ni competir en deportes femeninos. En el otro extremo, su oponente, Abigail Spanberger, ha evitado involucrarse directamente en el tema, limitándose a sostener que las decisiones escolares deben quedarse en el ámbito local.

No obstante, el tema está presente en miles de hogares y escuelas. Datos de AdImpact indican que Earle-Sears ha invertido aproximadamente un millón de dólares en publicidad en el área de Roanoke, mientras que Spanberger ha invertido poco más de 400,000 dólares. Los comerciales alimentan posiciones extremas: uno de los anuncios de Earle-Sears acusa a Spanberger de permitir que "niños compartan vestuarios con niñas pequeñas" y que los menores cambien de género sin informar a sus padres. Spanberger, por su parte, ha usado anuncios que llaman a "sacar la política de las escuelas y confiar en los padres".

La otra realidad: trans en el día a día

Jacey Clay, una mujer trans y miembro de la junta que organizó el festival de orgullo en Salem, expresó que la imagen que los políticos ofrecen de la comunidad trans está completamente desconectada de la realidad. Clay afirma que su experiencia diaria es de respeto y acompañamiento. "Nunca he tenido una mala experiencia con la gente en el condado de Patrick", aseguró. "Solo veo miedo hacia las personas trans en espacios digitales como Reddit".

Lo mismo ocurre con Dolly Davis, otra mujer trans de Roanoke, quien recibió abrazos y saludos durante todo el evento. "Nuestra comunidad es unida", declaró, aunque admite que ciertos comentarios políticos la afectan: "Contratamos a estos políticos para que trabajen para nosotros. Pero en el trabajo, dicen estas mentiras políticas para atacarnos".

El miedo racional de vivir visible

René Harvey confiesa que, de asistir a una futura celebración del orgullo, consideraría portar un arma oculta —si la ley lo permite—, como medida de seguridad. "Solo para tener paz mental", agregó.

Esta declaración no refleja paranoia, sino la atmosfera política que rodea a las personas LGBTQ+ en una región donde Donald Trump ganó por 19 puntos sobre Kamala Harris en 2020, y donde el candidato republicano al Senado superó al demócrata Tim Kaine en 13 puntos.

Estas cifras explican la estrategia conservadora de apelar a temas culturales profundamente arraigados en zonas rurales donde la diversidad suele verse desde una óptica distinta o con sospecha.

El auge del discurso anti-trans en campañas

No es exclusivo de Virginia. En la elección de 2024, el 50% del electorado del estado dijo que el apoyo a los derechos trans ha ido ‘demasiado lejos’, según una encuesta de AP VoteCast. A nivel nacional, los números eran similares, lo que revela una tendencia marcada: los temas trans se están usando para dividir a votantes más que para resolver problemas reales.

Donald Trump aprovechó esto durante su campaña, calificando a su oponente con burlas como “Kamala is for they/them; Trump is for you”. Bajo esa lógica, muchos candidatos republicanos han decidido seguir esa misma línea política al abordar temas educativos, deportivos e incluso de acceso sanitario.

Miedo entre familias conservadoras

En Fairfax, una zona demócrata al norte del estado, se llevó a cabo una asamblea organizada por Moms for Liberty en la que varias madres expresaron su rechazo a los derechos de los jóvenes trans en las escuelas. Una de ellas dijo que su hija evitaba ir al baño en la escuela porque había una alumna trans. Otro padre comentó que su hijo de secundaria estaba “completamente mortificado” por compartir vestuario con una joven trans.

Earle-Sears y John Reid, candidato republicano a vicegobernador (quien es abiertamente gay), participaron en el evento reafirmando su postura de intervenir en temas escolares. Reid, en tono triunfante, fue ovacionado al afirmar: “No eres un intolerante por decir que los niños deben estar en un baño y las niñas en otro”.

Estas declaraciones han alarmado a personas como Sarah Goodman, docente de inglés que abandonó su trabajo por las presiones políticas anti-LGBTQ que sentía. Goodman, presente también en el evento del orgullo, confesó: “Todo esto depende de adultos intolerantes, no de los niños”.

Más allá de las urnas: ¿qué está en juego?

Aunque la gobernación estará en disputa entre dos mujeres —lo cual sería un hito para Virginia—, este podría ser también un momento decisivo para la comunidad trans. Lo que sucede en los pasillos de las escuelas, los equipos deportivos y los baños escolares puede depender de la dirección que tomen los votantes en estas elecciones. Tanto el contenido de sus decisiones como la forma en que los medios y políticos tratan la temática afecta directamente la vida cotidiana de miles de adolescentes que solo quieren ser ellos mismos.

En un país donde 1 de cada 8 personas depende del programa SNAP para alimentación básica, según el U.S. Department of Agriculture, los debates sobre identidad de género se han utilizado como arma electoral, mientras muchos problemas estructurales quedan en segundo plano.

Mientras tanto, festivales como el de Salem continúan sirviendo de refugio y celebración para quienes enfrentan el ruido político con esperanza, color y unión comunitaria.

¿Qué sigue para Virginia?

La campaña se intensificará aún más en los próximos días. Lo que ocurra en Virginia podría anticipar el tono de las próximas presidenciales o incluso marcar una pauta sobre hasta qué punto los ciudadanos seguirán tolerando que las identidades se utilizen como campos de batalla en guerras culturales.

René Harvey resume bien este sentimiento: “Es aterrador, pero también sabemos que, en comunidad, somos más fuertes”. Y quizá, ese sea el verdadero mensaje del orgullo: resistir, existir y celebrar a pesar del miedo.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press